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Sintiéndote mal, al menos puedes refugiarte en la tristeza. Pero si te quedas vacío, estás perdido.
Y alzo el vaso, más vacío que yo, lo elevo hacia el cielo cantando el coro de una canción de Lana Del Rey.

-Bájale un poco al alcohol que no es porque te hagas mierda, sino porque ya viene quedando poco. –alguien que no alcanzo a ver me quita la botella de Vodka.

“¿Y mi celular?” pienso vagamente.
Eduard, mi mejor amigo está cerca de la barra, hablándole a alguien que no conozco al odio. Me acerco lo suficiente y consigo preguntarle por mi teléfono pero no lo ha visto.

-Hey, Claudia.

Es Ramón, el anfitrión de la fiesta. Salí con él un par de veces en la secundaria. Cabe destacar que está irrevocablemente enamorado de mí. Y más buenmozo por cierto, vaya que ha cambiado.

-¿Cómo vas? –lleva una botella en la mano y llena mi vaso que estaba vacío.
-¿Habrás visto mi celular Mon? (no le gustaba que lo llamaran por su nombre completo) ¿Todavía prefieres que te llamen…?
-Sí, todavía Cucu. –sonríe mostrando su dentadura de caballo.

Y lo buenmozo se le ha desaparecido casi que por completo. “Cucu” era el apodo que me tenían por aquellos tiempos. ¡Qué vergüenza!

-¿Quieres bailar? Veo a Eduard muy entretenido con Eloísa.

¿Eloísa? con que es ella. Rápidamente hago una lista en mi cabeza con notas sobre las qué reclamarle a Eduard luego.

-Yo… -mi trasero está vibrando- ¡Por Dios! Ha estado conmigo todo el tiempo.
-¿Qué cosa? –pregunta desinteresado echándole los ojos a la morena que lo acaba de tropezar.
-Mi celular. Discúlpame Mon, voy antes al baño. –y salgo disparada.

Mi vacío aumenta con creces cuando veo que es Mamá la que me acaba de escribir. Me encierro rápidamente en un cubículo del baño y miro los últimos mensajes de Alexander, mi intento de relación de los últimos 5 años.

Te molestas porque te digo la verdad, pensaba que eras más madura que eso.
25 de feb 12:04 A.M.

Yo no te he pedido nada a cambio más que amor y afecto, o déjame como mentiroso. Tienes que aceptar las cosas tal y como son.
24 de feb 11:58 P.M.

Está sonando una canción de Rihanna cuando decido volver a la fiesta. Ramón debe estar por ahí con la morena porque no logro ver su pelo rojo por ningún lugar. Y con lo tanto que me gusta está canción. "Oh na na, what's my name?" Y sin poder aguantarlo por más tiempo, mis caderas se comienzan a menear al ritmo de la canción. Soy la única chica bailando sin pareja en un radio de 50 metros.

No sé que he estado tomando, pero la bebida que me ha servido Mon me deja mal sabor. Cuando toca mi turno en la barra me hago con un coctel de frutas, pido que le pongan poco alcohol. Y Mientras tanto, en el mismo lugar de la barra, Eduard no se despega de la boca de Eloísa.

Debería haber una norma sobre lo que pueden y no deben hacer los mejores amigos en tu presencia: lamer la nariz de alguien por ejemplo. ¡Traidor! Eloísa era mi archienemiga en la secundaria.

Mi nalga derecha vibra. Es un mensaje de Alex.

Estoy afuera.
25 de feb 02:15 A.M.

En cualquier momento me voy a caer, siento las piernas de gelatina.
Rápidamente le respondo.

Voy enseguida.
25 de feb 02:16 A.M.

Y ahí está él, arrecostado sobre la puerta del copilo de su Jeep. Lleva unos vaqueros ajustados y una franelilla blanca muy pegada al cuerpo. Mi ex.

-He venido a llevarte a casa Claudia.
-Estoy con Ed, no te preocupes. -respondo despacio intentando no parecer demasiado impresionada.
-Pues Eduard me ha dicho que Ramón te ha estado coqueteando. -hay odio en su mirada.

¡Inaceptable! Doblemente traidor. ¿Con qué derecho? Se supone que Eduard es mi mejor amigo y debería actuar de mi parte. Escribo otra nota a la lista y la subrayo mentalmente en color rojo.

-Sólo me ha invitado a bailar. Y antes de que digas algo, no ha pasado. -digo despacio las últimas palabras y agrego: Aun.
Él sonríe.
-Ven y súbete al auto. -dice muy sereno. Demasiado.
-No. -respondo desafiante.

Media hora más tarde estoy en la cama de un hotel con él. Su poder de convicción no juega y resulta muy difícil no prestarle toda mi atención.

-Son las 4:30 de la mañana Claudia.
-Quede regresar con Eduard. Además no lleva copia de la llave del apartamento.
-No volverás a esa fiesta. -dice dominante.

Hora y media después estoy en la fiesta de nuevo. Si algo tiene esta relación (no relación) es que termino haciendo lo que él dice y él termina haciendo lo que yo le digo. Parece justo.

La mayoría de las personas ya se han ido, incluyendo a Eduard. Ramón se está besando con la morena cuando me acerco a la barra a preguntar por mi mejor amigo.

-Disculpe señor, ¿hace mucho que se fue el rubio que estaba tragándose a una zorra aquí?
El señor sonríe y al instante se le borran 20 años de encima.
-Tendrán menos de media hora que se habrán ido.
Escribo otra nota mental para Eduard y esta vez en mayúsculas.
-Creo que se fue a casa de Eloísa.
Ramón se ha despegado de la morena.
-¡Diablos! ¿Me das el número de un taxi? -donde sea que este Eduard no me voy a quedar aquí a esperar.
-Yo te puedo llevar.

La morena, un amigo de Ramón y yo, vamos apretados en su Chevrolet de cabina simple.
Un rato más tarde sólo quedamos él y yo.

-¿A dónde fuiste? -pregunta rompiendo el silencio.
Se ha dado cuenta.
-Estaba con Alex.
-Vaya, ¿siguen juntos?
¿Y a él que le importa? La verdad ni si quiera yo lo tengo claro.
-No lo sé. –respondo en un susurro.
Y parece satisfecho con mi respuesta.