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Ingresé a la capilla ardiente en el preciso momento en que la Flora limpiaba la frente de Giselle con un viejo pañuelo y, remedando a una idishe mame, lloraba preguntándose porqué a ella, porqué. De entre las puntillas de la mortaja del féretro asomaba el rostro anguloso. Después de 28 días de agonía, la piel reseca y oscura le deba el aspecto de un E.T., pensé sonrojándome,.El carmín de los labios y el azul de los párpados acentuaba el espanto de esa cara que ya no era de este mundo. Dos taxi boys custodiaban a la Flora mientras sobaban sus espaldas en un intento de caricia, la Romina y su metro ochenta sin tacos, permanecía parada junto al cajón y se cubría los ojos con una de sus manos. De fondo, Celine Dión cantaba All By Myself aumentando la carga dramática de la puesta en escena.
Las versiones no eran coincidentes, la más reiterada hablaba de dos hombres jóvenes y una menor. Parece que habían ido a buscar a la Leo, y Giselle, que para esa hora estaba falopeada y con unas cuantas copas de licor de café encima, les salió al cruce. El más joven de los hombres le estrelló la llave cruz en medio de la cabeza. Dicen que la Leo rajó y fue la Eliana quien se hizo cargo de todo, hasta de putear a los canas que no querían ayudarla por lo del HIV. Ella sola la subió al remise para llevarla hasta el San Martín.
Cuatro semanas de siete días cada una es mucho tiempo para quien espera, le susurra alguien a Sonia mientras acaricia la mano inerte de su hermana en la sala de terapia intensiva. Infección intrahospitalaria, meningococos, secuelas son palabras que ya forman parte de su vocabulario habitual. Su corazón recorrió el camino desde la desesperanza hasta los leves indicios de recuperación para luego emprender el regreso; a pesar de todo le habla siempre le habla, y le cuenta de sus sobrinos, y de los adelantos en la casa, y de que pronto van a conocer al padre.
La muerte de Giselle nos movilizó dejando al descubierto una intrincada red solidaria de los que menos tiene, una comunión en el dolor aunque ya le habían saqueado la pieza a las dos semanas del incidente.
Sólo conozco la historia fragmentada, primero el padre que se tomó el raje, después la madre, entonces vinieron los hogares sustitutos, una hermana madrecita, hogares de transito y al final la calle. No se cuando se hizo puto, tampoco creo que sea importante, Sonia me contó que se enteró del implante de las tetas cuando le fue a presentar a su novio, había que verle la cara de asombro que reproducía mientras lo contaba: lo había llevado a conocer a su hermano.
Hoy Giselle es historia, páginas amarillas de un diario, sólo queda el desasosiego, el llanto de la Flora y los veinte mangos que trajo Diana apurando un pete para llegar a tiempo al velorio.

Texto agregado el 23-08-2004, y leído por 225 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
17-08-2005 Muy bien expresada la historia, y los personajes bien delineados. Sin sutilezas hipócritas la descripción tajante, clara, de personajes controvertidos pero auténticos. Vale, por la historia, estrellas... tobegio
16-03-2005 Relato fuerte, plasma la realidad de una parte de nuestra sociedad. marimar
 
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