Tu partida


A tu memoria


Un presentimiento, una ausencia, un desencuentro,
el recuerdo de algún amigo que te ha traído a su memoria.
Y te pienso enredada a tu sombra
en el recoveco de tu pecho, asida a ti,
soterrada en el lugar más recóndito de tu savia.
Mi cuerpo ha quedado infinita y profundamente solo,
con el amargo sabor del desamparo.
Ya no estás, ya no miraré el ámbar de tus ojos tristes,
ni la melancolía de tus últimos días.
Has partido a ese viaje interminable y sin retorno,
sin despedirte de mí ante el último llamado.
Ya no me veré reflejada en el infinito instante
en que tus pájaros cubrían con su manto mi propia luz,
fuente de esperanza de este amor inacabado e imperfecto.
Escucho tu voz que clama en el silencio para siempre
y te lloro a solas al saberte mudo,
sin palabras de amor para mí,
para esta grieta que se ahonda en el abismo que ahora vivo.
Estás lejos y en este interludio
eres paloma oscura, cristal incandescente, lluvia marina.
Me dueles en todas las tardes grises
que rocían sus lágrimas sobre mi rostro
y que no me dejan ver el horizonte ni el futuro.
¿Dónde está el trigo y la luz divina de tus ansías?