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Inicio / Cuenteros Locales / curiche / El huaso Raymundo y su ahijado Emeterio El Bautizo, 8° capitulo

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El bautizo.

Tiquitiqui ti
Dijo la perdiz.

Raymundo conversó con la doña para comprarle un par de corderos, puso con mejor pienso a un chancho que tenía por ahí en una crianza en medias con otro campesino, varias gallinas fueron notificadas su futuro de cazuela, el gallo escapó por castizo, papas cebollas y tomates habían en la huerta, vino blanco pipeño se encargó, chicha aun queda en los alrededores, el traje de huaso se limpió ya que su dueño dijo qué, de huaso bautizaría al Emeterio, éste último andaba contento, reclamó un poco cuando le dijeron le llevarían a cortarse el cabello y que el sábado venidero sería la cosa, y que para ello tendría que bañarse un buen rato, que lo remojarían en jaboncillo pa soltar todos los piñenes y que quedaría blanquito de limpio.
La ceremonia sería en la cancha de fútbol del fundo, el cura Roger, dejaría un espacio para bautizar al Emeterio, así que cuando llegó la hora, estaba casi todo el fundo, si hasta el francés se fue a dar una vuelta, de regalo le llevaba tres pavos, “para la cazuela del domingo” dijo que era su regalo ya que la doña por el aprecio que le tenía al Ray, no le cobraría los corderos.
El Emeterio, primero estaba feliz, con el paso de los minutos se comenzó a incomodar, la razón, poca costumbre de usar camisa abrochada ya que casi siempre le faltaban botones que quedaban colgando de alguna rama, y lo de los zapatos nuevos, siempre fue su peor tortura, más estos que parecían estaquillados, las mechas tiesas comenzaban a erizarse, no había gomina que los sujetara, ya algo le comía la guata, “este chiquillo parece que tiene piduyes” que no se está quieto, eso lo dijo la Rosa chica.
El párroco, habló lindo, de la seriedad del bautismo, de que lo bueno es que sea cuando la persona tenga uso de razón, por que con este sacramento, se ingresa por la puerta ancha del cristianismo, y que por ello debe ser con convicción por que algún día puede arrepentirse y participar de algún otro credo, que debe ser para toda la vida, sentenció las responsabilidades de los padrinos, algo dijo de Raymundo y la Rosa y finalmente oleó al Emeterio, con ello dio por finalizada la ceremonia y la misa; la Rosa madrina, invitó al cura a la casa a celebrar, éste dijo que la doña lo había invitado a conversar y luego de ello pasaría por la casa de los padrinos.
En casa de los padrinos quedaron algunas mujeres que prepararon las cazuelas, pa todos los gustos, una de las gallinas y la otra de chancho con chuchoca, bien alto .-para que los alcancen los perros- cuelgan los medios corderos y el cerdo los troncos se hacen la brasas, la parrilla se calienta para limpiarse y lanzar sobre ella los animales, las prietas se cuecen en una olla junto a las papas, hay guitarra, está el charrango, algún tomento llegará, las hermanas evangélicas llevarán las panderetas, en fin, todo listo para que lleguen los invitados, y pal brindis inicial, en gran fondo de 60 litros reposa el pipeño de uvas Italia listito para colocarle el helado de piña y que el “terremoto” quede frío y sabroso, potrillos de a litro se encargaron al puerto, “que a naide le falte con que beber”, hasta la profesora de las niñas y el Emeterio viene llegando a casa con su marido del brazo y en el otro una guitarra, el Emeterio, llega a la casa, un aplauso le dan las cocineras, este, algo colorao sonríe, ya la camisa está una parte fuera del pantalón, lo primero que hace el bautizado es ir a cambiarse zapatos, dice que va a bailar como su padrino, “baila lindo el niño” -dice la profe-, cuando llegan a casa, cada cual busca el mejor lugar, Raymundo llama a sus dos hijas, a su mujer y a su ahijado, toma un vaso con vino tinto y le entrega a su Rosa otro para si, los niños una bebida gaseosa, todos los invitados toman su vaso o copa.
“Quiero decir un par de palabras en serio antes que me acalore la cabeza el sol, bueno y el vino también, nosotros 4 queremos agradecer al compadre Luterio y a la Luisa por darnos la oportunidad de ser compadres de verdad, dos mujeres nos regaló Dios, y por lo mismo, las queremos re tanto, y hoy nos entregó al Emeterio como ahijado, ahora somos cinco, ya que el ahijado es muy querido por esta casa, eso quiero, no se me ocurre que más decir, solo brindar, agradeciendo a la madre tierra, la pachamama, todo lo que nos entrega para vivir, así que … Salud”. Deja el vaso seco el Rayando y los amigos también y ahora, que se cante y se baile como Dios manda.
Se llenan los potrillos con terremoto, la cocinera de las casas guardó los helados de piña en el refrigerador para que no se derritieran, ahora, grandes trozos de blanco y dulce helado danzan en el vino. Parecen garzas nadando en un lago rubio y turbio.
Suena una guitarra por allí, es la profesora que sin decir nada, comenzó a tocar, cuando iba a empezar con el canto apareció el Luterio con su charrango, otro campesino con el tormento y se armó, el Luterio estaba feliz y para provocar a los asistentes a bailar….

Tiquiti ti, Tiquiti ti, Tiquiti ti
Dijo la perdiz
No me lo cortís
Por que me hace falta
Para hacer pichi….

Nadie sale a bailar, así que, solo rasgueo de guitarra y charrango, hasta que alguien grita, el padrino y la madrina, o los 4 compadres que la bailen “y el chiquillo también dice la maestra” -que se siente como en su casa- el Emeterio espera a su padrino que le pasa el brazo a la Rosa, el Luterio con la Luisa y el bautizado invita a la Flor.

Sigue la música, hay paseo, la enramada que se hizo, huele a eucaliptos y boldos, el humo de los asados provoca los estómagos, los arrollados con y sin ají, esperan el cuchillo para que los corten, y la música alegra, el sol inicia su descenso en el ancho mar, llega aroma a arenas tibias a espuma casi blanca.
El paseo se termina, pañuelo en alto el Ray le hace un guiño a su Rosa, la rosa le muestra la pierna al Ray, el Emeterio mueve las patitas, la Luisa coquetea con su Luterio, este le dice “capaz questa noche salga otro chiquillo mija” y salta la voz de la cantora.

“La vida y el diablo
Y el diablo se fue a bañar
La vida y le ro, y le robaron la ropa
Caramba y la diabla se reía
La vida y de ver, de ver al diablo
En pelotas…
No te enamoris niña
La vida el diablo que tiene
Platita en el bolsillo
La vida para que suene
Para que suene niña
La vida y no la gasta
Se le gasta el bolsillo
La vida menos la plata
Y arranca Peiro Paulo
La vida que viene el diablo…

El ahijado, la zapateó lindo, parecía gallito de la pasión, terminada la cueca, la profe dijo, “y no hay primera sin segunda” se quedaron en la cancha los bailarines, pero, ahora aparecieron otros mas.
Traigan un traguito al padrino y a los bailarines pues, grito el Rey.
A los cantores también dijo el marido de la maestra que hincadito al lado de su mujer, le tañaba la cueca en la guitarra

Con el vaso en la mano el Luterio dice:
Brindo, dijo el picaflor
Por este hermoso jardín,
Por la flor que estoy picando,
Por las flores que picaré
Y por toas las que hey picao
Y el pico no se ha gastao”
APlausos sacó el Luterio con su brindis, pero, mas risas que aplausos, y se larga el marido de la profe, (maestro de primaria también)

“la vida quien tuviera
La suerte el gallo
Que cuando se le ocurre
Monta a caballo
Huifayayay
La gallina se agacha
Y el gallo sube
Y la agarra del moño
Y la sacude
huifayayay”

Eso son los profe mierda, se oye, suenan los vasos, corren vasos pa los bailarines y sigue la cueca, mas bailarines salen, esta llena la enramada, siguen los olores a vino y comida, algunos que con el terremoto se fueron por lo dulce ya les temblequean sus “cañuelas”, con la replica varios se Irán al suelo.
Raymundo se ha cansado, y toma su rosa y se retira de la pista, pero solo un segundo, va al cuarto en donde guarda los aperos y saca una lata de parafina vacía, de esas de 5 litros, regresa con ella a la fiesta y se coloca al laito de la profe.
“Cuando fui más joven, después de la milicia me fui a recorrer el país, trabajé en lo que vino, y por allá por el sure, de caminero anduve, con pala, chuzo y picota haciendo caminos, durmiendo casi a ras de suelo, tapao con una cobija de lana, cagao e frío en invierno, alumbrando el campamento con chonchones y cocinando con parafina, el viernes, si se estaba lejos del pueblo, cantando cerca de la hoguera y a falta de vigüela, el tarro e parafina. Así que profe me cantaré una cueca de aquellas del camino, pa toitos los amigos que nos acompañan esta tarde y noche, La cueca recortá”
Tamborilea en la lata la cueca, a esa hora el Rey ya andaba medio cocido, pero, medio no más.
“Por pá, por pasármelo toman,
La vida y me pe,
Me pegaron en pato,
Caramba y me ro,
Me robaron la cami, caramba
Y la car, la cartera y las ojo.”
De barde me aconsejan
La vida que deje el vi,
Yo sordo como da
La vida de los cami.
Guelta…..
“Por pá, por pasármelo toman,
La vida y me pe,
Me pegaron en pato,
Caramba y me ro,
Me robaron la cami, caramba
Y la car, la cartera y las ojo.”
De barde me aconsejan
La vida que deje el vi,
Yo sordo como ta
La vida de los cami.
La vida por pa, pos
Pasármelo toman
Ahora me encuen
Sin un cobre en los bolsi
Triste pobre
Viejo y fe
Ahora soy pajari
La vida sin arboli…..”
Y la fiesta siguió, vino y comida había hasta el otro día y los huasos eran de tiro largo así que había de todo, las prietas se fueron ligerito, el arollado pa que decir, y de a poco se iba terminando los asados, de las cazuelas, la de chancho con chuchoca fue la primera que se le dio el bajo, luego las gallinas, los pavos quedaron para el almuerzo del domingo, ya como a las once de la noche, al Rey y al Luterio se antojaron de “sopaipillas” fritas en grasa de vacuno o cordero, le dijo el luterio a su Luisa, amor, friamos allí unas sopaipillitas pero, con grasa de vacuno, de esas que cuando uno las masca queda la lengua el paladar y la garganta áspera con la grasa y hay que pasarlas con vino tinto, espeso. El amanecer los encontró en pié, y es que había alegría y por que celebrar, la mayoría se fue en la tarde del domingo, y ya con el Emeterio bautizado seguirá la vida su cauce y cada cual la seguirá caminando a su tranco.


Prietas.- morcillas
Chuchoca polenta
Sopaipilla. Tortilla de harina de trigo frita
Piduyes. Lombrices
Terremoto. Mezcla de vino pipeño con helado de piña
Potrillo. Vaso con capacidad de 1 litro
Cañuelas. Piernas.
Los que no son chilenos, no entenderán mucho el brindis del picaflor, “pico” es lo mismo que pene.



Texto agregado el 21-08-2004, y leído por 1034 visitantes. (8 votos)


Lectores Opinan
29-05-2007 Lo que me gusta es cómo narras las fiestas : es como si estuviéramos allí , se oye la música y los cantos, los ruidos de vasos y las risas. mis 5* salambo
26-05-2006 Exquisito, Juan Manuel. Me llega. Me parece estar viendo lo que describes. Besos y estrellas ***** SorGalim
24-07-2005 Un buen bautizo de esos que solo se festejan en el campo. Es el campesino el padrino que toma con mucha responsabilidad su rol de padre por circunstancias, está muy bien contado, se siente uno en la fiesta, bailando esa cueca, mis *s. tronador_68
25-09-2004 Que te puedo decir, que tienes la habilidad de transportarnos a pleno campo y vivir cada historia tuya a concho.....con esta las patitas se me mueven solitas....por suerte este 18 me bailé mis buenos pies de cueca. un abrazo. arianna
23-08-2004 muy bueno, como todos india
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