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PARANORMAL

(Loa: DIALOGO y quintilla.)


PERSONAJES:

El DUEÑO de un bar chino
Un CLIENTE chino
El DOCTOR Hugo de occidente

Se abre el telón.

El escenario es un pequeño bar de China, hay tres mesas, una está vacía, en otra un CLIENTE y en la otra el DOCTOR Hugo. El DUEÑO está detrás del mostrador.

CLIENTE. —Cuando los chinos toman alcohol, HIP, le dan más impoltancia a la pelsona con quien bebe. El dueño y el visitante, HIP, blindan a la salud del otlo. HIP. El plimelo en hacel el blindis es el dueño, hay que bebel plimelo a la salud del huésped más impoltante con la copa llena, demostlando así el glan lespeto. HIP.
DUEÑO (al visitante): —Disculpe usted, caballelo. En China, las bebidas alcohólicas silven, a nuestlos ojos, como medio de comunicación. Hay un leflán que dice: “el objetivo del homble bolacho no es el licol (dijo excusando a su cliente), sino otlas cosas”.
DOCTOR. —¿Me están invitando con licor?
DUEÑO. —Si quiele le alcanzo Maotai, es el más famoso que tenemos.
DOCTOR. —Mm… Quiero. Gracias.
CLIENTE. —Pelo quelemos sabel quién es usted y que nos cuente algo de occidente.

(El dueño prepara seis copas, lleva dos para el cliente, dos para el doctor y dos para él. Luego se sienta con el médico).

DOCTOR. —Qué recibimiento, no me lo esperaba (toma tres tragos para entonarse mientras los otros esperan mirándolo a que se decida a hablar. Entonces comienza): Soy médico, me llamo Hugo y sí, tengo una historia para contarles, algo muy extraño que me pasó, vivo pensando y pensando, buscando una explicación.
CLIENTE. —HIP, palece intelesante.
DUEÑO. —Continúe, continúe.
DOCTOR. —Yo era el único médico en el pueblo, la noche estaba estrellada, la luna llena alumbra el jardín que tengo al frente de casa. Estaba inquieto y no sabía por qué. Con mis manos en los bolsillos miraba el cielo para tranquilizarme. El pronóstico del tiempo no había anunciado lluvia, pero yo no confiaba, siempre falla. Así que cuando todo estuvo oscuro y el viento fuerte bajó y me despeinó, miré la hora en mi reloj de muñeca; eran las tres de la madrugada. Entré con la idea de dormirme pronto, pero una vez en mi cama comencé a escuchar el ruido de las ventanas, era imposible dormir, me preocupaba que alguien pudiera necesitarme justo con aquellas condiciones climáticas tan desfavorables.
Pasó un buen rato, yo creo que cuando entré en la fase de transición entre el sueño y la vigilia, oí unos golpes suaves en la puerta de entrada de la casa, quise levantarme pero mi cuerpo no me respondía, no podía moverme, los golpecitos se hicieron más insistentes, eran reales, de rabia grité fuerte y me di cuenta que de mi garganta no salía ningún sonido, entonces me concentré, repetí varias veces el Padre Nuestro y logré aflojar mis músculos. Ya libre de esa parálisis del sueño, me tiré de la cama al suelo, me puse la bata y fui a atender. Una niña de más o menos unos doce años, cubierta con un pilot con gorra de nylon, me pidió que fuera con ella porque su mamá se sentía muy mal, y temía por su vida. Yo no la reconocí, nunca la había visto. La hice pasar, me fui a vestir, me puse el gabán, tomé mi portafolio con mis aparatos y medicinas, el paraguas grande del perchero, en la puerta lo abrí para cubrir a la niña y emprendimos la marcha. El viento nos empujaba, el paraguas se hizo pedazos, lo tiré y sosteniendo a la niña con mi brazo para que no caiga cruzamos varias calles en silencio. Al llegar, ella abrió la puerta, me miró, extendió su manito, me dio tres monedas chinas atadas de una forma extraña con una cinta roja, y me señaló hacia dónde estaba su madre.
En el dormitorio, doña Amelia, una señora muy apreciada por mí, estaba inconsciente, tenía pulsaciones muy lentas. De inmediato me quité el gabán, guardé las tres monedas en el bolsillo y me apresté a reanimarla.
—Doña Amelia, vamos, Doña Amelia, despierte —le dije.
—Doctor Hugo —me respondió balbuceando.
—Ah, mi querida, si no fuera por su hija no contaba el cuento —expresé aliviado.
—Qué… ¿Mi hija…? —preguntó.
—Sí, valiente niña —continué para darle charla—, todo lo que caminó para irme a buscar y con este temporal.
—No puede ser —replicó con el seño fruncido.
—A ver —dije pensando que aún no estaba bien despierta—. Abra bien los ojos, a ver… ¿Me ve bien?
—Sí, doctor, lo veo bien, pero no puede ser lo de mi hija —formuló insistente.
—Cómo… Ella fue a buscarme, por eso usted está viva —le expliqué.
—Doctor, mi hija hace mucho que murió —declaró.
—Vamos, qué clase de broma es esta, doña Amelia, la traje del brazo, tenía un pilot color verde con gorra de nylon y me dio… —fui hasta mi gabán, tomé las tres monedas chinas y se las mostré—, estas tres monedas que no sé lo que significan pero son una valiosísima reliquia.
—Ah, las monedas… —dijo con entrevero de emociones—, son para la prosperidad y protección del cielo. Por favor, créame. Mire, abra el ropero, allí tiene que estar su pilot con gorra, y en el bolsillo derecho las tres monedas dentro de un sobre rojo. Tenga cuidado de no romper el sobre, hace muchos años de esto.

Yo no salía de mi asombro, ¿estaría loca…? Para complacerla hice como me dijo y efectivamente, en una percha estaba colgado el mismo pilot, aunque seco, sólo que adentro del bolsillo, el sobre rojo estaba vacío.

(Para cuando terminó, los tres se habían bebido la primera copa).

Tengo tres monedas finas (8a)
aquí mismo en este bar (8b)
a quién las quiera comprar (8b)
yo le daré medicinas. (8a)
¡Benditas monedas chinas! (8a)


DUEÑO. —Salud.
CLIENTE. —Salud.
DOCTOR. —Salud.

Se cierra el telón.

FIN

Autora: Cielo Vázquez

EXPLICACIÓN: La loa es un subgénero del teatro cómico breve cultivado en el Siglo de Oro español. La Loa se trataba de una composición breve en verso que se escenificaba antes que el primer acto o jornada de una comedia. Al principio era un monólogo; luego se transformó en una conversación con mayor acción dramática. Con posterioridad a Lope de Vega la loa se fue independizando por contagio de otras formas de teatro menor, como el entremés, pasó del monólogo al diálogo y adquirió una cierta acción dramática y heterogeneidad de temas, terminando por ser una breve composición dramática que se representaba antes de la comedia. Se conoce como paso o entremés a una pieza dramática jocosa y de un solo acto, protagonizada por personajes de clases populares, que solía representarse durante el Siglo de Oro español, es decir, a fines del siglo XVI y durante el siglo XVII y XVIII hasta su prohibición en 1780, entre la primera y segunda jornada de una obra mayor. Posteriormente será llamado sainete. En Europa, su equivalente es la farsa, cuya denominación se aplicó en España a cualquier tipo de representación teatral.
En sus principios, era pues una acción no exenta de la principal, a manera de descanso o interludio cómico. Así era en el caso de algunas obras de Gil Vicente o Jorge grańa bosch, junto a los pasos de Lope de Rueda tenidos por antecedente del entremés. Sebastián de Horozco, sin embargo, escribió el primer entremés exento, diferente del ya mencionado, para ser representado en un convento de monjas el día de San Juan Evangelista, protagonizado por un fraile rezador y visitador de burdeles, y otros dos personajes populares, un pregonero, un buñolero y un villano bobo y procaz, que intercambian insultos, golpes y manteos en clara manifestación del carácter carnavalesco del género.
Sebastián de Horozco, sin embargo, escribió el primer entremés exento, diferente del ya mencionado.

Quintilla: La quintilla es una estrofa de la métrica castellana que consiste en cinco versos de ocho sílabas (octosílabos) o menores con dos rimas consonantes distribuidas según el principio de que no pueden tener la misma rima tres versos seguidos, ni acabar en pareado ni quedar alguno suelto o sin rima.

Fue utilizada frecuentemente en el teatro clásico del Siglo de Oro

Con esto participé el Reto 8 sobre loa cuyo tema eran Tres monedas chinas.
http://www.loscuentos.net/forum/16/12613/

Texto agregado el 17-09-2013, y leído por 255 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
02-10-2013 Gracias por tu erudita y completa explicación. Y oibviamente por tu texto. ZEPOL
28-09-2013 Después de leer tu explicación tu relato adquiere otra dimensión. Se crece. Te felicito, tu conocimiento de las letras es vasto. un abrazo. umbrio
22-09-2013 Eres formidable. Me ha gustado la explicación que brindas. Un abrazo. elpinero
21-09-2013 ¡Ah, de esto se trataba!...Fuí initado a este reto y no pude entender su objeto. Ya lo veo, muchas gracias. za-lac-fay33
18-09-2013 Ya te había leído en el reto 8, me repetí el plato para felicitar tu pluma. UN abrazo. gsap
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