El ataque extra terrestre más brutal sucedió hace apenas unas horas, cuando una máquina colosal desde el espacio sideral, embistió y engulló con furia a nuestra civilización.

Al principio todo era oscuridad y olor a mercaptano y pátina, pero pronto quedamos como un bosquejo orbitando en este caos coloidal, en rededor de una estrella menor, alineados con billones de planetas dentro del vientre luminiscente de una ballena alienígena interestelar.


Millones de televidentes vimos en el noticiario de las once una pequeña nota acerca del eclipse, seguida de un insulso anuncio de soda.