TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / bellaboo / Las pestes

[C:526353]

Tenías calor, tu frente sudaba, seguidilla de gotas.
Yo te sequé, con una servilleta que tenía olvidada en la cartera.
Recordé la vieja historia de la catedral y me pareció desagradable tu comentario
No era un verano de ésos que nos dejan boquiabiertos de cansancio
Sino una humedad espantosa que castigaba cada centímetro de tu cuerpo.
La silla de ruedas, no giraba, y vos me miraste con los ojos más sarcásticos del mundo,
no podíamos avanzar.
En los últimos tiempos, la enfermedad había deteriorado tu organismo y tus sentimientos.
Siempre eran frases tajantes, en medio de situaciones dolorosas, nos costaba encontrar esas mañanas intensas, donde cada pájaro tenía su espacio, cuando los árboles parecían una conjunción de selva y frescura, donde las viviendas de los indios nos mostraban el camino a seguir.
Mario se acercó para ayudarnos con su sonrisa de hombre infantil y sus ventanas entre los dientes, la ropa de trabajo limpia pero roída por la pobreza y el trabajo en el campo. Vos, automáticamente, te iluminaste y dijiste algo así como:
-Grande Mario, siempre a nuestro rescate.
Y entonces, la carcajada fácil de ese peón simplificó mi vida en ese exacto momento. Y me permitió entender el porqué de tu empeño, tu castigo, tu salvación y sobretodo tus obstinados anhelos.
La cooperativa era un intento más de defenderse frente a la miseria y la apropiación de los grandes propietarios, gente inhóspita en sus ambiciones, sin escrúpulos.
Qué le importaba a ellos las necesidades de las personas, la depredación de ese lugar, los animales y las plantas, las especies más antiguas de árboles. Qué decir de las enfermedades y las pestes, de su agua contaminada por los nitratos, y las deformaciones de sus cabezas y labios, la hidrocefalia, el cáncer de piel, pestes insalvables. Sólo eran casos aislados, eso dijeron.
Vos, rugías y entonces no pudiste dejar de estar, vos eras en parte como ellos, los chacareros, tenías la misma tenacidad y avidez de ganar, pero inversamente proporcional a favor de ellos, los Qom.
Tu sangre se la dabas toda, no te importaba: ni mis lastimaduras, ni mi llanto por la noche, ni siquiera notaste, mi delgadez extrema frente a un abdomen que crecía.
Cierto que el paisaje después del paso de las topadoras eran grandes islas delimitadas por selva. Los enormes huecos dejaban a su paso el tendal. Los ojos de los indios estaban secos, de tanto luchar y tanto llorar por dentro.
Yo, mientras tanto, acostumbraba a pasar tardes enteras mateando con las mujeres, para armar un grupo que resistiera y peleara. En lo profundo de mis entrañas se gestaba el niño, que nunca llegaré a conocer. Ni siquiera hoy, en esta noche oscura de estrellas que se continúan, en medio de esta avenida de barro, de casas bajas y pobreza de cartón. El pequeño inocente que no conocerá la luz.
Como contarte, mi querido y amado esposo, cuánta violencia se debe sublimar para emprender estas infinitas batallas. La batalla contra el tiempo, la miseria y la desidia.
Contiendas de orgullo y desenfreno, de ideas y necesidades. Todo confluye en esta escaramuza de vergüenza. Si la justicia fuera justicia, ya tendríamos la solución en nuestras manos.
Pero sería inútil hablar sobre lo doloroso si uno no cuenta el tiempo de la alegría y de los intentos.
La astucia del que persevera en la adversidad, con la tolerancia de lo lúdico, lo fundamental para resistir, para ascender, te acordás del tractor y la historia del patrón que perdió la apuesta, tenías tus jóvenes años y una enorme astucia, gritaste: - Si perdemos en el segundo tiempo, yo mismo los desalojo y apuraste el gol del triunfo casi al final, no te quebraste y fuiste por más.
Acaso podemos olvidarnos de las tardes de picaditos en el abra. Las remeras con las insignias pintadas con las manos, y la improvisada tintura extraída de la sabia de los árboles. La primera ranchada que construímos de palo a pique. Las reuniones de la cooperativa, donde descubrimos que no éramos los fundamentales, sino los únicos que hacíamos camino al andar y nos seguían. Que no somos infalibles pero llegamos a ser imprescindibles. Cuánto hemos avanzado, si miro para atrás. Cuántas cabezas y manos se sumaron a este humilde y ambicioso proyecto.
Recordás la noche del casamiento de los “desbordados”. Cuál fue la hermosa locura de arrojarnos al amor en esa hermandad. Cómo congeniábamos nuestra lengua, con la impronta de una cultura sobre otra, tratando de no subyugarla. Te veo, fuerte, chamigo, hermoso como antaño.
Deseo que camines, que sigas, y a la vez sufro, taladro mis emociones socavando el alma. La injuria del que se rinde, y a la vez quiere tener fuerte las esperanzas.
Y aquí seguimos, mientras Mario con su postergada figura arrastra tu silla, y te desafía a un partido de truco. Palabras que aúnan. Incitando a la estirpe del guerrero, de casta y linaje. Que acuna al religioso creyente y devoto, el convencido de la proclama con la pregona de los olvidados, que nos importa si dios los ha dejado a un costado. Nosotros respondemos, amén y divulgamos la exhortación de los oprimidos y de los humildes, un poco a sabiendas que empujamos una carreta sin ruedas, cómo liberarse de ése yugo. Uno cuenta, y ellos esperan, y te arrojan y a la vez te abandonan y rescatan. Una y otra vez, chamigo.
Quiero abrazarte y acunarte, y a la vez empujarte al vacío o simplemente salvarnos, los dos.
Y esta desesperada ambivalencia de pedir por milagros que nunca llegan. Sabiendo que ganamos, perdiéndolo todo de a poco. Apurando el infortunio, y complaciendo al destino de la mortaja que nos decapita, qué extraña obcecación para luchar contra tanta inmoralidad.
Pero llegamos, y aquí estamos parados, aún fortalecidos por el ministerio de la función necesaria para el logro. Estas tierras les pertenecen, lo usurpadores terminarán siendo los desposeídos.
Y que así sea.

Texto agregado el 31-07-2013, y leído por 147 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
02-08-2013 Yo también lo he leido del principio al final. 5* Rigoberto
02-08-2013 Que crees, que no me lo he leido todo? Pues sí, lo he leido todo, del principio al final. (Por una amiga se hace cualquier cosa, aunque duela)+++++ crazymouse
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]