En el hospital de Santa Lucía dos enfermeras discutían por qué algunos médicos sostenían que situándose atentamente cerca a la cama de un moribundo se veía el alma cuando abandonaba el cuerpo. Sin pensarlo dos veces una se situó mirando por encima y la otra se metió debajo de la cama. Al morir el paciente la que estaba debajo lanzó un alarido que, fácilmente, se escuchó en todo el hospital. Salió apresuradamente y emprendió la fuga. Médicos y enfermeras lograron agarrarla y desde ese día perdió la cordura. Nunca relató que pasó. Y Un demonio de grado 2, es decir, un demonio de jardín de los que saca la iglesia católica el cual tiene forma de dragón y que habitaba en el difunto salió como escupa de sastre y la enfermera lo percibió. Lo mismo le pasó a Guillermo, un catecúmeno, quien ensayándose de exorcista le tiro un baldado de agua
Bendita a su patrón y también le salió un dragón que lo dejo petrificado. Los chinos le rinden culto al dragón que en realidad son demonios. Dicen que les hace favores. Lo mismo quien hace pacto con Satan.