Me levanté a las 7 de la mañana, como cada Lunes, con la ilusión de volverla a ver el fin de semana siguiente en la playa y enseguida noté su presencia, sabía que estaba ahí, no podía verlo por mucho que lo buscara y aún así, una sensación de angustia se apoderó de mi durante unos breves segundos. ¡No podía creerlo, pensaba que había acabado con él! Pero me equivoqué, había vuelto. Respiré hondo e intenté relajarme mientras me preparaba el desayuno.
-Quizá antes del viernes esté preparado para deshacerme finalmente de este maldito grano.