TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / bellaboo / la fiesta (ejercicio de taller)

[C:523062]

La fiesta toma un tinte multicolor. Varios invitados se adjudican la sapiencia sobre el pasado fortuito de la novia. Que trabajaba en un local del Once, sus salidas nocturnas, sus tropelías adolescentes y el encuentro en el bar con un sujeto desagradable de bigotes y algo mayor y de dudosa reputación.
En un rincón, agazapadas, mordisquean los sanguchitos de miga la tía Beatriz y la prima, miran y critican.
La suegra está horrible con un vestido rojo que le aprieta tanto la silueta que se confunde un enorme rollo con sus tetas. No es de buen augurio, bebe, ya va la quinta copa de torrontés que se toma. Está nerviosa, tiene miedo que se den cuenta de la pancita de su nuera y que las lenguas viperinas se encarguen de desmitificar el gran amor de la pareja. Presagia lo peor.
Más allá mantienen una conversación bastante animada y profunda, se distinguen del resto porque no les interesa nada más que charlar sobre política. Los contrincantes se baten a duelo con presagios futuristas y anécdotas de pasados gobiernos.
El suegro del novio, se pasea por todos lados, preguntando por la atención de una mesa a la otra mientras, disimuladamente, le roza la espalda a una quinceañera que con total desparpajo y alegría baila desenfrenada en el medio del salón, su escote llega casi hasta su coxis, varios invitados de numerosas edades se babean hambrientos por las muchas delicias que se ofrecen. Una mesa repleta de dulces y postres y tortas, aunque según la tía Rebeca (por línea materna de la novia) le falto algo salado más a los platos ofrecidos, y que la comida es escasa. No ocultó que de bebidas gaseosas, y etílicas no faltan. Por eso Alberto, el conocido actor de la tele, parece que pariente lejano o algo así (conoce a la novia, pero jamás fue visto en ninguna fiesta familiar) se ha emborrachado hasta la última gota del whisky escocés que trataron los mozos de esconderle por todos los medios. Pero él insistente, y escupiendo mientras exigía la botella se había puesto demasiado agresivo y la novia en un manotazo le arrancó el frasco al mozo de etiqueta y se lo entregó a Alberto. Lo convenció dándole un beso muy tierno. Leticia lo mandó a sentar, le procuró un rincón oscuro y la fiesta continuó sin problemas.
Al más pequeño de la familia Buzarretta le encantó robarse toda clase de adornos de la torta principal, nadie lo ve, y el mocoso aprovecha la situación. Lo único que pone a resguardo a las confituras es que debido a su obesidad, varios invitados alertaron a la madre. Que no parece importarle nada y sigue conversando sus insípidas charlas sobre las flores de Bach y de Bush con la pobre Marta, la soporta porque le da lástima. Pero a la larga, se irá proyectando a cambiar de mesa, aunque tenga que soportar la depresión de la abuela.
El ágape de los novios, es un verdadero embole pero por momentos se torna alegre, gracias a la ayuda del diyei, y unos cuántos parientes que osan bailar todos los ritmos, un poco porque es su espíritu divertido y otro poco porque varios saben que esta noche sus mujeres aceptarán algunas caricias, y goces y ellas un poco embebidas y erotizadas por el festejo se entregarán un rato a los deleites de la carne. Se olvidarán de las últimas peleas o discusiones, se sobrepondrán a los aburridos maridos, más desesperados que deseosos.
Y olvidarme contar sobre él, sería demasiado. Siempre con su traje gris, no hizo otra cosa que mirarme y disipó mis malestares. Yo podría haber seguido contemplando todo, y tomando nota de cada momento, conociendo cada instante, reconozco que a una trotamundos como yo le resulta fácil pasar inadvertida. Nadie me preguntó nada, por eso pude deducir todo aquello que pasaba.
El hombre de traje gris, me invitó a retirarme temprano, le ordenó al mozo que apurara unas macitas y unas porciones de torta que gentilmente él ofreció elegir. Adivinó mis gustos, impresionante. Nos fuimos los dos, inquietos, desenfundados y satisfechos, a compartir toda esa ricura, en nuestro departamento de solteros, felices, porque un sábado más nuestro matrimonio estaría salvado.

Texto agregado el 01-06-2013, y leído por 158 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
01-06-2013 Muy bien el texto. Hay mucha vida en toda la descripción. Gatocteles
01-06-2013 me gusta la forma de relatar que tenes, simple y directa, buena historia, graciosa, con un final inesperado. jaeltete
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]