Encendidas murmuraciones de un pasado eficaz, hicieron de mí una persona malsana, corriente , destructiva y complaciente.

Eyaculo-defeco miles de sentencias derrotadas y derrocadas en honestos combates hombre a hombre con la venerable intención de que sean cantadas en las misas de domingo por la mañana.

Amamanto pirañas en mi tina , con la manifiesta intención de perderme en un video-sueño que me recuerda la irresponsabilidad de amar y la decadencia de la belleza, con su podrerumbre de felicidad agregada.

Escribo-toco el piano poesía, que fácil se me hace así, de una serie irrelevante de panegíricos (para tí muertelenta), llamados a condensar en sí toda la información rebelde del Pacto de Varsovia de mis dedos.

Atravieso fuegos y campos inexistentes en el único afán de llegar a tí y foto-inmo/emularme en una sonrisa cruel de diccionario austero.

Levanto mi tienda.
Doy por terminado el campamento.