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Para las Mujeres que tenemos 40 y tantos años
Oh los cuarentas, etapa donde a nosotras las mujeres nos sacude la identidad. Eso dicen los doctores que las hormonas nos juegan trucos y nos hacen sentir que no hemos vivido lo intenso que queremos vivir y aquí es donde inician los problemas.
A mí me dio por ver películas mientras trabajaba el segundo trabajo que lo realizaba en mi casa. Me miraba en mi pequeño espejo que coloque enfrente de mi escritorio, era el instrumento que me servía para realizarme el examen de piel. Por momentos me distraía la televisión, más cuando mostraban algunas escenas románticas o me reía durante las escenas cómicas, eso si evitaba los dramas porque me hacían llorar tanto que pasaba con ese sentimiento por semanas y luego tener que lidiar con los comentarios de tus compañeros de trabajo “ te ves triste estas bien?” Odiaba esas preguntas porque realmente a mis compañeros de trabajo no les importara mi estado de ánimo o mi infelicidad, era solo la curiosidad que les invadía de saber porque estaba melancólica. Pero yo tenía la respuesta perfecta: “ me veo triste? solía responder- wow! que raro no estoy triste estoy cansada pues trabajo mucho y no duermo bien”- y en mi mente decía: esta identidad que no me deja y la exteriorizo.
El papel que jugaba el espejo que coloque en mi escritorio es difícil de explicar creo que era como mi realidad física. No me cansaba de descubrir los cambios en mi cara, como la gravedad me atacaba. Como me está pasando esto a mí solía decir mientras me miraba al espejo. Yo aún quiero vivir intensamente, cómo es que mi piel me juega este truco- y entonces planeaba las cirugías plásticas que iba a necesitar para poder ir a la batalla de vivir lo intenso que no había vivido. Era como que lo físico había tomado posecion de mi ser. Ya no era lo espiritual lo que ganaba; mi vida estaba dominada por lo que veía en el espejo, no podía vencer ese desequilibrio que estaba viviendo.
Y mi esposo acaso no se daba cuenta lo mal que me sentía? Siempre íbamos a comer al mismo restaurante, ordenábamos la misma comida de siempre, las meseras ya nos conocían y bueno siempre pedía una margarita para aliviar el dolor emocional que sentía a los cuarenta y tantos.

El efecto del alcohol iniciaba y miraba a mi esposo y pensaba como él a sus cincuenta y tantos se veía sin cambios emocionales. Como no sentía empatía? no se daba cuenta de mi angustia emocional? hombres egoístas, solía decir, no ven mas allá de sus narices y entonces los comentarios salían de mi boca. Comentarios que él no entendía. La verdad es que yo tampoco los entiendo ahora pero en ese momento eran comentarios muy certeros y validos. Porque ya no me abrazaba como antes? porque no salíamos a vacaciones a lugares lejos? y luego me atacaba la consciencia física, porque yo estoy segura que la piel tiene conciencia propia y entonces soltaba el ridículo comentario “ necesito pagar mis deudas y ahorrar porque quiero hacerme un par de cirugías plásticas que necesito” mi hijo y mi esposo me miraban asombrados como que yo era una persona desconocida . Y venían los comentario: que??? Y para que quieres realizarte cirugías te ves bien. No entendemos nada. Yo tomaba los comentarios como burla y me decía a mí misma” como me dicen eso acaso el espejo que tengo en mi escritorio refleja a otra persona? yo sé lo que veo y acepto que es tiempo de recoger un poco la piel pues las cremitas ya no me dan resultado.
Cuantas lamentaciones me trajeron los cuarenta y tantos años. Había días que todo se veía bien. Yo me sentía tan bien que hasta el espejito guardaba, pero eso duraba solo unos días. Luego otra vez a sacar el espejito y el sentimiento regresaba, ese sentimiento de querer vivir todo lo que no viví en cuarenta años.
Como iba a vivir en un corto tiempo lo que no había vivido, lo que había perdido?
Entonces desarrolle un plan. Primero que nada trabajaría mucho porque tenía que viajar, eso si sin esposo ni hijo porque ellos por ser hombres bloquearían mi misión de vivir intensamente. Luego conocería personas interesantes, platicaría con ellos por horas de cosas intelectuales así como de tonterías, me reiría por cualquier tarugada. Luego disfrutaría de buenas comidas, buenos vinos y vestiría elegante, usaría toda clase de ropa que una mujer viste para sentirse apreciada como mujer. Cambiaría mi sonrisa por una mas femenina, haría una pausa al contestar alguna pregunta que mi grupo de nuevos amigos interesantes me harían, eso si siempre con una sonrisa porque con mis cirugías no se me verían las arrugas y usaría vestidos que me ayudaran a lucir mis hombros. Me sentiría atractiva, interesante e inteligente. Todo el plan lo vivía, era perfecto.
Llegue a mis cincuenta y tantos y me di cuenta que los cuarenta y tantos se me fueron sin haberlos disfrutado porque me la pase planeando como vivir estos años intensamente con una nueva identidad, esa identidad que yo había creado que según yo era perfecta.
Hoy en este momento estoy con mi esposo y mi hijo comiendo otra vez en el mismo restaurante, solo que esta vez tomando una Margarita no para cubrir mis conflictos emocionales si no para disfrutar de un buen momento.
Ahora a mis cincuenta y tantos me doy cuenta que afortunada fui el haber encontrado un hombre con quien envejecer y amar. Eso si nunca olvidare los benditos cuarenta y tantos.

Texto agregado el 27-05-2013, y leído por 128 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
28-05-2013 Enmienda: ..y hay que vivirla.. peco
27-05-2013 Excelente texto. Escrito en plan reflexivo y atrayente porque viene del corazón. Dios no nos dio el privilegio de vernos, ya que los espejos no son exactos y todos difieren entre sí. Cada etapa tiene lo suyo y hay vivirla intensamente. Te felicito por comprenderlo. peco
 
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