El universo de una esquina.
Hace unos años fui a una clínica de Daniel Corso que se llamaba "el universo del diapasón". Quedé fascinada. Pude vivenciar ese universo del jazz que intuía a través de Cortázar cuando me llenaba el alma de una música que sonaba en palabras universo.
Hoy, parada en un semáforo, en la esquina de Zípoli y Costanera... Allí, pegado al río, pude ser testigo del universo de una esquina. Música única sonando visualmente. Imágenes rítmicas salidas del diapasón de una esquina.
Frené detrás de un auto cualquiera, con un conductor o conductora que no alcanzaba a distinguir. Desde un lado un jovencito me hacía señas con los ojos preguntándome si me limpiaba el vidrio. Solo con los ojos entendió que no, que ya me lo habían limpiado en unas tantas esquinas previas. Del otro lado, el derecho, me miraba un cincuentón en un auto enorme y gris al que hacía ronronear de vez en vez. Y yo. como un extranjero de la calle miraba sin ver, tan extranjero como el chico que enchufado en sus auriculares hacía deporte en la costanera. Estaba en ese instante de curiosidad ambigua cuando elevé la mirada hacia el espejo retrovisor y la vi. La primera imagen sonora de la esquina que hizo ruido en mi curiosidad. Montada en una moto flamante, acomodaba los espejitos con una sonrisa de satisfacción sublime. Una sonrisa transparente que me dejó volar en ella hasta inventarle/me una historia en segundos. Volvió a acomodar los espejos acomodados, se tomó el casco con sus manos y comprobó que le quedaba maravillosamente bien. Se agachó y acompañé su mirada hacia los borceguíes negros que levantó breve y cautelosamente como para que nadie se diese cuenta de que eran tan nuevos como su moto. Con ambas piernas apoyadas en la calle se tomó el chaleco por las solapas y se dispuso a esperar que el verde le diera verde. Le inventé un nombre, le puse Ría... porque me sonó a risa y a río... la moto era verde manzana y ella era una mujer de unos 60 años. Le inventé una vida para tanta satisfacción, no podía su universo quedar en un instante de rojo a verde, porque ese universo tenía la música de la libertad conquistada.
El universo de una esquina.