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Cuando Zeus el máximo dios de los griegos creó a los dioses lo pensó muy bien antes de hacerlo .Así creó al dios del amor, del comercio, del tiempo, del teatro, entre otros. Pero ni los dioses son perfectos y al sumo rey se le olvidó crear al más importante: el de la felicidad.
En la ciudad de Corinto donde vivo todas las personas cuando algo les sale bien siempre dicen gracias a tal o mas cual dios.
¿Qué sucede cuando las personas no logran tener lo que quieren y se aferran a una idea inalcanzable que solamente los hace sufrir? Ah, sí cierto, aquí es cuando la persona comienza a sentir infelicidad. ¿Y el dios de la felicidad? Disculpen, no recordaba que Zeus no lo había creado. Los cantares populares de mi pueblo hablan de una leyenda contada de generación en generación. Ella habla de…
Bueno, hace muchos años existió una princesa muy bella. Sus padres eran gobernantes del reino Cayo Simón. Desde que la princesita era pequeña siempre fue muy consentida por sus padres.
Cuando cumplió 15 años los reyes le dijeron que podría pedir tantos regalos como quisiera, del valor que fuesen.
Entonces la princesa Perla pidió telas de seda de París, un elefante de la India, rubíes del centro de China, entre muchas otras cosas.
La fiesta de sus quince primaveras fue espectacular. De todos los reinos vinieron los gobernantes para celebrar el cumpleaños de Perla.
El Rey hizo preparar por los cocineros reales manjares especiales para la ocasión. Deliciosos dulces, carnes exclusivas y verduras exóticas.
Como era la tradición a las 11 y 30 bailaron el vals. Perla lucía radiante con un hermoso vestido con los colores de la Luna. Brillaba de felicidad y emoción, aunque solamente exteriormente.
Después de haberse acabado el festín la princesa no conseguía dormir. Acostada en su almohada pensaba en todas las cosas materiales: bellas ropas y joyas que poseía.
Lo principal que reflexionó esa noche consistió en que a pesar de todas las comodidades con que contaba no era feliz. Vivía como una golondrina encerrada. Andar por las calles correteando o paseando en el campo no estaba entre sus deberes como princesa. Su vida era infeliz por no poder hacer las cosas que deseaba.
Aquí es donde aparece el dios de la felicidad, el que Zeus no había creado. Ella había deseado tanto tener emociones placenteras sobre su vida que el Dios Conformido dejó su tranquilo hogar en las montañas donde vivía en el anonimato y acudió al llamado de la muchacha.
Al verla le dijo-¿Por qué lloras, linda niña?
-Porque no soy feliz con las cosas materiales que tengo .Quiero tener una vida como otra muchacha de mi edad, tener amigas y salir a divertirme con ellas, vestir como una persona normal-
-Trataré de ayudarte-Respondió el amable Dios.
Escucha: atentamente: La felicidad no es algo que se tiene siempre o nunca, se pierde o se encuentra. Ella siempre te acompaña, lo que tú tienes que pensar verdaderamente en ser feliz con todo lo que te sucede a diario, no sufrir por insignificantes inconformidades.
¡Vive la vida al máximo y serás feliz!
En ese momento la princesa despertó de su sueño. Se durmió de nuevo y siguió soñando.




Texto agregado el 08-05-2013, y leído por 87 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
08-05-2013 Este texto se inscribe entre los modernistas, semejante a algunos de Dario y Fabio Fiallo. Es más lineal, por lo que se acerca al subgénero cuento. Tienes todas las posibilidades de ser una gran escritora. El eso de la lengua es fluida y extensa, que denota una buena formación. Recuerda darle fuerza a la brevedad, para que sea intensa y mantenga al narrador pegado a tus letras. pablopoeta
 
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