Era una noche de invierno de esas en donde el incesante goteo se escucha por los techos de lamina y en los techos elaborados con teja de barro, una bruma tenue se esparcía por toda la calle y la avenida en donde hay una zona peatonal, bares, restaurantes, es el paseo al cual llaman El Carmen, cuenta la leyenda que en esas noches de lluvia de invierno, siempre a los trasnochadores, vagos, los que llegaban tarde a sus casas; se les aparecía el cadejo de los ojos rojos. La noticia del espectro nocturno tenía a la ciudad llena de miedo, el espectro se aparecía ya en la madrugada cuando la gente salía de los bares, de los restaurantes, cuando ya la música se calmaba a altas horas de la noche, varios por no correr el riesgo de encontrarse con el cadejo de los ojos rojos se retiraban temprano, a los que iban a visitar a sus novias se despedían luego de ellas, no vaya a ser que el cadejo de los ojos rojos se les apareciera en el camino.
A una persona que salió de un bar ubicado en el paseo El Carmen rumbo a su casa, camino tres cuadras, a lo lejos una bruma blanquecina dificultaba la vista, mientras iba por la acera, un bulto de color negro estaba parado justo enfrente de él, tenia la silueta de un perro, se agachó, tomó un piedra para ahuyentarlo, se acercó lo mas que pudo y cuando estaba por tirarle la piedra, el animal giró su cabeza y unos ojos rojos resplandecientes se clavaron en la persona, ya no pudo tirar la piedra, dio la vuelta y salió corriendo despavorido, llego a su casa muerto de miedo. Otra persona que también salía de un restaurante de la zona, camino a donde estaba estacionado su auto, sintió la necesidad de orinar, no tuvo mas remedio que buscar un poste del tendido eléctrico, estaba en su acto cuando un ladrido tenebroso lo asusto, se dio la vuelta y vio a un animal de pelo oscuro, tenia los pelos erizados como puntas de lanza, los ojos le resaltaban como brasas ardientes, la mirada del espectro se clavó firmemente en la persona, ésta ya no pudo hacer su necesidad, medio se subió el zipper, se mojo todo el pantalón y los zapatos, salió corriendo lleno de miedo, se tropezó a unos cuantos metros, buscó las llaves de su auto, como pudo entro, lo arrancó y salió muy acelerado en su auto, dicen que al día siguiente amaneció con una calentura que le duro varios días.
A otros ya en la madrugada cuando se retiraban del bar, iban caminado por la calle, una llovizna caía levemente, la calle reflejaba las imágenes de ellos en los charcos que se formaban por las gotas de lluvia, a lo lejos oyeron que todos los perros de la casas ladraban incesantemente, luego pasaron a unos aullidos, como si presagiaban la llegada de algo nunca visto por ellos, disminuyeron el paso, se atemorizaron un poco, nadie quería cruzar la esquina por temor a encontrarse con el cadejo de los ojos rojos, uno de ellos tomo valor, se puso en medio de la calle, miró al otro lado de la esquina y un animal grande de pelo negro estaba parado en ésta, los ojos le brillaban, no mas observó la imagen, salió corriendo, los otros amigos al ver la reacción de éste, salieron corriendo también, nadie se detuvo a ver que era la imagen y porque había salido corriendo su amigo, solo se escucho un grito que dijo: “corran, ahí esta le cadejo”.
La noticia se esparció por todos los bares y restaurantes, la alcaldía no tuvo mas remedio que aumentar la vigilancia, los agentes de la alcaldía rondaban el paseo, acompañaban a las personas que se retiraban caminando, estaban prestos a desenfundar sus armas y dispararlas si aparecía el cadejo de los ojos rojos.
En un bar muy reconocido de la zona, el dueño platicaba con sus clientes, hablaron de la noticia del espectro nocturno, a unos le daba miedo la noticia, para el dueño del bar esas eran leyendas urbanas, eran historias que inventaba la gente, él era originario de un país de Europa occidental, siempre lo acompañaban dos perros de raza pastor alemán, eran de un color negro azabache, tenían un tamaño considerable, en sus cabezas resaltaban un par de orejas largas y puntiagudas, su aspecto era de unos perros muy bien cuidados y amaestrados, con una señal que les daba su dueño, estos muy obedientes hacían lo que éste les ordenada. Mientras estaban platicando la lluvia arrecio más, unos truenos y rayos se oyeron por todo el local, una luz resplandeciente junto con un trueno asustó a todos generando un pequeño apagón momentáneo, todos los que tenían un celular a la mano lo colocaron con la luz, muchos se sobresaltaron y asustaron al ver que los ojos de los perros cambiaban de un color negro a uno rojo intenso, el dueño del bar tenia una lámpara de mano, la puso frente a los perros y también en los ojos de estos se reflejaba un color rojo intenso, el reflejo de la luz hacia cambiar el color de los ojos de los perros, de repente la luz volvió y ya nadie le puso atención reflejo de la luz en los ojos de los perros, cada quien volvió a su rutina.
El dueño del bar dio una orden a los perros y estos muy obedientes salieron del local y desaparecieron por las calles del paseo El Carmen, un cliente le pregunto: ¿Por qué dejaba salir a los perros tan noche?, el dueño le respondió: “siempre los dejo salir a estas horas de la noche para que vayan a hacer sus necesidades”.