Mi ombliguito impoluto se miraba en el espejo, con
la caradura, que tiene el reflejo que proyecta una imagen.
Cuando esta es reflejada por la luz sobre una superficie.

La barrabasada era propuesta, por las otras partes de
mi anatomia, piernas de caderas redondas y muslos torneados,¡¡ bonitas piernas!!.
Cintura si no de avispa si gracil y sinuosa.
Pechos no muy grandes, pero firmes y de pezones
grandes y rosados.
Ante aquella imagen seductora de mi cuerpo esa cicatriz, del apendicitis cerca de ese bonito y sexy ombligo.
Pedia a gritos justicia, de buenas ganas si no fuera
por lo asquereoso de la idea soltaria un esputo sobre aquel espejo.
Que de alguna forma me recordaba una pequeña,
imperfecciòn en aquel bonito paisaje.