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Cap. 25 ¿Demasiado Tarde…?

Dylan tomó la taza que acababan de traerle, se acercó a un aparador y sacando una botella, la destapó dejando caer una porción de licor en el café, y se acercó a la ventana mientras se lo bebía. Había pasado toda la noche despierto en espera de noticias, pero ya eran las seis de la mañana y seguía en la misma angustiosa espera. Miró hacia el sillón donde se había quedado dormido Kendall.
Dylan había tenido que utilizar un líquido muy útil, que servía para poner a dormir a cualquiera, aunque solo le dio la dosis mínima a su amigo, porque era eso o golpearlo para que se tranquilizara.

Dejó la taza y subió a su habitación, se dio un baño helado y cuando se estaba terminando de colocar la camisa llamaron a la puerta, dio orden de entrar y el sirviente le informó que un caballero pedía hablar con él. Dylan en primer lugar pensó que podía tratarse de Phillipe, pero la ausencia de un nombre le hizo entender que no era así, y que solo podía tratarse de una persona. De modo que apenas terminó de prender los botones, salió a toda prisa con el sirviente tras él llevando el chaleco y la chaqueta de su traje.

- ¿Y bien?

- Lo localizamos milord, Bernard espera con algunos hombres, pero tal como usted ordenó nadie se moverá hasta que usted llegue, a menos que vean algún movimiento, de ser así, tienen orden de hacer lo que sea necesario para detenerlos.

- ¿Está muy lejos?

- No milord, pero nos llevó algún tiempo localizarlo

- Espere aquí -- le ordenó y luego miró al mayordomo -- supongo que las monturas están listas y esperando como ordené

- Sí milord -- dijo le hombre y Dylan se dirigió al salón


Por un momento dudó en llamar a Kendall, pero si no lo hacía era probable que su amigo montase en cólera, de modo que se acercó y lo sacudió.

- ¡Kendall! ¡Kendall, despierta!

- ¿Qué? -- preguntó él incorporándose repentinamente alerta

- Vamos -- le dijo Dylan caminando hacia la puerta

- ¿A dónde?

- A recuperar a Sophie.


Kendall no hizo preguntas y se limitó a correr tras él hacia las puertas del Chateau. Dylan no se entretuvo, prácticamente le arrancó el chaleco de las manos al sirviente que aguardaba con las prendas en la mano, pero no se molestó en tomar su chaqueta, en esas circunstancias podía prescindir de la formalidad porque lo que necesitaba era comodidad si iba a partirle el alma a aquel desgraciado. De lo que sí se aseguró, fue de ir bien armado, porque independientemente de la cantidad de hombres que llevasen, habría sido mucho esperar que aquel cobarde estuviese solo y desarmado.

Montaron sus caballos y partieron a escape. El individuo que había ido por Dylan tenía razón, no estaba demasiado lejos, y aproximadamente media hora después habían llegado. Desmontaron y se acercaron al hombre que vigilaba, cuando le dieron alcance pudieron ver la construcción. Sin duda Armagnac había sabido escoger el lugar de reclusión, porque si bien estaba dentro de los límites de su propiedad, era una tierra dedicada al cultivo. La construcción como tal, era un edificio de madera de dimensiones considerables y probablemente tuviese dos pisos en su interior. Dylan sacó esta rápida conclusión, porque en una de sus propiedades había una parecida, donde se guardaba el grano, la paja y el heno, para alimentar a los caballos. Pero aquello solo hizo que su ira creciera, al imaginar las precarias condiciones en las que había pasado Sophie las últimas horas.

- ¿Dónde están los demás? -- le preguntó el sujeto que había ido por Dylan, al otro

- Distribuidos por la propiedad -- contestó éste -- ya me informaron, en total hay quince hombres, pero nosotros somos más, así que no habrá problemas con eso

- Vamos entonces -- dijo Dylan

- Milord -- lo detuvo el hombre -- tal vez sea mejor que ustedes se queden aquí, y nos dejen a nosotros encargarnos.

- Señor Delain, le aseguro que soy perfectamente capaz de enfrentar esto

- No es mi intención sugerir que no lo sea milord -- le dijo -- pero nosotros no tenemos nada que perder, en cambio usted es un noble inglés, por lo que no sería nada recomendable que se involucrase en esto -- y con cierta reticencia, agregó -- No creo que su padre estuviese muy contento, si permito que esto…

- ¡Al demonio con mi padre! -- exclamó -- ¡Usted limítese a obedecer, soy un Danworth y su obligación es hacer lo que yo ordene!

- Estamos perdiendo el tiempo, y… -- comenzó Kendall

- ¡Demonios! -- exclamó el otro sujeto y todos se giraron


El disgusto en los rostros de Dylan y Kendall, fue sustituido por una expresión de horror, al ver que el edificio comenzaba a ser pasto de las llamas. Sin pensar ni decir nada más, emprendieron una veloz carrera en aquella dirección. Tuvieron que rodear la construcción porque desde donde estaban habían llegado a lo que parecía la parte posterior y no se veían puertas ni ventanas, y Dylan sabía que aquel tipo de construcción tenía solo una puerta de acceso, de modo que corrieron hacia allá.

Cuando llegaron al frente, vieron a varios hombres que parecían haber tirado las puertas. Sin detenerse a mirar si eran amigos o enemigos, Dylan y Kendall atravesaron la pequeña multitud y entraron.
Accedieron primero a una especie de corredor, y el humo los ahogó, pero ignoraron eso y avanzaron.
Había hombres intentando apagar el fuego, pero a Dylan le tomó unos segundos determinar que aquello era inútil, la edificación era completamente de madera, y en su interior solo había implementos que servirían de rápido y efectivo combustible. De modo que abriéndose paso, e ignorando los gritos de advertencia, entraron.

Les costó unos segundos localizar lo que buscaban con tanta desesperación, y una vez que Dylan la vio, cambió de dirección. Sophie yacía en el suelo a todas luces sin sentido, y unos pasos más allá estaba Armagnac, también tendido en el piso. Dylan se arrodilló al lado de Sophie y un par de segundos después lo hizo Kendall.

- ¡Sophie! -- dijeron ambos, pero no hubo respuesta

Dylan hizo un rápido inventario visual, determinando que Sophie tenía una herida sangrante en la cabeza, igual que en el labio, un moretón en la mejilla y parte de su vestido estaba desgarrado. Esto hizo que Dylan sintiera el urgente deseo de estrangular al duque, pero primero era necesario poner a salvo a Sophie, que según lo que acababa de comprobar aparte de las heridas visibles, solo estaba sin sentido. Se levantó dejando que Kendall se hiciese cargo, y se dirigió hacia donde estaba el cuerpo de Armagnac.

- ¡Dylan! -- lo llamó Kendall, pero Dylan lo ignoró

Jean Pierre estaba ladeado en el piso, de modo que Dylan colocó el pie sobre su hombro empujándolo hasta que quedó boca arriba. Sus ojos se dilataron al ver que del lado izquierdo del pecho del hombre, y un poco por debajo del corazón, sobresalía un mango de marfil manchado de sangre. Pasó su mirada del duque a Sophie, y luego volvió a mirar al hombre preguntándose cómo había sucedido aquello. Por un momento pensó que estaba muerto, pero cuando se agachó para comprobarlo, el individuo se quejó. En ese mismo momento, el ruido de algo que caía lo hizo mirar hacia un lado.

- ¡Dylan! -- escuchó la angustiada voz de Kendall -- ¡Vámonos!

- ¡Sácala de aquí! -- lo urgió él

Dylan había visto que parte del techo había cedido, pero aun así no se movió de donde estaba y sacudió el hombro de Armagnac. Vio una sombra a su lado y levantó la mirada.

- ¡Milord, el edificio está a punto de colapsar, tiene que salir! -- pero Dylan lo ignoró también a él

- ¡Armagnac! -- lo sacudió de nuevo, y el individuo finalmente abrió los ojos -- ¡Escúcheme! -- dijo para asegurarse su atención -- Puedo dejarlo morir aquí y ahora. Le ofrezco la oportunidad entre vivir o morir, pero nadie debe enterarse jamás de lo que hizo.

- ¡Vete al infierno Danworth! Cuando salga de aquí voy a matarte

Dylan pensó que aquel sujeto estaba definitivamente loco, pero su natural aversión a dejar morir a la gente, le impedía por muy miserable que fuese, dejarlo morir así.

- ¡Escúchame imbécil! -- le dijo -- No vas a salir de aquí. Tienes una última oportunidad.

- ¡Milord! -- exclamó Delain porque otro trozo del techo había caído

- Lo voy a sacar de aquí, pero debe prometerme dejar a la señorita Saint-Claire en paz, porque si no, somos varios los que vamos a perseguirlo, y por lo menos tres de nosotros puede tener la seguridad de que vamos a matarlo.

Dylan comenzó a toser, no lo había notado pero el humo comenzaba a afectarlos, porque Delain también estaba tosiendo. Un trozo de una viga de madera cayó muy cerca, y eso pareció convencer a Jean Pierre.

- De… acuerdo -- dijo

- Deme su palabra -- insistió Dylan

- ¡Tiene mi maldita palabra! -- exclamó Jean Pierre

- ¡Ayúdeme! -- le dijo a Delain que aún lo miraba con incredulidad, mientras Dylan sacaba la hoja del pecho de Armagnac

Sin embargo, Dylan estaba exigiéndose mucho a sí mismo, y a Delain le quedó claro que no estaba en condiciones de levantar a Armagnac, de modo que silbó y un par de individuos se abrieron camino entre las llamas y llegaron hasta ellos. Ayudaron a levantar al duque y comenzaron a salir, pero habían dado unos cuantos pasos, cuando se oyó una explosión.


Kendall estaba afuera, pero había dejado de intentar reanimar a Sophie. Se había quitado su chaqueta y la había cubierto con ella, y ahora miraba aterrado que el edificio se venía abajo y Dylan no salía. De modo que ordenó a uno de los hombres de Delain que se quedase con Sophie y corrió hacia el edificio de nuevo, pero había dado unos pasos cuando una tremenda explosión lo hizo detenerse, y vio con horror que los trozos de madera saltaban en todas direcciones.

- ¡Dylan! -- exclamó y cuando pudo moverse corrió hacia el destrozado edificio


Cuando se sucedió la explosión, un trozo de madera golpeó a Dylan en la cabeza y cayó, e inmediatamente después otro pedazo de viga le cayó encima. Delain les gritó a sus hombres, y cuatro más entraron.

- ¡Saquen a éste! -- les dijo soltando al duque y precipitándose hacia Dylan -- ¡Ayúdenme! -- ordenó a los otros

Entre los tres quitaron el trozo de madera, levantaron a Dylan y comenzaron a salir. Casi habían llegado a lo que quedaba de la parte frontal, cuando se tropezaron con Kendall, éste se hizo a un lado y terminaron de salir. Tendieron a Dylan al lado de donde Kendall había dejado a Sophie, y éste pudo revisarlo. Afortunadamente, parecía que solo se había golpeado la cabeza pero no parecía serio, y en ese momento comenzó a volver en sí. Empezó a toser y aunque con dificultad intentó llevar aire fresco a sus pulmones.

- ¿Estás loco? -- le gritó Kendall -- ¿Qué pretendías?

- ¿Sophie? -- preguntó él y Kendall señaló a su lado -- Hay que… llevarla… de vuelta -- y miró a Delain -- Envíe a un… hombre a Saint Claire… que la señorita… va en camino -- tosió de nuevo y luego continuo dando órdenes -- y envíe otro… por un médico… que la espere en el Chateau

Delain y sus hombres lo miraban entre consternados y admirados. Aquellos sujetos en su mayoría, eran criminales de oficio, y pocas veces tenían ningún trato directo con los nobles, para ellos aquellos individuos habían nacido solo para explotar al prójimo, disfrutar de sus bailes y de la cómoda vida a la que estaban acostumbrados. Sin embargo, aquel sujeto había demostrado ser de otra clase, con lo que sin saberlo, Dylan se había ganado la lealtad incondicional de ellos.

- ¡Muévase! -- lo urgió Dylan al ver que solo lo miraban como si fuese un fantasma

- Sí milord -- dijo Delain y se volvió hacia los suyos

Dylan intentó ponerse de pie, pero Kendall y Delain intentaron impedírselo. Kendall porque estaba de veras preocupado por su amigo, y Delain porque aparte de la preocupación, aquel hombre era el hijo del Duque de Livingstone, el hombre responsable de que en los últimos años, él y los suyos tuviesen cómo alimentar a sus familias.

Joseph Danworth había decidido hacía mucho tiempo, que contar con la ayuda de ciertos individuos era en extremo útil, de manera que había contratado los servicios de Delain, y se había asegurado su lealtad sacándolo de La Bastilla y dándole trabajo en sus propiedades de Francia, pero su principal trabajo consistía en hacer todo aquello que el Duque le pedía y que estaba al margen de la ley. De modo que si a su hijo le sucedía algo, por haber permitido que si involucrara en aquello, podía irles muy mal.

- ¡Suéltenme, estoy bien! -- dijo Dylan con fastidio

Pero no era del todo cierto, porque cuando intentó mover su brazo sintió un intenso dolor, y giró la cabeza para vérselo

- ¡Demonios! -- exclamó

El brazo estaba en un ángulo extraño, y una mancha de sangre teñía su camisa.

- No lo mueva milord -- dijo Delain -- espere un momento -- y luego le gritó a alguien -- ¡Dómine!

Un hombre medio calvo y con gafas, se acercó a ellos, y a una seña de Delain se arrodilló al lado de Dylan. Con extremo cuidado desgarró la manga de la camisa y examinó el brazo. Sin duda se trataba de una fractura, y abierta para más señas, parte del hueso había desgarrado la piel y estaba muy inflamado.

- ¿Puedes resolverlo? -- preguntó Delain

- Sabes que no, y aquí menos aun -- dijo el hombre -- todo lo que puedo hacer es inmovilizárselo hasta que lo vea un médico.

- Olvídense de eso, ahora tenemos que ver cómo llevamos a la señorita de vuelta a su casa -- dijo Dylan

- Ya nos estamos ocupando de eso milord -- dijo Delain


Aproximadamente una hora después, estaban entrando al Chateau Saint-Claire. Delain y sus hombres habían improvisado una especie de camilla, y de ese modo habían trasladado a Sophie. Phillipe se abalanzó hacia ellos cuando los vio venir, alzó a su hija en brazos y entró al Chateau. Madeleine corrió tras su tío, pero Marie ahogó una exclamación de horror que hizo detenerse a Phillipe cuando entraron Dylan y Kendall ambos en un estado lamentable, aunque Dylan estaba evidentemente mucho peor, porque no solo estaba cubierto de hollín, sino también de sangre. Phillipe lo miró y aun con su hija en brazos se giró y se acercó a él.

- Me dijo que esperara a que la encontrara para agradecérselo -- le dijo -- Gracias Lord Danworth, nunca voy a olvidar esto

Pero nadie estaba seguro de que Dylan hubiese escuchado, porque mientras Phillipe hablaba, el chico perdió el sentido y comenzó a caer. Marie gritó, mientras Kendall y Jacques detenían la caída de Dylan y lo arrastraban hacia un sillón.



Sophie se movió y Phillipe se apresuró a su lado, le tomó la mano y trató de que se tranquilizase. Ella había pasado la mayor parte del día dormida, pero con lo que él suponía pesadillas.

- Tranquila linda, ya estás en casa

- ¿Papá?

- Sí, aquí estoy -- le dijo él y finalmente ella se atrevió abrir los ojos

- ¡Papá! -- exclamó e intentó incorporarse y abrazarlo

Phillipe la retuvo en sus brazos mientras ella se desahogaba con el llanto. Un rato después y cuando estuvo más tranquila, comenzó a referirle lo sucedido, aunque él le dijo que no era necesario. Le contó todo lo que recordaba desde que había despertado, hasta el momento en que Armagnac la atacó. Le dijo a su padre que había tenido la intención de usar la daga en ella misma, pero cuando el duque se le había venido encima, la había clavado en su pecho, y en este punto le entró un ataque de nervios pensando que lo había matado. A Phillipe le llevó un buen rato tranquilizarla y asegurarle que no había sido así.

Después que Sophie se calmó, quiso saber cómo la habían encontrado, y fue el turno de Phillipe de relatarle los sucesos desde su desaparición hasta que fue rescatada, cuyos detalles había recibido él de Kendall.

- Es mucho lo que le debemos a Lord Danworth -- le dijo

- Espero me permitas agradecérselo papá

- Por supuesto, pero tendrás que esperar, porque no se encuentra bien -- pasó a relatarle lo sucedido con él y ella se angustió mucho, pero Phillipe le aseguró que según lo último que le habían informado, estaba mejor

Mucho más tarde y después que los restantes miembros de su familia habían pasado a verla, Phillipe se sentó a su lado y la miró con seriedad.

- Sophie, no sé si es el mejor momento teniendo en cuenta por lo que acabas de pasar, pero tengo que decírtelo

- ¿Qué sucede? -- preguntó asustada y pensando repentinamente en Dylan y que su padre no le hubiese dicho la verdad

- Lord Arlingthon ha solicitado tu mano en matrimonio -- le dijo sonriente

Por un momento Sophie lo miró confundida, porque la primera expresión de su padre y la seriedad de sus palabras, no se correspondían con la sonrisa que veía ahora, pero paulatinamente su cerebro fue registrando sus últimas palabras. Sus ojos se abrieron al doble de su tamaño, y repentinamente se llenaron de lágrimas.

- ¿Sophie? -- dijo Phillipe preocupado

- Kendall quiere casarse conmigo -- dijo más para sí misma que para su padre

- Eso fue lo que entendí -- dijo él recuperando su sonrisa al darse cuenta que ella solo debía estar emocionada -- La pregunta ahora es, ¿qué responderás tú?

- ¿Qué opinas tú? -- lo sorprendió ella

- Linda, la que va a casarse si así lo decides, eres tú -- le dijo -- Pero yo lo encuentro… adecuado -- y la vio sonreír al fin

- Entonces sí papá. Sí quiero -- y lo abrazó

En ese momento Phillipe se sintió el hombre más feliz del mundo, y solo esperaba que su hija pudiese alcanzar la felicidad que él nunca había podido alcanzar en su matrimonio.




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Texto agregado el 27-03-2013, y leído por 90 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
27-03-2013 Gemma, tus lecturas me apasionan, los personajes tienen altura. Saludos felipeargenti
27-03-2013 5* =) quntur
 
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