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Hay una extraña sensación al transcribir en una NetBook Lenovo S10e los escritos de hace más de un siglo escritos, quizás con alguna pluma fuente o algo similar... no sólo por el hecho del cambio tecnológico, ya que si bien hoy en día disponemos de mejor tecnología no por eso disponemos de mejores ideas, de mejores estados mentales, ni mejor capacidad de entendimiento y penetración en la realidad, no es tampoco por el hecho del abismo cultural que separa las dos épocas y que se descubre en ortografías, estilos, intenciones e ideas (hay que ver todo lo que hizo el abuelito para que la abuela le dijera que si); la sensación emana más bien de lo que somos, o lo que creemos ser, o quizás pretendemos ser.

No pretendo dar una explicación a esto, porque no sé que es lo que sucede, tampoco sé lo que somos, pero si hay ecos que resuenan en lo profundo del inconsciente casi a nivel molecular...

Dejemos que lo exprese mejor el abuelo...

~ Delirio ~

Reclinada la cabeza en el humilde lecho, dejaba vagar mi pensamiento, por las regiones de lo ideal. Abandonaba la materia, el mundo corpóreo y sensible para explorar las regiones infinitas de lo impalpable, de lo que pertenece oculto a las miradas investigadoras de los seres humanos. El pensamiento con sus alas vaporosas y sutiles, atravesaba con rapidez vertiginosa los espacios infinitos del firmamento azul, atravesó los límites de nuestra capa aérea y se perdió en lo reverberante de los cielos, más allá de nuestro sistema planetario para explorar las regiones del vacío, donde se encuentran esos puntos brillantísimos que parecen atados a la esfera colosal que constituye el firmamento, el universo armónico y admirable.

El pensamiento intangible, como el medio etéreo donde se movía, bañaba, a cada instante sus alas vaporosas en las ondas etéreas, se impregnaba de él, y seguía su rápida exploración, animado por la sublimidad del espectáculo que se presentaba ante su vista turbada por tanta magnificencia.

De repente se paró, como si hubiera venido a su imaginación una idea, y dirigió las siguientes frases a un punto pequeñísimo que parecía inmóvil en el espacio.

"Oh Tierra, cuan pequeña luces, si pudieras venir donde yo estoy, te convencerías que no eres sino un átomo, menos que un átomo, si tal pudiera concebirse; sin embargo en tu interior hormiguea un numero infinito de seres que, dominados por el orgullo necio se creen superiores a todo lo que existe. Ese conjunto se llama humanidad, y dividida, forma las naciones y los pueblos, que salvajes al principio, se fueron educando, poco a poco, hasta alcanzar un grado más o menos grande de civilización, pero no obstante, aumenta la corrupción a medida que ella aumenta; se dan las manos a través de las edades y los tiempos, de modo que podemos decir que la corrupción moral es proporcional al carácter de cada pueblo.

Extático contemplaba mi pensamiento, la vanidad y el orgullo de la humana progenie, cuando un temblor convulsivo se apoderó de él, temblor que lo atraía de una manera mágica y misteriosa, y le hizo volver inmediatamente la cabeza. Tenía delante de sí, una imagen admirable, que le hizo volver involuntariamente la frente, por el fuego divino que salían de sus hermosísimos ojos. Una barba poblada y blanca como la nieve, daba un aspecto respetable a su rostro, donde se dibujaba una sonrisa de paternal cariño, que tranquilizó a mi pobre pensamiento, humillado ante aquella visión majestuosa que revelaba claramente el dominio y la superioridad que ejercía sobre el universo entero.

"Yo soy, le dijo, el autor de todo lo creado, de la tierra que ves allá, en forma de punto casi imperceptible, de lo que actualmente contemplan tus miradas, y de lo que existe más allá, después de todos esos puntos brillantes, que son, como tu debes saber, manantiales de luz y de calor, alrededor de los cuales giran, en virtud de la atracción solar, otros mundos análogos al nuestro."

"En cada uno de esos mundos que son los elementos de que me valgo o mejor aún los instrumentos que obedecen mis órdenes, coloqué una humanidad como la contemplada no hace mucho por ti. Pero todas reniegan de mi que soy su padre y disponen de la vida de los demás y de las cuales, a mí compete solamente el derecho.

"El mundo terrestre, cómo tu sabes, salió del seno del abismo del caos de la materia primitiva, por la mano omnipotente de Dios, que perfecto en sí mismo, quiso también hacer perfecta su obra colosal. Todos los elementos vivían en combate continuo, ninguno salía victorioso. Al fin los reconcilié y establecí la armonía que ves formando todo lo que existe: globos sólidos y masas incandescentes gaseosas; formé la luz, el calor y su vehículo el éter; el aire, generador de la vida de todos los mundos habitados; el hidrógeno y el oxígeno que constituyen el elemento líquido; y por último los árboles gigantescos y las plantas pequeñísimas que dan vida a los seres orgánicos, que son los seres vivientes sometidos a las leyes físicas y naturales, pues introduje en ellos el principio vital, el germen fecundante de la vida.

"Todo existía, sólo faltaba un ser inteligente y libre, superior a todo lo creado, que pudiera conocer la magnificencia de mi obra. Este ser a quien hice a mi imagen y semejanza, fue el hombre, el ser más perfecto de la creación, pues le doté de la razón, facultad especial que no posee ningún otro animal.

"Para que te convensas de lo que fue el hombre primitivo, te haré contemplar el cuadro para que lo veas con coloridos más vivos. Cierra por un momento tus ojos, ábrelos de nuevo y dime lo que ves.

"Veo, padre mío -le digo admirando el pensamiento- que la Tierra se ha acercado y estoy a dos pasos de ella... ¿Pero que veo padre eterno?, ¿que espectáculo tan admirable se presenta ante mi vista? Allá, en aquel lugar de la tierra, contemplo una mansión bellísima, cubierta por todas partes de árboles frondosos, que se inclinan suavemente, según creo, por alguna brisa halagadora y suave, un verde montecillo cubre por completo la pradera inmensa, formando un manto aterciopelado y cubierto por todas partes, de brillantes esferitas líquidas, que debe ser el rocío nocturno originado por la radiación. Veo también arbustos cubiertos completamente de flores bellísimas, de todos colores, y alrededor de los cuales giran, en variados contornos, las alegres mariposas y los insectos para extraer el néctar dulcísimo que les da vida. De sus alas y patitas diminutas se ha pegado un polvo finísimo. Ah! ya comprendo es el polen que lleva en su interior la semilla de otras plantas. Las polícromas mariposas y los insectos las llevan en sus alas, a otras regiones, aumentando así el número de plantas y de flores. Estas le dan por recompensa el germen embriagante de las flores abiertas. Un número infinito de animales se mueven y caminan por todas partes y picotean las tranquilas avecillas los sasonados frutos de los árboles. Más allá está el árbol prohibido, que frutas tan riquísimas contiene.

"Y ¿donde están, padre omnipotente, Adan y Eva, padres de todo el género humano?

"Míralos, ¿ves aquel arroyo transparente, cuyas ondas líquidas, convidan a beber en el? En su orilla está dormido Adan, atraído por el ruido murmurante del líquido al caer, formando olas pequeñísimas que se deslizan suavemente por el límpido arroyuelo.

"Más allá viene Eva: con paso suave acaricia el verde cesped y se dirije al arrollo donde se haya dormido Adan. Se acerca a él, coloca su mano bellísima sobre su nivea frente y estampa un beso amorosísimo en sus labios entreabiertos. En aquel beso iba envuelto un poema, el himno suave del amor, ideal y puro, que acaricia el alma y no afecta los sentidos. Aquel contacto divino hizo levantar al dulce compañero que comparte con ella la felicidad del paraíso, y estrechándola contra su pecho palpitante, prorrumpen en frases de amor, dulces y apasionadas.

Absorto se hallaba mi pensamiento contemplando aquel idilio seductor, cuando oí la voz ronca del eterno que señalaba hacia otro punto del cielo fuera de sus límites, una figura hermosa también, pero subyugado por los esplendores del paraíso. Ese que ves me dijo, es el ángel malo que quiso ser superior a mi, y lo arrojé de los cielos a expiar sus culpas en los antros tenebrosos del infierno. El es el rey de esa mansión de fuego, no puede salir de sus límites porque al intentarlo caerá en un abismo más profundo. Viaja por todos los mundos conocidos para sembrar el mal en ellos, y míralo, ha llegado hasta aquí atraído por la tranquilidad de esta mansión para tentar el hombre, y hacer que desobedezca el mandato de su padre, el creador de todo. Los ángeles guardianes de este recinto le impedirían la entrada al verlo, pero él con la astucia por *, buscará el modo de entrar sin ser visto. Vé: el tentador se ha despojado de sus hábitos corporales y se ha transformado en una ligera nubecilla, especie de neblina vaporosa, que ha penetrado en la mansión sagrada. Con una velocidad increíble se dirige hacia aquel árbol donde se encuentra durmiendo en su base la maldita que introdujo el desorden en el bello paraíso.

Mira, como la odiosa sierpe** abre sus ojos y la boca inmunda y venenosa. Se ha conmovido como si sintiese una conmoción extraña que la agita: es la odiosa sierpe que se mueve impulsada por la influencia del ángel infernal.

A partir de aquí todos los goces del paraíso han terminado. La maldición del padre no tiene sanción***. Ella perdurará hasta el fin de los siglos.

* ilegible
** sierpe: serpiente
*** sanción: una de las acepciones en derecho es: negociación.

Manuel V M

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Delirio proviene del latín "de-lirare" que significa salirse del surco al labrar la tierra... es una palabra que en términos estrictos psicológicos y psiquiátricos implica locura, psicosis, salirse de la norma, salirse del carril.

Sin embargo, el delirio es siempre un buen ejercicio, implica observarse uno mismo desde afuera, desde otro punto de vista, el verdadero delirio implica deslastrarse de los patrones conductuales impuestos por los padres, por la familia, por la sociedad, por la cultura, por la raza humana (si tal cosa fuera posible), delirar es en definitiva acercarse a la conciencia pura, al vacío del ser (o plenitud del ser, es lo mismo).

La sensación que me deja el abuelo es la de un delirio cultural donde se observa a si mismo observando su capa de pensamientos (bañada de conocimientos científicos y tradiciones religiosas de la época) mostrando una profunda honestidad con sus creencias donde muestra, sin pudor, las relaciones conceptuales de la polinización junto con el génesis clásico cristiano.

El abuelo delira y se coloca fuera de su "pensamiento" lo observa, lo husmea como un perro a su presa, y ve su pensamiento dialogando con el creador.

Durante el viaje abismal el abuelo sospecha que el átomo conocido no es la última frontera física ("no eres sino un átomo, menos que un átomo, si tal pudiera concebirse"), un atisbo cuántico.

No comprendo como al abuelo pudo pensar que Satanás "no puede salir de sus límites porque al intentarlo caerá en un abismo más profundo" y sin embargo afirma que viaja por todos los mundos conocidos sembrando el mal, ¿según esto estarían todos los mundos conocidos en el infierno?, quizás, pero comprendo que ese tipo de preguntas no se hacían saliendo del siglo XIX.

La belleza poética de la descripción del paraíso, del amor lleno de riqueza, posibilidades y pureza hacen de este cuento, para mí, un fantástico viaje a las "regiones de lo ideal".

Texto agregado el 23-03-2013, y leído por 74 visitantes. (0 votos)


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