Pidiendo socorro
Ella
Desde esta gran montaña
miraré por los ventanales,
el mar y el cielo apañan
mis fuentes de canales.
Qué temprano que amanece,
podría hablar con las aves.
Ellas son imparciales,
y parecen amigables.
¡Buenos días pequeñotes!
¿Durmieron bien por la noche?
¡Venid, venid que os invito,
a picotear sabrosotes!
Necesito vuestro coraje,
para saber sobre este pueblo.
Llevad y traedme mensajes
que me ayuden a entenderlos.
En árboles y balcones,
apreciad lo que acontece,
en cada casa, en cada calle,
y en los tristes corazones.
Un ave se acerca y le responde:
Pero mi querida señora,
es imposible bajar.
Los niños, como antes,
usan ondas para matar.
Ella
Avisad a vuestras amigas,
a la garza y a la grulla,
que coqueteen al abeto,
al almendro y al acebo.
Que el murciélago y el búho
os suplanten por las noches.
Recorred todas las calles
y asustad a los ladrones.
Volad por todos lados,
traedme los sucesos.
Ahora descansaré...
No he dormido a causa de ellos.
Autora: Cielo Vázquez (cieloselva)
Inscripto en la PI de Uruguay N° 752. Libro 29
Este poema es una porción de la Obra: Aviso. Se necesita una escritora para el pueblo.
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