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No soy de estar entre comillas, mi existir parece posarse más bien en medio de signos de interrogación. A pesar de eso me gusta ver la vida entre signos de admiración.
Mis actos, mi pensar, mi sentir van seguidos con comas, porque parecen coincidir. No quiere decir con esto que no me gusten los puntos, más recurro a ellos para continuar con las cosas del vivir, es mejor un punto seguido –o dos puntos quizás- que tener que escribir un punto final.
Hay cosas que van entre paréntesis, pues son necesario aclarar y otras tantas seguidas de puntos suspensivos para no nombrarlas más y caer en un inadecuado redundar.
Así pues, a razones del escribir, vivo entre interrogantes que buscan respuestas de admiración. Unas que vayan entre comillas, otras seguidas por comas, unas como abrazadas por paréntesis, otras entre puntos que se siguen y unas cuantas que parecen coincidir con aquel punto que nos pone un fin.
No se si usted viva entre la importancia de las comillas y los signos de admiración, entra la humildad de las comas y el punto seguido, en el encierro de los paréntesis o en la libertad de los puntos suspensivos. Tal vez solo viva entre uno o dos puntos seguidos o en aquel alarde que le puede dar el punto y a parte.
A razón de lo anterior, le dejo estos tres puntos suspensivos… por si algún día osa pensar en el signo de puntuación en el que usted su vida puede situar