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Lauro era el hijo único de Jacinta, desde muy pequeño Lauro había sentido inclinación por la vida militar, quizá por la figura su padre, un militar de carrera, desaparecido años atrás en el conflicto del falso Paquisha, con Ecuador. En Iquitos que era donde vivía Lauro todos tenían en consideración a la viuda del héroe: Hernán Shiroe, había dado su vida durante aquel episodio de guerra, y Jacinta soñaba que Lauro seria como su padre.
Buen alumno, destacaba por sobre sus compañeros, al terminar el colegio, Jacinta decidió enviarlo a Lima, donde tía Gloria, hermana del padre de Lauro, con la intención de que ingrese a la Escuela de Oficiales del Ejército. En efecto, Lauro obtuvo nota sobresaliente en el ingreso: primer puesto de más de mil quinientos postulantes.
Era el año de 1983 cuando Lauro inicia sus estudios militares y gracias a su conocida destreza logra reconocimientos y méritos. Durante los cinco años en los que pasó en sus estudios militares Lauro fue un destacado cadete siempre presto para lo que se necesitara.
Jacinta estaba orgullosa de su hijo y Lauro, como todo buen hijo muy reconocido por la labor sacrificada de su madre.
Con el grado de Alférez, se gradúa Lauro en el año de 1988 en la Escuela Militar de Chorrillos y por su sobresaliente desempeño, es destacado a comandar el glorioso Batallón de Húsares de Junín, encargados de ser la Escolta Presidencial.
Corría el año de 1989, era un Junio de otoño, época en que el frio ya se hace sentir, y la incesante llovizna cubre las pistas por donde transitan los autos en la capital.
Como todos los días, Lauro, ya de Teniente, comandaba el Batallón de Húsares de Junín compuesto por más de 30 hombres, quienes relevaban a la Guardia de Palacio de Gobierno y hacían el recorrido habitual en ómnibus por las calles de Barrios Altos.
Eran más de las 10 de la mañana cuando el tránsito se detuvo en la cuadra 11 del Jirón Junín, muy cerca de la Iglesia de la Virgen del Carmen, un Volkswagen averiado atravesaba aquella pista obstruyendo el paso y el conductor , fuera de él, empujaba el auto para agilizar el tráfico.
Aquel hombre que parecía contribuía a solucionar un problema de pronto dejó el auto corriendo: fue lo último que vio Lauro.
Eran las 8 de la noche del día 3 de Junio de 1989, los noticieros aquella noche informaban del horrendo atentado perpetrado contra la Escolta Presidencial, las cámaras de televisión enfocaban los cuerpos mutilados de los soldados, producto de la explosión, el ómnibus incendiado y las entrañas aun frescas de aquellos cuerpos colgaban de los pasamanos ,El Teniente Lauro Shiroe estaba entre las víctimas mortales, el feroz ataque de Sendero Luminoso había dejado 6 soldados muertos y 26 heridos de suma gravedad…

Texto agregado el 05-02-2013, y leído por 225 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
16-02-2013 Me encantó la narrativa y su temática, te felicito.(Concuerdo con elbritish) UN abrazo!! gsap
05-02-2013 La locura de la guerrilla, la política,la ambición, la barbarie, la falta de respeto al ser humano, las divisiones entre hermanos y todo lo que sufre y habrá de sufrir aún nuestra América antes de llegar a respetar la vida. elbritish
 
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