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EL TIEMPO EN UN RELOJ

Cuentan que hace mucho habían logrado atrapar al tiempo, cuando poco se sabía de él. Sólo que era invisible, y que lo mantenían encerrado en una caja de madera que llamaron “Reloj” Resortes y engranajes en su interior darían cuenta de su presencia a través de algún movimiento que él provocaría en algún intento por escapar. Cosa descartada, ya que la hermeticidad con que estaba sellada era absoluta, y un vidrio transparente en el frente permitía que estudiosos atendieran su comportamiento durante ese cautiverio. Algunos de ellos, llegaron a divulgar que lo vieron manifestarse valiéndose de claras señales por unas agujas que, apuntando a unos extraños y antiguos signos griegos, marcarían aparentemente algún código secreto. Algo que al final nunca lograrían descifrar. Otros sostuvieron que lograron escuchar sus quejidos, intermitentemente en dos tonos de sonido. Pero que por monótonos y repetitivos tampoco le encontraron algún sentido razonable. Todo esto hizo que lentamente se fuera perdiendo el interés en descubrir un hipotético mensaje desde lo desconocido, y con ello su posible utilidad científica. Como inservibles aparatos estos relojes fueron desechados, aunque bien ornamentados fueron un lujo en las paredes de ciertas casas, donde ricos y famosos los exhibían como un trofeo al tiempo ganado; Más adelante se harían más populares fabricándolos mucho más pequeños. Fáciles de llevar en una falsa ostentación por la calle. Así se vieron a elegantes caballeros portándolos en el bolsillito delantero de sus pantalones, o pendiendo de sus chaquetas como una medalla al mérito. Mucho más tarde los llevarían en las muñecas como si fueran exóticas pulseras... Su historia hubiese terminado en esta frivolidad si no existiera el imaginario colectivo. Esa proliferación en la mente del individuo, de creencias, tabúes y supersticiones emergentes desde aquella misma época. Decían algunas de ellas que quien mirara esta inutilidad con demasiada frecuencia terminaría enfermándose de ansiedad crónica. A la persona que lo hiciera obsesivamente, le alteraría su sistema nervioso, a la que mantuviera su mirada permanentemente sobre él, lo llevaría a una locura irreversible, y a quien nunca en su existencia lo había visto, en el momento que lo hiciera, repentinamente se volvería viejo, o encontraría la muerte asegurada. Otra cuenta que su inconsulta e irresponsable liberación implicaría mayor desgracia aun: Si alguien abría la caja, un polvo gris contaminaría todo lo cercano, incluido a su liberador, a quien condenaría de por vida a que perdiera su control de sí. Tanto que sus momentos de felicidad podrían ser muy fugaces, y una eternidad la amargura... Definitivamente para mí, no habría sido muy buena idea atrapar a esta cosa que todavía sigue llamándose “Tiempo”... Y yo no sé si todo esto fue verdad, un mito o una leyenda barata, pero que por acá nunca le llevé el apunte, es seguro.Tanto como que tampoco me gusta usar reloj.. Digamos que con reloj o sin reloj yo seguiré en la misma de siempre. Disfrutando lo mejor que pueda de esta sencilla vida,especialmente del tiempo libre que me dá. Y cuanto más liberado sea,mejor que mejor, qué les puedo agregar ahora…

Texto agregado el 23-01-2013, y leído por 248 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
03-05-2014 pasable satini
24-01-2013 Interesante, como un ensayo, pasará lo mismo con el mito del celular? Muy bueno! Serjio
 
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