Vino de un caluroso pueblo del norte. Su infancia estuvo marcada por la pobreza y el abuso. Ayudaba a su madre vendiendo helados desde los siete años y luego lavando ropa a los agentes viajeros que se alojaban en un vetusto hotel de la provincia. Fue allí cuando uno de ellos la violó. Pronto se dio cuenta que podía sacar ventajas con su núbil y atractivo cuerpo con cuanto viajero la tentaba. Luego de un tormentoso y violento romance con un joven del lugar, decidió emigrar a la capital. Allí incursionó abiertamente en la prostitución callejera. Su exótica belleza y su fabuloso cuerpo la convirtieron pronto en la reina de su esquina. Logro conquistar a un inmenso número de fieles clientes. Atraídos por su belleza y por el ardor con que los atendía.

Lo último que supe de ella fue que viajo al Cuzco con la última de sus conquistas, un mozalbete aficionado como ella al alcohol y las drogas. Allí murió de una sobredosis de droga.