Toby era un perro, que la dueña de casa le decía: el destructor, pero este no era grande, fue un chihuahua, prieto. Se comía los papeles y periódicos, hacia travesuras y tollos, hasta con los zapatos de las personas jugaba, mordiendo los cordones o si se iba alguien ladraba.

Una vez la familia decidieron darle un fuetazo por los desordenes de Toby, este triste tuvo que irse de la casa porque no lo trataban como debería de ser.

Desapareció el pobre Toby, estaban muy preocupados al ver que no aparecía, se sentían desesperados. Tuvieron que correr la noticia por todas partes y prepararon cartelones que decían: “Se busca perro perdido”.

Toby ha estado en un lugar solitario, oscuro, acorralado y con frio, sin nadie con quien compartir.

Una señorita llamada Angie paso por el mismo sitio, vio a Toby y se compadeció de él. Esta muchacha era hermosa con piel morena y cabellos cortos, iba con un traje elegante, pero en su interior era agresiva. Ella lo cogió y se lo llevo. Lo cargaba muy contenta en sus brazos.

Angie, cuando llegaron le preparo un buen plato de comida a Toby (comida para perros), lo atendió bien.

Un día Angie escucho el noticiero del perro desaparecido, pero ella no se atrevía a entregarlo, quería quedarse con él.

Se tardaron mucho en poder hallar a Toby, buscaron, y buscaron y no lo encontraron.

La gente de Toby fueron por televisión para hacer un anuncio, tratando de pedirle perdón por el maltrato que le daban.

Cuando Angie vio esto, se asusto aun mas, su rostro se puso pálido, le decían que si estaba enferma y no lo fue.

Toby se hizo de las suyas en un hogar ajeno rompiendo cerámicas, hasta que la muchacha se sonrojo, rojita con furia estira uno de sus pies (pie derecho) y lo lanzo afuera con una gran patada, que por poco lo mataba. El perro se devolvió corriendo y mordió a Angie.

-¡Aaauch! Grito Angie del dolor.

-¡Eres un destructor! ¡Malo, desgraciado destructor!

-Vete de aquí. Le gritaba con voz fuerte.

Sufriendo y adolorido se fue rondando por calles negras, inmensa obscuridad.

Personas que lo vieron y no supieron que era el perro que buscaban, seguían de largo como si no hubiese pasado nada.

El enojo que tenia la joven no se le quitaba, encerraba los puños como si fuera a pelear con alguien. Tenía herida una pierna por la mordida.

Amaneció y todavía seguía perdido. Se durmió y soñó que lo estaban llamando:

-¡Toby! ¡Toby!, era el Dios del sueño.

Al poco rato despierta, desde lejos lo encontró el muchacho de la casa y lo llamo:

-Toby, ven aquí, por fin te encontré.

-Perdóname por todo lo que ocurrió en casa. Le dijo.

Lo lleva feliz de nuevo donde mismo estuvo, su propio hogar. Le hallaron una pequeña herida, fue de la patada que le habían dado y luego se la curaron.