María y Dante

María vivía con sus padres ninguno de ellos se comunicaba con ella, vivían sus vidas pendientes del trabajo, pensaban que mandando a María a un buen colegio los hacia buenos padres, pero la verdad es que Maria creció muy sola y encerrada, se podría decir que no hablaba con nadie pero eso no es del todo cierto, hablaba con Dante, un perro de 8 años.

-Jugamos a que me lanzas la pelota-Le decía el perro a Maria
-¡Ya! ,busco la pelota ahora mismo

Ese era su juego favorito, a veces era Maria y otras Dante el que se cansaba primero y pedían un descanso en el cual conversaban

-¿Tú conociste a tus padres?-Le preguntaba María a Dante
-Yo llegué muy cachorro a esta casa no recuerdo a mis padres
-Yo pese a que vivo con ellos es como si no los tuviera, somos tan iguales Dante, por eso me caes tan bien.

También les gustaba jugar a las escondidas en la enorme casa, veían la televisión juntos, incluso les gustaba los mismo programas salvo que paradójicamente a Dante no le gustaba los programas de Animales y le pedía a Maria que cambiase.

Así pasaron muchos años, María ya estaba a punto de dejar la niñez y Dante se hacia cada vez más viejo, a Maria ya le costaba un poco más entender que es lo que quería decir el perro, pero ponía todo su esfuerzo en adivinar lo que le quería decir y se lo daba.

Ya no jugaban mucho porque Maria tenia muchas tareas en el colegio y porque Dante ya bordeaba los 15 años, pero ambos se seguían queriendo con la mirada, eran los mejores amigos del mundo.

Dante dejó el mundo, pero no el mundo de Maria, ella lo recuerda todos los días y le agradece por haber sido el mejor compañero que ha tenido.