Y oculta mi amor entre pliegues de sabiduría. Y oculta mi amor entre pliegues de amistad. Y oculta, oculta, mi amor me esperas. Que mala suerte para los dos el que yo sea sordo, cojo y ciego.



Luz. Luz cegadora. Un mundo. Un mundo inabarcable e incomprensible. Una mirada, miles de palabras. Una sonrisa y un corazón anhelante. Puedo ver tus ojos y tú puedes ver los míos, pero no vemos nuestras almas. No conocemos y el no conocer no lleva a errar. Y el errar nos aleja. Tan, tan lejos. Luz. Luz, cállate, que no me dejas ver. Deja de gritarme tus fotones en el oído, que mis ojos se queman. Cállate y déjame ver a aquella que amo y deseo. Déjame ver mas allá de mi mente y poder adentrarme en el misterio de aquellos labios sonrosados. A veces me pregunto si tu Luz es igual que la mía. A veces me pregunto si acaso tienes una luz que no te deja verme o si no ves nunca. Puesto que aquí estoy, y aquí he estado tanto tiempo, siempre. Mi corazón arde, se consume y muere. Necesita una llama que lo avive. No una llama de luz, no. Una llama que no de luz, sino calor. Prefiero un lugar tibio a tu lado en la oscuridad, que una soledad fría y eternamente extendida en la fría luz blanca que ilumina desde sus alturas infernales mi mente. Pero de nuevo arde, se consume y se apaga. Soy una voz sin sonido. Un teclado y unas letras, que no llegan a significar nada. No se si ves estos caracteres. No se si te importan. No se mucho, casi nada. Puedo conformar mundos, frágiles y míseros mundos incompletos, pero más allá de eso, no se hacer más. Un mundo incompleto, un corazón incompleto. Para completarlos necesito algo más. Un Misterio. Un Misterio que vaya más allá de este mundo y de lo que lo compone, que atraviese mentes y seres, montañas y abismos y que pueda tocar con sus manos mi corazón. Tu Misterio. Puede ser una sonrisa, un gesto, una mano, o un beso. Mientras sea Tuyo. Mientras aparte de mí el frio de un pasado que no debo recordar. Mientras pueda hacerme el otro lado de mi mismo. Mientras pueda hablarme al oído sin asustarme. Mientras pueda hablar sin asesinar al silencio...


Mientras pueda yo puedo hablarle y reconocerlo. Pues no le conozco, no te conozco. No se quien eres o donde estas. No se si en las noches me miras por la ventana, o a través de los espejos, o si aguardas, oculta, entre pliegues del mismo universo, a que Luz se apague y pueda verte. A que la Luz se apague y espante a la Muerte.