Por huevona me pasa... quien me manda... reducción de especies... ¡reducción de especies!
Claro, cuarenta y cinco gramos, setenta mil pesos, que tentación... a sabiendas que siempre habrían ojos alrededor, estamos tratando con oro pues mujer, usted sabe que esto es mafia, como el petróleo, siempre van a estar mirando, nunca va a estar sola hija.
No se si quiero seguir en esto, se volvió todo demasiado truculento, mandar a su hermana a sacar información, haciéndola pasar por bandida, claro, como cocainomána pasaba, por eso el apuro de vender todo eso tan barato, ¿para drogas? Así cualquiera, y yo, a un pelo de caer, idiota.
Ahora debo confesar que me siento asustada, no se con quien estoy trabajando, desconfío hasta de los clientes que entran al sucucho, además, con tanta noticia helada se me bajó la presión, siento frío y no traje abrigo, entra una brisa suave pero tan fría, o quizás es mi presión, pienso en fumarme un cigarrillo pero puede que me dé mas frío. Me duele la cabeza y siento que hasta los vecinos miran raro todo este lugar, opacado de malas intenciones, patrañas y maromas absurdas, ¿No será mas fácil poner una cámara? Si son tan baratas, teniendo el tarro para aplicarla, además lidiar con tanto cliente complicado, que miedo todo esto, ¿trabajo para el diablo o para un hombre? ¿PARA QUIEN TRABAJO?