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Inicio / Cuenteros Locales / Deilost / ( Cancionero de Mariana) Cuatro

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Quiza el futuro inmediato me sea adverso, quiza. Lo aceptare, puede que no sea responsable de muchas cosas, pero soy responsable de mis actos y sus consecuencias, De todas formas, a pesar de que tenga que pagar toda la infranqueable deuda de mis errores, la Esperanza no se va. Es un rayo que no cesa, el que sepa a que me refiero, que me apoye. Y por esa misma esperanza, despiadada, cruel, eterna y mistificante, ahi voy, de nuevo....

Quien sabe si sí, quien sabe si no.

Quiza yo solo sea un idiota trasnochado de amores, engañado, despreciado y utilizado por una de esas tantas arpias que pululan por ahi. Quiza no. Quiza yo...quiza...quiza...

Pensaba Nicolas caminando en la extraña noche bogotana. El aire olia a frio y el vago abrigo que llevaba encima parecia querer irse con el, el viento, volar hacia regiones mas elevadas y ulteriores de la existencia. Acostumbrado como estaba al clima capitalino, apenas si lo notó, barrulló un sarcasmo contra el y siguio caminando. Trastabillaba sobre una calle de cambiante faz, arropada por el lodo, hijo de las lluvias crecientes y frecuentes que azotaban la ciudad por esos inviernos. La mirada baja casi enfocada solo en sus pies, los hombras relajados, el ceño fruncido, el caminar rapido y los pasos largos, ademas de una cierta tendencia a saltar en cualquier pequeño cambio de altura de la calle, adivinaban en el al hombre lleno de energia cinetica, atribulado de sus propios pensamientos ensimismadfo, seguramente enfrascado en un dialogo con otro de sus tantos yos, despistado y ... francamente enamorado.

LLevaba un bleiser negro, jeans entubados grises, camisa negra debajo y una bufanda a cuadros, hubiera querido tener un sombrero negro, bajo hasta un tercio de la frente, que le cubriera la mirada esquiva, pero que se le iba a hacer. Caminó un par de cuadras más y luego volteó a la derecha. Caminaba por un barrio de casa grandes, anchas con muchas luces, rodeadas de muros grandes, anchas con pocas luces. la calle desierta, producto de la callada y soñolienta hora, se le presentaba larga hasta el final del horizonte, bordeada de arboles y con muchas entradas a ambos lados. caminó tres cuadras mas y entro en un parque de esos de pocas luces, muchos arboles y ergo mucha sombra. Caminó subiendo la pronunciada pendiente que ascendia rapidamente hacia el fianl del parque, que terminaba con una breve explanada , un solitario farol y un muro, seco, impersonal que terminaba con una extraña brutalidad el verdeante cesped. Subio hasta el final del parque y luego se dia la vuelta, con la espalda a un palmo del muro y observo el titilante roncar de la ciudad dormida.

Esperó. Y esperó. Casi media hora, de pie en medio de las fragantes rafagas de viento que bajaban de los cerros. Miró la hora y recordó

" Si estas ahi y yo nó, cuenta hasta 4 y antes del tro, tendras una sonrisa en los labios"

Solo entonces penso que pudiera ser no una sonrisa no de su aparicion, sino del desencanto brutal de que no llegara.

Pero la Voz Azul que habitaba en su interior le dijo:

" No!! Tu lo Sabes."

Sonrió.

Uno.

Algo aleteó en uno de los arboles cercanos.

Dos.

Otra rafaga de viento, la bufanda le mantenia caliente el pecho, pero sentia que su nariz ya debia estar azul. Cerró los ojos.

Tres

Mas viento, una sirena a lo lejos. un piar, mas aleteos y el seco caer de algo, no lo vió, cerca.

Cuatro

Mas viento, de nuevo, eterno. En la eternidad del silencio que siguió al Tro no pudo pensar en nada. una lagrima, pequeña, postrera, trató de escapar de su alma azul oscuro. Fue ejecutada en el acto.

" BUuuuuuu!!!!!!"

Nicolas saltó, como un resorte, mientras ella salia de detras de un arbol, con una sonria picara, capaz de traer tot el calor del mundo a la fria noche bogotana.

" No pensé que fueras a contar."

" Por que no habria de hacerlo?"

Ella hizo cara de duda, sobreactuada pero con cierta naturalidad nata. Con razon estudiaba actuacion.

"umm... ¿Por que confias en mi?"

El hizo cara de perdida incorforme, frunciendo el ceño y apretando los labios. Ella se rió, clara, luminosa, viva.

" ¡Mira!"

Señaló un punto por arriba de sus cabezas con la mano. Nicolas se volteo a mirar el cielo negro, naranja y desnudo sobre ellos. Ella subrepticiamente se puso a su espalda y colocó su mano sobre el hombre de el.

" ¿Que? ¿Que se supone que tengo que ver?"

Se volteo a mirarla. su cara resultó a un palmo de la de ella. Sin poder evitarlo, sus ojos se cayeron en el abismo inmedible de las pupilas de ella, rodeado de una especie de color de la tierra lista para labrar, para germinar, de la tierra de la esperanza.

" Esto."

Se empino de puntillas, juntó toda su alma en ese realzado, enamorado segundo y lo besó, juntando sus labios rosados palido con los marrones de el, llenandolo en aquel calido beso de todo el calor, el amor de los mundos, que llego hasta su alma azul oscura congelada, anhelante y la calentó , hasta convertirla en un opalo vibrante de Vida, Fuerza y Amor, Rojo en la oscuridad de su mente.....
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La noche, callada y ommisciente, la noche de la Bogotá capitalina, llena de los vientos que huelen a frio y bajan de los cerros, La noche, en ese instante, se llenó sobre ellos de un coro de luces rojas, naranjas, azules, blancas y purpuras.

Eran los fuegos artificiales de su corazón.

Texto agregado el 18-12-2011, y leído por 145 visitantes. (0 votos)


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