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Capítulo III

De cómo acusa baja de las filas formales del ejercito, pero regresa y regresará a ser militar, cada vez que sea preciso para él o de él precisen. De cómo, igual que siempre, las coincidencia lo van uniendo de nuevo con su furas experiencias al norte. De cómo llega a engancharse en definitiva hacia California


El 24 de octubre de 1825, luego de recibir “Licencia y Alcances”; (referencia al hecho de causar baja y recibir sus emolumentos) Juan refiere el que trabajó como instructor de tambores en un Regimiento de Cívicos para luego establecer que en el año 1834 habiéndose presentado en allá en Guanajuato una revolución y que habiendo salido para allá todas las tropas disponibles en la capital del país el fue incorporado a su original 1er Regimiento Local, no aclara si voluntariamente o “en leva”, lo que si, con orgullo narra el éxito que en campaña tuvieron en una acción de guerra en “El cerro de los Tumultos” en cuya batalla hicieran cientos de prisioneros. Refiere que uno de ellos lo era Don Antonio Garraleta, nativo de Jalisco, a la zasón Teniente del Batallón de Caballería # 5, cuenta que este Teniente Garraleta es el mismo que un año después, estaría en Las Californias al frente de una Compañía de Caballería de la Frontera y que mataron el 7 de abril de 1839 sus dos cuñadas Juana y Rita Gastélum, cuando Juan ya era Sargento de Órdenes.

El crimen referido, es un evento de pendencia típica del aguardiente y cantáridas (afrodisíacos naturales) que en aquel tiempo se consumían y que en abuso de ellas, ocasionarían estados de demencia tales que llevaron al teniente intentar matar a su suegra con los resultados adversos que ahí se narran y que involucraron a toda la tropa que tenía a cargo aquel puesto de avanzada militar en Santo Tomas. Hechos estos que trajeran como consecuencia la perdida de la vida el Comandante Garraleta y posteriormente la desbandada de toda la guarnición por la perdida de su líder y comandante pero más por que concluyó el contacto con los suministros que desde La Paz, se enviaban, acabando por ser abandonado aquel puesto militar de Santo Tomas, por sus integrantes que en peligro de muerte por hambre decidieron huir.

Todo esto último, que es un evento en la historia personal de Juan, cuyos hechos él conocerá de primera mano, inclusive, ahora mismo narra que lleva prisionero a aquel que será su jefe en el futuro.

Juan será junto con éste, actores de un hecho de los anales de la historia de Las Californias, consistente en la desaparición del puesto militar por desbandada de sus integrantes a la falta de suministros y reconocimiento a su sucesor: El Alférez Estanislao Armenta.

Al terminar aquella aventura militar en Guanajuato, Juan causó baja de nuevo de las filas de ejercito y su licencia fue firmada por el propio Vicepresidente encargado del Ejecutivo, Don Valentín Gómez Farías, político prominente que estaba muy preocupado y comprometido en apoyar al Gobierno de La Alta California y con ellos habría acordado, un plan de colonización, al que Juan se refiere, a renglón seguido en su dictado, de la siguiente manera:

En ese mismo año de 1834 se pusieron anuncios públicos y cartelones en la Capital invitando hombres mujeres y familias que quisieran venir a poblar á California, á engancharse y reunirse en el Convento de San Camilo. Ofreciendo 4 reales diarios á las personas grandes y 2 reales a los niños para cubrir su subsistencia durante el viaje hasta llegar a San Blas. Transporte de aquí á California, un año de manutención; que á cada hombre y gefe de familia se le daría tierra y herramientas para su cultivo. Se invitó igualmente a gentes de oficio, como carpinteros, albañiles, herreros también, y un cierto número de preceptores(Nota: Sin incluir cambios en la ortografía y puntuación)

Los principales hombres de la Alta California, no tan solo habían tratado personalmente con el Gobierno Central sobre la urgencia de poblar aquel distante Norte, igual se harían cargo de la expedición y en persona caminarían junto con los contratados aquel penoso viaje: Bandini, Padrés, Hijar, Coronel apellidos todos éstos, vinculados de mil formas con los derroteros del destino de la nación mexicana, que entregarían vidas y fortunas por salvar su patria en la California, son apenas algunos, con quienes Juan anduvo a caballo, en carretas, barcos o a píe, para acatar el designio que le estaba escrito, que habrían de padecer politicos y hombres ricos, como aquel Tambor, nuestro humilde personaje por tierras que poco después, aun a pesar de sus vidas entregadas a construir una mejor patria, que por azares de otras guerras, las tuvieran que entregar a los sajones vencedores en Texas.

Texto agregado el 30-11-2011, y leído por 177 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
05-12-2011 Es curioso como de no tener historia, hay personas que terminan formado parte de ella. Buen Texto. ailedzullzayhev
01-12-2011 Buena idea de poner algunas palabras y nombres en negritas. Te felicito por tus cuentos. +++++saludos antoniana
30-11-2011 Increíble!! Me quedo con esto último: por azares de otras guerras las tuvieran que entregar a los sajones vencedores en Texas. azucenami
 
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