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Largo es el camino por andar- se dijo, mientras crujían las hojas esparcidas por el suelo agrietado y lleno de vida, la soledad del sendero se sentía con cada suspiro, la luz de la luna iluminaba aquellos ojos fosforescentes que no descansaban. El bastón en la mano, se volvía pesado y otra vez ligero.
A veces un pequeño ser se cruzaba en el camino, ligero y saltarín, trepaba los arboles, otras veces se escondía en la maleza, pero el caminante no se perturbaba, solo seguía, continuaba su dramática y a veces patética rutina.
El corazón en el pecho latía componiendo la única melodía, la mente dormía para no perderse, el agua de los riachuelos cantaba sin cesar, confundiendo los sentidos que alertas luchaban por no dormirse en la eterna oscuridad.
Ya no puedo más- pensaba cuando el cansancio azotaba su cuerpo magullado pero joven, de pronto el primer rayo de luz se asomaba en las laderas, poco a poco todo se aclaraba y la vida volvía a ser cálida. Ya el peligro perene de la noche desaparecía, poco a poco la sangre entibiaba las extremidades, la esperanza se podía respirar con el aroma del bios por do quier.
De pronto, una hermosa criatura de esas deidades que con su belleza deslumbran al más sabio pero no al más tonto, penetro la densidad del bosque, con pasos delicados pero firmes, poco a poco se acerco al caminante, grandes ojos color zafiro se mostraban en un cuerpo soñado por los poetas. Respiraba magia y sus cabellos se movían con la ilusión de un viento perfumado,
Con los ojos fijos en el místico ser, el caminante cansado y sediento se quedo mirando aquella ilusión, poco a poco sus pies se iban alejando del sendero empedrado, frio y angosto, de repente, un aliento a azufre rompió el encanto y como una serpiente la criatura se enrosco en la pierna del viajero que supo su sentencia al sentir cientos de pequeños dientes ponzoñosos mal olientes mordiendo su talón.
El demonio que lo había acechado todas las noches, había logrado su fin, en cuanto el corazón del viajante se llenaba de calor y el miedo se disipaba de su alma, aprovecho su humanidad para envenenar su sangre que colapsaba gota a gota junto al camino empedrado de la vida.

Texto agregado el 22-11-2011, y leído por 79 visitantes. (0 votos)


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