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EL ÁRBOL

La idea nos vino a la cabeza a los dos a la vez, como si nos hubiéramos leído el pensamiento, cuando camino al colegio con mi hijo, cruzamos la esquina de mi casa. Parecía a simple vista una tarea fácil, pero yo sabía que no lo era. Para un niño, puede ser, quizás, como un juego, pero todos sabemos que el mundo está regulado, que hay normas que cumplir, que nadie puede hacer lo que se le plazca porque sí, que hay muchos pasos que seguir para llevar a cabo un emprendimiento. Fue lo que intenté explicarle al niño, en esa esquina, la única esquina donde falta un árbol, donde los rayos de sol reflejan los silencios del yermo de la tierra.
Resuelto a tomar la iniciativa fue que ese mismo día llamé al departamento de Medio Ambiente de la Municipalidad. Al principio me saltó un contestador como no podía ser de otra manera, pero al rato una voz joven y bastante sensual me atendió amablemente.”En que lo puedo servir”, me dijo suavemente, incitando al diálogo. Primero me presenté como lo que era, un simple ciudadano común y corriente, para luego manifestarle mi inquietud.
“Bueno, me dijo, eso no es tan sencillo, yo comprendo su interés y le doy la razón, pero me temo que no lo puede realizar por su cuenta. Si quiere, u puede radicar la denuncia y nosotros la elevamos a Hacienda y si se lo aprueban, si tiene suerte de que se lo aprueben, no será u sino nosotros los que hacemos ese trámite…..u por sí solo no le está permitido que lo haga, es la ley. Lo lamento, pero es así; si lo hace es una falta grave que se pena con una multa si fuera el caso.
-Pero yo lo único que quiero, señorita, es plantar un árbol… un simple árbol. Nos hace falta uno en la cuadra, es la única esquina que no tiene. Se ve que se olvidaron cuando pasó por aquí la Municipalidad. Además nos daría algo de sombra, lo que sería un alivio para el verano.
- Bueno, en ese caso, Ud. tiene que hacer la denuncia por escrito al departamento de Planeamiento Urbano, porque son ellos los que primero aprueban o no, que se plante un árbol en esa esquina.
-Ok y ¿después?
- Después, si ellos dan el ok de que hace falta un árbol en esa esquina y de que no perjudica al entorno en cuanto a la arquitectura, al estado real de las baldosas, a la visibilidad de los transeúntes, a los balcones de las casas, a la proximidad con otros árboles, a la consistencia del terreno,…etc. etc.… va al departamento de Hacienda.
-Ok y ¿después?
-Ahí está el problema, porque si no está aprobada la partida es difícil que ellos por sí solos larguen el dinero. El árbol tiene si o si que estar presupuestado.
-Pero señorita… ¡¡un árbol cuesta 50 pesos!!
-El árbol puede ser, pero detrás hay todo un proceso sin el cual es imposible llevar a cabo la tarea. Si ellos lo aprueban, entonces entramos a jugar nosotros…. la secretaría de Medio Ambiente. Recién ahí comenzarían los estudios de factibilidad, los trabajos que hacen nuestros técnicos, acerca de qué árbol plantar, cuándo, para qué y porqué. Pero le repito que su árbol no puede plantarse solo, sería dentro del próximo plan quinquenal del espacio público.
-¿Y cuánto tiempo puede llevar este trámite?
-Con suerte puede estar dando vueltas como dos años, porque depende del presupuesto del año que viene.
-Bueno, muy bien, entonces, si yo quesera iniciar el trámite… ¿qué necesito llevar?
-¿El árbol estaría delante de un edificio o de una casa?
-De un edificio.
-Entonces necesitaría la solicitud aprobada en asamblea del consorcio, firmada por todos los integrantes del mismo. La foto de la esquina y del edificio, altura del mismo, anchura de los balcones, fotocopias de los planos del mismo, libre deuda de impuestos, inscripción en la DGI, especie de árbol a plantar, historial de la esquina… si hubo antes otro árbol….
-Ok… ¿nada más?
-Ah sí…. me olvidaba lo principal…su denuncia personal. En ese caso necesitaría todos sus datos personales: si es casado, el certificado de matrimonio… si tiene hijos la partida de los mismos, certificado de domicilio, una factura paga a su nombre, constancia de aportes de Ud. y su mujer, certificado de buena conducta, su currículo, su teléfono, el teléfono de su trabajo, si está en dependencia la constancia de inscripción…. No sé si me olvido de algo….
-Muy bien, gracias, le dije y corté. Lo primero que pensé, es que plantar un árbol le debe costar a la ciudad varios miles de dólares.
Pasaron los días y nosotros seguimos pasando por la misma esquina y el pensamiento retornaba como al principio, hasta que un día decidimos que lo íbamos a hacer por nuestra cuenta y que no podíamos esperar años para embellecer a nuestra esquina y a nuestro edificio. El árbol ya lo habíamos elegido: sería un Jacarandá, ya que según nuestra mirada sobre el asunto, iba a quedar muy bien en esa esquina. El momento elegido sería a la noche de un viernes cualquiera.
El árbol media casi un metro, apenas tenía algunas ramitas y hojas, era lo que se dice un árbol bebé. El hombre del vivero nos había explicado todos los pormenores, que no eran tan sencillos por cierto. Debíamos plantarlo a determinada profundidad y sostenido por otro palo y debíamos regarlo según un cronograma y en lo posible formarle como un cordón protector con una cinta.
-Yo hago el agujero, le dijo el niño al hombre.
-Como tú quieras, pero vas a necesitar mucha fuerza, le contestó sonriendo.
Lo retiramos ese viernes a la tarde y lo guardamos disimuladamente hasta la madrugada del sábado, a una hora que no hubiese gente por la calle. Esa noche nos acostamos temprano y pusimos el despertador a las 5 30. Con gran sacrificio logré que el niño se levitase a esa hora. Tuve que recordarle lo del árbol porque si no era imposible convencerlo
-Muy bien, dijo, yo llevo las herramientas.
Apenas desayunamos nos hicimos de todos los pertrechos y del árbol, y con la complicidad de la noche bajamos a la calle. No había nadie, salvo algún grupito de adolescentes que venían de bailar.
Seguimos estrictamente las instrucciones del hombre del vivero. Lo más difícil fue hacer el agujero, ya que la tierra estaba dura, pero para eso contábamos con una pala especial que gentilmente nos presto el hombre. Al principio parecía que se nos caía pero con el palo de muleta quedó bien fijado a la tierra. Para terminar le hicimos como un cordón con otros palos más finos, uno en cada esquina del rectángulo de tierra y le pusimos una cinta rodeándolo. El árbol quedo de esta manera protegido hasta de los perros. Contentos con la tarea cumplida, lo regamos abundantemente y nos volvimos a la cama acompañados por una luna menguante sobre el final de la noche.
Con orgullo pasábamos todos los días por esa esquina y mirábamos de reojo si todo estaba bien. En una oportunidad tuvimos que volver a la noche para apuntalar bien al jacarandá bebé porque alguien lo movió o algún vivo quiso robarlo.
Una mañana salimos de casa y el árbol ya no estaba, tenía una faja de clausura de la Municipalidad que rodeaba el rectángulo y que estaba encima de la cinta que le habíamos puesto nosotros. El niño se puso a llorar y yo lo consolé diciendo que íbamos a plantar otro en el mismo lugar, sabiendo que no sería así. Pensé en llamar de nuevo a la secretaria de medio ambiente pero desistí. Era como luchar contra un monstruo de varias cabezas.
Pero la historia no termina aquí, porque cuando a los pocos meses llegó la primavera, una tarde que yo volvía del trabajo encuentro al niño en la puerta como esperándome. Me llamó la atención porque nunca lo dejamos solo.
-Papá, tengo una sorpresa, vení.
Me llevó rápido de la mano y me mostró lo que venía sospechando yo durante el trayecto; de la raíz había nacido un tronquito y de éste una rama y una hoja muy pequeña.
- ¿Viste? le dije... con la raíz no pudieron.

GABRIEL FALCONI







Texto agregado el 18-10-2011, y leído por 206 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
30-10-2011 Así es la burocracia: Estúpida. Muy buen cuento! josef
21-10-2011 Buen final para tanta estupidez burocrática...Con la naturaleza nadie puede. Así vamos..Buen estilo. pielfria
21-10-2011 Lo malo es que hay mucha burocracia para plantarlo pero no para cortarlo. El tema es una defensa del medio ambiente y los escollos que encuentra en el camino, pero al final hay brotes de una primavera triunfante, pitrimitri
 
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