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Inicio / Cuenteros Locales / tumbasdesal / El viaje del sueño.

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Te parecerá una historieta idílica, quizás te da nostalgia o te ríes un rato, pero no por ello me la callaré. Silencio, comienzo a contar:


Giró la cabeza hacia la derecha y luego hacia la izquierda y sus botas aterrizaron de golpe en el polvoriento suelo americano. Ahí le dejó la locomotora, sonriendo como un tonto.
Daba la casualidad de que ahí no habían rascacielos, ni césped artificial, ni cristaleras relucientes, ni vallas publicitarias. Ni siquiera había una cabina telefónica. Tan sólo quedaban dos bancos y un reloj amarillento en aquel viejo apeadero. Las puertas del lugar estaban cerradas y él fue el único pasajero que abandonó el convoy en aquella parada.
No habían taxis.
Ni máquinas de coca-cola.
Solo había tierra, polvo que se levantaba, ¡bienvenido al viejo oeste! Bienvenido a la tierra virgen.

La maleta no le pesaba, a pesar de que llevaba muchas cosas dentro. Lo que le estaba fastidiando era la mochila de cuero. Con el calor asfixiante la mochila comenzaba a oler extraño, como a armario viejo, y el sudor era evidente en sus asas.

El hombre caminó sin una dirección fija, en busca de algún lugar de asiento. Tenía en sus manos un mapa amarillento, del mismo color que el papel del reloj del apeadero. Notaba todo de una manera extraña, los zapatos le rozaban y allí olía bastante raro. No era la mochila, era un olor a betún, como a pólvora, como a gasolina. Pero no le importó, y espero que a ti tampoco te importe.

Se puso a andar y no paró hasta que llegó al final de sus pensamientos. Pensaba en la boca de aquella mujer, de aquella que había sido suya por un tiempo. Pensaba en la palabra siempre. Pensaba en el tiempo. Y pensó y pensó, hasta que se topó con una casita. Entonces su mente se llenó de otras cosas: dónde está la gente?, ¿debería entrar?

La casucha medio derruida le invitó a entrar. El viento le susurraba que entrase, y ya de noche, cuando apuraba el último cigarrillo, los parpados pesaban tanto que sintió la obligación de hacerlo. Sobre unos cuantos sacos llenos de algo que desconocía se tumbó y, asegurándose de tener a mano la navaja rusa que compró en la guerra, su mente se desconectó sin avisar, dejando su cuerpo abandonado al frío nocturno.

Despertó en la mañana naranja, cuando todos suelen dormir aún. Aunque, ¿quiénes son esos todos? Sabía qué le había llevado hasta allí, pero lo que desconocía era el por qué.

¿Por qué estoy aquí? Sé que te estoy buscando pero, ¿por qué este sitio? Donde no hay más que polvo, todo huele extraño y aún no he visto nada moverse, tansólo la tierra con el viento, ¿y qué mas? Maldita mi suerte… para qué me trajiste aquí…

Entonces el destino habló. Contestó a todas sus preguntas, pero él sólo escuchó una respuesta: Estás dentro de un reloj de arena.
¿Un reloj de arena? ¿Qué?

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Las paredes de cristal eran cada vez más evidentes y comenzó a asustarse. Sacó de la mochila de cuero una piedra que recogió antes de subirse a aquel tren, por si no iba a volver, y ésta se derritió en sus manos. Sin instrumentos para romper su jaula, recurrió a la brújula de su padre. La aguja no marcaba ninguna dirección, se había partido por la mitad. Metió la mano, ya desesperado, para sacar la petaca de las ocasiones especiales, y al desenroscar el tapón un humo de amoníaco salió. Y gritó como una mujer.

Pero en seguida abrió los ojos, dejando la cama mojada para irse al balcón a fumar un cigarrillo.
¿Quién es ella? ¿A quién estaba buscando?
Tantos interrogantes le confundían. Bajó su cabeza y se inclinó hacia el vacío. Miles de coches pasaban a velocidades vertiginosas, aún era de noche y en el cielo aún brillaban las estrellas. Respiró hondo.

Se fue a dormir. Volvió 70 años atrás de nuevo, para buscar a aquella conocida de su subconsciente, sin él siquiera saberlo.




Jamás volvió a su vida solitaria en Nueva York, prefirió vivir dormido.

Texto agregado el 13-10-2011, y leído por 199 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
14-10-2011 Gustó!...realmente me mantuviste en silencio...pude escuchar tu voz y sentir el sueño... :) aziiDDroiid
13-10-2011 woo la parte del reloj de arena, de la desesperacion por saber donde esta, fue la mejor de un relato bastante bueno, me gusto... arcano20
 
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