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Vivirás con ansiedad esta noche, en que ella tocará “La sonata para piano número 8” de Mozart, triste y melancólica, donde el compositor transido de dolor por la muerte de su madre, en el segundo movimiento de la obra: el andante, lleva con un ritmo lento, el reflejo de su angustia y envuelve a los oyentes en una calma, contemplación del infinito y la esperanza de la resurrección.
Consultarás el reloj, el tiempo para ti pasará lento, esperarás con zozobra, el momento en que ella ocupará su lugar ante el piano, pensarás que en su repertorio, la sonata No. 8 es la que con más acierto interpreta. Pedirás al dios, siempre negado por ti, que el concierto sea un éxito.
Debatirás contigo mismo, si te encuentras entre el cielo y el infierno, al igual que los padres de ella. Recordarás con cierto dejo de arrepentimiento, cuando a manera de juego y para afianzar tu situación en el trabajo, comenzaste a cortejar a la hija de tu jefe. Una joven apocada, sólo con la belleza que da la juventud, pero, sin la gracia que atrae o fascina a los galanes. Sin embargo, con la música ella se transforma, irradia en su mirada una luz casi divina.
Con remordimiento estarás consciente de tu engaño, cuando le dijiste que la música para ti, representaba la más excelsa manifestación humana, por lo tanto, ella y tú eran almas gemelas. Hipocresía pura, para mejorar tu situación social. Al igual que tu jefe —al que aprecias y admiras a pesar de todo—, nunca has sido un amante del arte, la música te importa poco, lo importante para ti, es acumular una fortuna y ser el primero en los negocios.
Reflexionarás con coraje, el buen sentido de tu jefe, cuando se negó a tu matrimonio con ella. “Vivan juntos si eso quieren” fue su respuesta a la petición de mano. Pero eso sí, honor a quien honor merece, el viejo no ha sido mezquino con su dinero.
Escondías tu pobreza en una casa de pensión, ahora vives a todo lujo, con un precioso carro BMW, tu tarjeta de crédito oro. Ya no te preocuparás cuando tengas que pagar en los restaurantes argentinos: “La Garufa” y en el “Rincón del bife”, o en el brasileño “Las pampas”, lugares en donde saboreas el churrasco, que te fascina.
Tomar whisky Buchanan’s de 18 años o coñac Hennessy sin límite, en el cómodo y agradable bar “El cuartel del ocho”. Coquetear con la guapa dependiente de la tienda Zara, en el centro comercial “Galerías”. Recibir sus consejos sobre finos trajes “Bruno Corza”, camisas “Calvin Klein”, corbatas “Sean John Checa” traídas de Europa expresamente para ti, zapatos “Hugo Boss”.
Seguirás pensando en el cielo y el infierno que existe en la casa de los padres de ella. Su mamá muy devota, de rosario diario, probablemente con la idea de sacar el diablo del cuerpo de su marido. Éste, despreocupado por completo de lo divino, el verbo pecar sin misterios para él, y supremo artista en el arte de aplastar y dejar en la miseria a sus competidores.
La única hija de este dispar matrimonio, delicada flor de invernadero, llena de melindres y con un gusto enfermizo por la música. Desde pequeña ha estudiado con los mejores profesores de piano. No podrás ser juez y apreciar si ella es buena ejecutante, ya que tus gustos musicales son de índole más modesta, lo que te gusta y relaja es la música clásica ligera. Aplaudirás con entusiasmo cuando el concierto llegue a su fin, mirando de soslayo a tu jefe, que te vigilará con ferocidad, pues sospechará que no eres sincero.
No dejarás de asombrarte y preguntarte: “¿cómo es posible que ella teniéndolo todo, sea tan insegura? ¿Por qué su anhelo de perfección, le impide llevar una existencia tranquila?”
Comprenderás que si ella siente que ha fracasado, tendrás un conflicto existencial. ¡Adiós a la buena vida! Dejarás de vivir en la colonia “Los Ángeles”, de jugar golf en el campestre “La Rosita”; volverás al transporte público, comprarás tu ropa en los “fucking flee markets”, vivirás en sórdida casa de pensión regenteada por alguna “doña pelos”. Tu jefe, al ver que no lo eres útil a su hijita, sin compasión e indiferencia te mandará a “volar”.
La música es bella, pero, no será suficiente para ti y menos la que escucharás en tu radio barato. Maldecirás de tu suerte si ella en un período depresivo —tan frecuente últimamente—, renuncia a su deseo vehemente de ser solista. Tendrás esa duda, y vivir no es vivir siempre dudando.

Un teatro digno para una ciudad moderna es el “Isauro Martínez” (1), su fachada de diseño medieval, con su rosetón gótico a manera de las antiguas catedrales, y sus esbeltos y puntiagudos remates, apuntando al cielo en una alegoría de lo trascendental. Sin embargo, todo su diseño es una mezcla armoniosa de culturas: la cristiana, la pagana, la oriental con sus misteriosos ritos y la occidental.
Don Salvador Tarazona, pintor y escenógrafo valenciano, diseño la sala como capricho ecléctico, en el techo de la misma se encuentra su maravillosa pintura “La inspiración”, que representa la vida útil del hombre, desde el nacimiento hasta la cruel vejez. Todo el teatro es una obra de arte, pero, lo que destaca a primera vista es la arcada central, con sus dos murales, donde se representa al oriente: príncipes persas montados en elefantes, bellas odaliscas, músicos y sacerdotes.
En esa noche de concierto está en el escenario, un solitario piano de cola Steinway, el más caro que el dinero puede comprar, en espera de los dedos, que con soltura y agilidad revelen el genio escondido de la música.
El público abarrota el teatro —más de tres mil espectadores—, la mayoría de ellos asisten por compromiso, para aplaudir a la hija del hombre más poderoso de la ciudad; dueño de fábricas, medios de comunicación y un largo etcétera. Las luces de la sala se apagan, un rayo de luz ilumina la etérea figura de la pianista, que ocupa su lugar en el piano. Mozart se hace presente con su rápido allegro, su mensaje [...]
Mañana, a pesar de las excelentes crónicas de los periódicos sobre la actuación de la pianista, ella estará triste e insatisfecha, con el sufrimiento reflejado en su rostro, atormentará a su padre. Éste, irritado, en una mezcla de amor y odio hacia su propia hija, no sabrá qué hacer y sufrirá en su impotencia.
Él, pareja de la pianista, se resignará, y aunque no sufrirá, la molestia que experimenta por la veleidad de ella, será como un agravio hacía su persona, el escaso amor que le profesaba se convertirá en odio.

1.- "El teatro Isauro Martínez" es el orgullo de la ciudad de Torreón, Coahuila, México.




Texto agregado el 26-09-2011, y leído por 506 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
26-09-2011 Muy bueno, me encantó glori
26-09-2011 Buenísimo. filiberto
 
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