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El hábito (XVII)


-Tá’ raro... siempre pensé que eso de estar con un hombre sería re’bonito y pos sí fue, aunque yo imaginaba que era una cosa más grande, pero fue más la espera. Y las cosas que se hace uno en la cabeza: las veces de antes “de la de a deveras” estuvieron mejores. Yo me esperaba las nubes y el cielo y hasta hubo dolor. Si no fuera porque él es todo un caballero y me trató con tanto cuidado y tiento que me hizo sentir bonito, pero está lejos de ser lo que yo imaginaba. Lo mejor fue cuando el dolor se aminoró y empecé a sentir re’ suave. La sensación dura y calientita de tenerlo dentro. . .
“Su resuello en mis mejillas, sus besos suavecitos por todos lados, sus manos agarrándome mis nalgas y mis senos. . . todas esas cosas juntas, son re’bonito. Tanto lo esperé, que el día que pasó no fue como lo pensaba.
“Como que en mi cabeza fue mejor. Así son las cosas. Fue igualito que cuando me imaginé la feria del pueblo; siempre la pensaba más grande, aunque las luces y el castillo me dejaron con la boca abierta. Cuando me acordé de cómo lo había imaginado, sí era más bonito en la cabeza que como pasó. Ora sí que me hice castillos en el aire. . .
“Y él, ¿por qué se quedaría calladito? ¿Será que también le pasó lo mismo? Pero es tan correcto que no dice nada; yo soy una bruta y me fui ‘como burro sin mecate’ y lo dejé sin más decirle nada.
“¡Ay, Diosito!, ahora que me doy cuenta estaría bien triste si no lo volviera a ver, si no oyera más su voz tranquila diciéndome cosas que casi nunca entiendo, pero me gusta harto como se oye su voz..
“Diosito, perdóname, porque me estoy brincando las trancas. Pero como veo que todos desobedecen, por eso. . . Yo sí creo en ti, pero al ver que todos hacen lo que les da su regalada gana, pos me rebelo. Siempre he sido obediente pero sé cuándo puedo aprovechar y, pos aprovecho”.
- Ave María Purísima. . .
La monjita acabó de tender su cama, se quitó el hábito de jornada y se vistió con ropa de calle, dispuesta a salir nuevamente.
- Hermana. . . -la increpó la madre superiora-. Esto no puede continuar así. Comprenda que si llegamos a tener alguna visita de mis superiores, me va a meter en un problema grande y eso también tendría consecuencias para usted, como por ejemplo ser expulsada de la congregación -dijo severamente la madre superiora.
- Pos si ha de tronar, que truene, madre. Son piores las cosas que ustedes hacen con las criaturas y con los señores esos enjoyados. Ora sí que perdóneme, pero “le voy a seguir dando vuelo a la hilacha” hasta donde tope.
Un mutismo insalvable se metió entre las dos, voluntades inquebrantables, defendiendo sus posturas.
La monjita salió de su cuarto llevándose la desaprobación de la madre superiora y la madre se quedó con su idea de lo correcto, tan torcido como los laberintos mismos de la vida. . .
Un sacerdote flagelándose en su habitación, luchando con sus deseos. Un cadáver en la morgue reclamado por sus familiares, congelado por un forense indeciso. Un comandante desenredando una madeja que no tenía mayor problema. Y un periodista urgido de concluir la investigación si no, no adelanta algo de interés para su diario. Un niño vejado, mal anestesiado, siendo destazado vivo para llenar su caja torácica de droga sintética. Otro médico corrupto con resaca, etiquetando los órganos del infante que ya tienen destinatarios en diversos hospitales del país. .

Contnuara...

Texto agregado el 11-09-2011, y leído por 101 visitantes. (1 voto)


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