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Hay veces en que el amor llega tan rápida y fuertemente que no alcanzamos a disfrutar de todo su esplendor. Pero si por algún capricho de la vida tienes la suerte de sentir su fragancia tan solo unos segundos…Entonces comprenderás que no hay nada que se le pueda comparar, no existe una palabra, una frase, una historia que pueda describir tal fuerza que sin previo aviso entra, traspasa y destruye nuestras absurdas barreras. Nos desnuda y deja vulnerables a su voluntad.

“En una noche oscura el ladrón merodea acechando a su víctima. Puedes sentir que esta cerca, sus pasos retumban a lo lejos haciendo eco en tus oídos. Lo sientes, lo hueles. Sientes su brisa cálida pero estás durmiendo, distraído en sueños sin fin. Tus ojos cegados no pueden ver como se acerca, no, no aún. Como un forastero hambriento y jadeante entra a tu cuarto por la noche y, sin mayores rodeos toma como suyo el tesoro más celosamente guardado por tu alma…Permítele a aquél ladrón que se haga de tal tesoro, no pongas resistencia. Déjale entrar, que tome lo que estime conveniente para sí. De todas maneras se irá con las manos vacías, con la miseria más acentuada que antes.
Permítale tal cruzada. Al fin y al cabo su recompensa nunca fue y será de tu propiedad y jamás será de aquel invasor. ¡NO!…No de esa manera…”

Quizás… Entre las sombras del crepúsculo, el usurpador y el usurpado se junten nuevamente de forma tranquila, sin miedos ni barreras y prejuicios. No existirá el temor del uno hacia el otro y juntos a través de una comunicación silente serán testigos de algo tan profundo, tan bello y misterioso que si son imprudentes, tal fuerza pueda destruirlos sin siquiera percatarse de ello. ¡Pero va!… ¿Que importa?, ¿Estamos hablando de amor cierto?, ¿Hay alguien que se resista a su llamado?. Cuando se trata de algo sumamente profundo e ignorado pareciera ser que nuestros límites se derrumban ante nuestros ojos he izamos las velas a toda velocidad, dejándonos llevar por su viento con rumbo vertiginoso y desconocido. La verdad es que no nos importa el rumbo. Sólo queremos sentir como el viento sopla en nuestra velas cada vez más fuerte.
Y se contemplarán mutuamente. La sinfonía del amor ahora suena con todo el rigor en un silencio que proclama una comunión exquisita…¿Quién sabe?, puede ser que el amor revele ante ellos una pequeña porción de su vasto misterio, y sean ambos dichosos al fin, sumergidos en mundos que existen más allá de la muerte y la eternidad. Allá, donde el tiempo no existe y los sueños son la realidad.

Texto agregado el 17-08-2011, y leído por 118 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
17-08-2011 Podría ser godiva
 
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