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Tercer día en ese helado planeta, los jóvenes soldados de la Federación se encontraban atrincherados en lo que ellos decían un gran cubo de hielo y probablemente estaban en lo cierto dado al clima de poca temperatura reinante en ese planeta.
Claro, el lugar no era nada para vacacionar, de hecho dudaban de que algún agente de viajes lograra convencerlos de que eso sería un lugar predilecto para sacar el stress del trabajo. De hecho las leyes temporales se aplicaban bastante bien ahí, las horas eran largas y reacias a movilizarse para ninguno de los soldados apostados.
Habían sobrepasado ya un par de batallas con una de las unidades de uno de los gobiernos contra el que luchaban. Los Oshons, como eran conocidos, buscaban el dominio sobre los otros dos grandes países que dominaban ya el planeta.
La historia remontaba años atrás, cuando uno de los tantos cruceros de exploración se encontró con el sistema del cual este planeta formaba parte, considerado prácticamente un hielo gigante, el planeta casi hubiera pasado desapercibido, sino es por el descubrimiento de una pequeña nave de construcción desconocida. Los humanos que entablaron el primer contacto nombraron el planeta Aqua, dada la naturaleza del planeta y el elemento dominante en ella.
Los primeros contactos fueron justamente con seres que contaban con características bastante peculiares, su cuerpo era formado por prácticamente agua y hielo, no podían sobrevivir a temperatura ambiente, colores entre azules y celestes era su tez, de ojos grandes y redondos, generalmente de un azul oscuro.
Se tardaron meses en la implementación de un sistema de comunicación efectivo, pero al finalizar ese proceso se pudo saber mucho más de lo que conformaba este planeta. Tres gobiernos dominaban la superficie, los primeros los Aquarion con los que habían formado lazos diplomáticos, los Oshon quienes se encontraban en guerra con los primeros, en busca del dominio total del planeta y finalmente los Warorn quienes simplemente se había desligado de la guerra y prácticamente parecían resignados a la suerte de que alguna de las otras dos facciones tomaría el control.
Durante los primeros tiempos la Federación se mantuvo neutral en el conflicto local, dado por la política de no interferencia en asuntos locales y segundo por la cacería hacia la piratería espacial, la cual había crecido a niveles desmedidos y prácticamente formaba un ejército de considerable fuerza en contra de la propia F.U.P. (Federación Unida de Planetas).
Por otro lado, el poco valor que le daban muchos políticos al planeta difícilmente justificaba el riesgo de tropas que podrían ser mejor utilizadas en otros sectores. Estos elementos aunque desalentadores, fueron aceptados por los Aquarianos quienes se resignaron a seguir su larga guerra contra los Oshon solos.
Sin embargo el capitán de uno de los cruceros militares, el capitán Armand Laykel, había quedado sorprendido de una de las exploraciones a la superficie del planeta, al notar la arquitectura en su mayoría forjada en hielo, incluyendo vehículos y demás.
Preguntando sobre esto y el como una raza que se mantiene a base de hielo logró llegar al espacio y fue informado de un raro material cristalino el cual le daba la energía a las naves para crear escudos los cuales pudieran resistir la entrada y salida de atmósferas.
También, sería en este viaje, él había conocido a uno de los aquarianos con habilidades particulares, inclusive dentro de los suyos era considerado mutante, ya que tenía la capacidad de reformar su cuerpo en agua, hielo o un estado intermedio, era inmune a las armas del planeta dado a su naturaleza.
Su nombre, Klisnus, sus facciones alienígenas permitían ver que era un ser joven, alto en comparación con sus congéneres (tomando en cuenta de que estos seres contaban con una estatura similar a la humana) con una mirada dócil un cuerpo en un color más celeste que lo habitual y además con tres pequeños picos de hielo que se habían formado en su barbilla.
Cuestionado sobre esto, Klisnus sólo podía responder “así he nacido” lo cual daba a entender de que cabía la posibilidad de que tal vez era parte de una evolución genética de la raza.
Pero la verdad era más cruda, los Oshon habían estado utilizando guerra biológica en contra de los Aquarianos y los padres de Klisnus habían resultado afectados.
Esta información convenció a Armand de la necesidad de buscar ayudar a los Aquarianos (además de unificar un solo gobierno con el cual poder entablar misiones de mutuo conocimiento y la posible extracción de tan raro cristal).
Todo había funcionado de maravilla y hace escasa una semana se había dado la orden de lanzar un ataque al planeta, el cual estaría dirigido por el crucero Luminaria del capitán Laykel y su flota, la cual era conformada por diez Portadores, diez destructores y veinte corbetas.
La flota había decidido lanzar una unidad de soldados al planeta, la cual serían capitaneadas por Dustin Hayes, primer oficial del Luminaria. Una unidad en total de cien hombres lo acompañaría en tierra (¿o en hielo sería mejor decir?) para las labores de combate de ejércitos mientras se planeaba un bombardeo estratégico que sería llevado a cabo por los “cazadores” (las pequeñas naves de combate espacial).
Hayes era un hombre hecho y derecho, ya en sus treinta años de vida, con cabellera ondulada y café, sus ojos aunque chispeantes, también mostraban el añejamiento detrás de años de guerras.
Justamente Dustin repasaba los detalles de su último enfrentamiento con las extrañas criaturas, las cuales había visto no generarían problema para ser derrotados con un número tan pequeño de naves y hombres, algo que no había entendido en sus inicios cuando su superior Haykel había solicitado que sólo su flota entrara en combate.
Justamente sus dos combates habían dejado a las tropas con unos cuantos heridos, más que todo, quemaduras de agua, ya que las armas de fuego alienígenas lanzaban chorros de agua caliente. Arma de niños como había escuchado a uno de sus subordinados al ver que su traje térmico había sido alcanzado por uno de los “fatales” disparos.
Por otro lado, sus armas de rayos láser había causado graves estragos en las fuerzas enemigas, ya que cada tiro certero causaba al menos varios decesos las filas contrarias y con un mayor alcance. Klisnus, quien los había acompañado en sus primeras incursiones militares había visto la letalidad de lo que él consideraba apenas una unidad de combate ligero.
Sin embargo predijo que el segundo ataque estaría conformado por un número mayor de soldados, dado a que buscarían sobrepasarlos por número, desgraciadamente para ellos la estrategia de lanzar grandes cantidades de soldados hacia un objetivo resultaba prácticamente tiro al blanco para los humanos.
Una vez más habían repelido el ataque, pero sus hombres igual eran pocos y aunque sólo tuvieran que preocuparse de “pistolas de agua”. Klisnus seguía pendiente ante un eventual tercer asalto y sin apoyo de el ejército Aquarion, sentía que sus vidas se encontraban en peligro.
Sería hasta el amanecer del quinto día en que verían que los Oshons se lanzaban en otra carga frenesí en busca de tomar la posición humana. De nuevo los soldados terrestres encontraron fácil en hacer blanco de los enemigos que se acercaban, pero el ímpetu de las tropas Oshon no se desvanecía a pesar de las fatales bajas que iban sufriendo.
Klisnus vigilaba con atención a los que se iban acercando, y observó lo que tanto temía, los Oshon se habían lanzado en una carga buscando la lucha cuerpo a cuerpo. Había visto que los soldados Oshon llevaban lo que para los humanos sería el mazo con picos en sus cinturones, arma de lucha a cuerpo muy normal en ese planeta.
Dustin veía como esa raza parecía altamente primitiva en el arte de la guerra, utilizando armas de cuerpo y tácticas de siglo IXX terrestre, pero con temor observaba como seguían cargando más y más soldados, por todos los flancos rodeándolos.
Lo peor vino a continuación, a pesar de la buena cantidad de armamento con el que contaban, 3 batallas estaban acabando con sus reservas y principalmente esta última y observaban con horror el avance de los Oshon.
Dustin sólo atinó a pedir que se mandara un mensaje a la corbeta más cercana y que enviaran refuerzos o lo que fuera ya que el enemigo acechaba en grandes números. Prontamente gritó la terrible orden de retirada, pero ya era muy tarde para algunos de sus soldados, los gritos, llovían ya que el mazo de picos estaba hecho de hielo y sus crueles puntas lograban desgarrar el traje térmico y la piel y los órganos del humano adentro.
Klisnus por otro lado enfrentaba valientemente a las hordas enemigas con lo que podía, su pequeño rifle de agua (se había negado a tomar las armas humanas) estaba descargado desde hace rato, pero le había servido como último recurso para al menos despojar a uno de sus oponentes del martillo letal.
Guiado por la buena fe, decidió dar un rumbo a la corrida humana guiándolos por el campo nevado, aunque las capas que se formaban, hacían difícil el tránsito acelerado. Pero no quedaba de otra.
Súbitamente en el cielo observaron con un poco de esperanza el como los “Cazadores” se acercaban y lanzando su llamarada mortal causaron estragos en las sorprendidas tropas Oshon.
Tras la cabina de uno de estos cazas se encontraba el joven Kyev Molodrew, quien se le había encargado su primera misión como líder de escuadrón. Su puntería era magnífica aunque claro, se debatía de si considerar numerar a estos indefensos soldados como una victoria legítima.
Lo que si era cierto es que los “Lobos estelares” como era conocida su unidad le estaban salvando el pellejo al desarmado ejército humano, afortunadamente también y dado el gran número de soldados que veía, había divisado a la unidad Aquariana cerca de ahí y que probablemente entraría en contacto en menos de cinco minutos.
Sin embargo, y observando la precaria situación, veía como algo poco plausible el que el grupo humano lograra soportar el ataque durante ese período, así que tomó el comunicador mientras armaba sus propios misiles e informó a las otras naves de seguir su idea.
Su única salvación sería lanzar un ataque lo suficientemente impactante que lograra causar la retirada en esa marejada de soldados y lo único que lo lograría sería una arremetida que causara grandes bajas.
Decidió tomar uno de los grupos que avanzaban mas o menos por el medio, ni tan adelante que hubiera peligro de lastimar a los humanos, pero tampoco tan lejos que pasara desapercibido por las tropas de más adelante.
Lanzó una rápida ráfaga la cual impactó a los primeros que se encontraban a unos cuantos metros de la fatigada unidad humana y desactivando la computadora del misil lo lanzó directamente sobre el ejército Oshon.
El proyectil salió disparado de la nave con una velocidad que superaba la del sonido y se lanzó en su caída al vacío directo al punto calculado por Kyev. Su primer toque en la planicie helada encendió la fatal explosión, la cual retumbó en medio de los soldados que avanzaban. Los humanos simplemente sintieron de pronto la lluvia remojar sus trajes, mucha de esta probablemente de los soldados enemigos fuera del alcance directo del arma. Los que estuvieron en el centro de la explosión nunca percibieron la escapada de su alma (si es que ellos creían en esto) sus cuerpos automáticamente vaporizados por la súbita elevación de la temperatura.
Los demás “Cazadores” siguieron el ejemplo de su líder tomando como objetivos cada uno distanciado del otro. Cada misil causando el mismo horror entre quienes presenciaban la barbarie.
Los soldados atacantes vieron la cantidad de bajas que sufrían, aumentado con el temor de observar a lo lejos la unidad Aquarion, causaron finalmente el efecto deseado, la retirada de los Oshon.
Finalmente los Cazas lograron aterrizar y Dustin logró hacer un recuento de sus bajas, las cuales para su tristeza contabilizaban una tercera parte de los que habían bajado con él en un primer momento.
Aunque había sido una gran victoria (las bajas enemigas contabilizaban al menos diez veces el total de la fuerza humana), habían visto que no eran un ejército de tomar a la ligera. Los pensamientos golpeaban la cabeza de Hayes tratando de sacar una solución que permitiera la supervivencia de su pequeña unidad y a la vez ser una ayuda a este gobierno que apoyaban. La única respuesta que le vino, fue el hecho de dividir su unidad entre las diferentes compañías que conformaban el ejército Aquariano, lo cual permitiría tener una amplia cantidad de “hombres” y además la capacidad de poder enseñar tácticas de guerra más efectivas contra el anticuado ejército Oshon.
Fue así como Dustin decidió tomar el liderato de uno de los grupos, dejando a sus líderes de cada pequeño escuadrón como jefes de compañía, Winston, Gregor, Mumbala, Lorenz, Klisnus y Tavarez, cada uno con diez hombres y al menos unos quinientos Aquarianos bajo sus órdenes, así empezaba el avance a la capital Oshon.
Por otro lado Kyev después de despedirse se dirigió inmediatamente al Luminaria a informar lo acontecido. La batalla de hoy había sido la primera de muchas podía ver con facilidad. La atmósfera de aquel frío planeta parecía un lugar muy lejano y triste para morir, era el pensamiento que se le vino a la cabeza, esperando en que se quedara nada más como eso.

Texto agregado el 19-07-2004, y leído por 204 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
25-02-2005 Me considero un buen conocedor de la ciencia ficción, me gusta. Tu texto rebosa buena intención, pero adolece de una mala redacción y pobreza expresiva. No lo digo para ofenderte, tan sólo como una opinión personal. Considero que la revisión de textos es fundamental para todo aquel que escriba. Saludos, compañero. Desdentado_Daroca
19-07-2004 Una excelente historia mi amigo, muy entretenida. A decir verdad lo único que no he escrito son novelas, por lo cual me resulta interesantísimo leer la suya. Felicitaciones. Witman44
 
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