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La neblina y la noche abrazaban Buenos Aires como si no quisieran soltarla, las calles lloraban del dolor por el día que se había terminado, sólo circulaban taxis y algunos desvelados en la ciudad de la furia mientras los árboles respiraban y sudaban serenos.

En la Terminal de Ómnibus :la plataforma de la indiferencia tan vacía, tan llena; en el cordón él sentado sobre algún agujero de su viejo buzo agitando el tarrito con seis o siete monedas de veinticinco y cincuenta centavos mientras la gente pasaba tan indiferente con bufandas tapándose la boca para no hablar, los oídos para no escuchar y la mirada en el suelo para no mirar ; a pesar de la ceguera él con una sonrisa generosa saludaba a todos los que pasaban con amabilidad moviendo la extensión de su brazo sintiendo frío y esperando tan solo una mirada que le caliente el alma por un rato, una mueca que alumbre su noche ,un instante o una moneda que le permita llegar a su casa de vuelta.

Las horas pasaban y él seguía, inquebrantable, sacudiendo su tarro con pocas monedas pero mucha esperanza y sueños a pesar de la indiferencia de sus hermanos. Así, todos los días renueva sus ilusiones, se pone su ropa lavada a mano y va a Retiro a regalarle una sonrisa a quien quiera verlo y sentirlo; él siempre va a estar ahí sin esperar nada a cambio pidiendo a gritos ,con la boca cerrada sólo un poco de atención.

Texto agregado el 13-07-2011, y leído por 296 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
14-07-2011 Bueno. Un buen texto. firpo
13-07-2011 Te imagino entre la gente como una más,pero registrando la imagen y la sensación.Tu recorrido hacia el tren o el colectivo bosquejando tu texto. Me gusta hacia donde apuntas,me gustó tu trabajo. edu485
13-07-2011 Si, y después fue leobrizuela y le dejó una moneda. Está muy bien escrito, no tengo más para decir. bolche
13-07-2011 La mendicidad es la vergüenza de las sociedades que se dicen progresistas. Cuánto hay de culpas colectivas y cuánto de individuales, nadie lo puede medir. Lo cierto es que el alma de todo individuo alberga una dosis de compasión que no puede soslayarse; este texto lo demuestra. Salú. leobrizuela
13-07-2011 buenas letras... me gusto (conozco ese personaje) seroma
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