El, un anciano, cuidado por una joven de mdiana edad.
Tantos años juntos, ella formaba parte de la familia.
Del anciano y sus nietos, en realidades de todos.
Un dia, enferma ella, debió viajar a otra ciudad para hacerse un tratamiento medico.
¡Cuanta tristeza!, en esa casa solo el silencio acompañaba a todos los miembros.
El anciano, se sentaba en la ventana de su casa y quedaba absorto, mirando el jardin, y, ya las flores estaban todas abiertas, penetrando po su ventana el aroma a primavera.
Pero su tisteza crecia, asi como su silencio, la alegia del hoga habia dsaparecido.
El abuelo ya se habia acostado, su nieta lo atendia, ya no queria levantarse de la cama.
Estaba muy triste, acostumbrado por años, al cuidado de ella, casi por veinte años con su alegria que contagiaba a todos los de la casa.
Se le hacia verla por todos lados...
Una tarde sentado en un sillón, frente a la ventana de su dormitorio, mirando hacia el jardin, mira las flores y como si los ojos se le nublaran, se dibujo la figura de ella.
¡Estoy quedando loco!, pensó, se resfrego los ojos, volvió a mirar, y la imagen desaparció.
Buscó sus antojos, se los puso temblando, y ya no...
Solo el jardin con sus flores.
Se quita los antojos.
Pone una mano sobre la otra en sus piernas sosteniendo su lente.
Los ojos humedcidos, y, solo observando, siente en el aire el perfume de ella, que se mezclaba con el de las flores, y, se decía,- ¡estoy quedando loco!.
Luego siente unos pasos, ya el anciano tenia miedo de sí mismo.
Se pone nervioso, se incorpora de golpe, gira, y, ella con una bandeja, con la cena, sonriente como siempre.
El anciano no quiso demostrar su sentir y solo dijo, -¡estoy quedando loco, loco loco!.

MARIA1