LA RAZON NO ES DE QUIEN MAS GRITE...

Muchos están convencidos de que gritando imponen sus razones a los demás. El grito y el berrinche expresa la violencia reprimida con que miramos al mundo, a las personas y a nuestra propia existencia.

La verdad de lo que somos y queremos no se impone por la estridencia de los gritos, sino por la armonía entre lo que decimos y lo que hacemos en cada momento.

El poderoso quiere imponerse por la fuerza y pretende dominarlo todo con la razón de su sinrazón. A veces actuamos sin pensarlo y cuando nos arrepentimos ya es demasiado tarde. Hemos lesionado al otro, hemos provocado heridas incurables; nos ha faltado la sabiduría del secillo, del humilde, la fragil entereza de los pobres.

Que nuestra palabra serena replace la rudeza de las iras incontenidas; que la sonora voz y la sorisa alegre sustituyan la violencia de los otros y que nuestra pureza de intención sea mayor en cualquier actitud.
(A. D.)