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lo lamento mucho Ariadna, ahora tendré que visitarte con un perro y una flor a tu tumba.
Estoy triste, Ariadna. No es sólo dejarte mis cadáveres profundizar en un discontinuo abarcamiento de mis poses extrañadas. Miremos... no llames la atención! las cosas que iluminan son las que se queman. Me quiero no aquí contigo, me vas a tener que extrañarme, voy a tener que dejarte. NO temas por las comitativas, Ariadna, de las sopodas, de una cuchara casi invisible. Así nos vemos, a la orilla de un imaginado paseo. Un paseo, Ariadna, es como tomarse cien veces una foto. Procuremos no sonreír en una.
Muy a tiempo, Ari, campaste. Se hizo de noche, y es que en el mero día será cuando comienza la verdadera puesta, la cancelación, el fatigado. Amanecemos cansados, llenos de recorrer, y tenemos por fotejos que amamantarnos de pesadumbre para que, cuando se nos obliga a rendirnos, creamos ese sueño estreno, , carne el cobre.
Recuerdas plumas yo recogimos esos días? granjas y granjas de peces saltones, mirábamos asombrosa estabas, descuidada, , meditando un rato conseguimos sin decirnos nada.
Entonces, ¿qué te arrastras como cincelada? Ya verdearon sin más los campos pasados de tu espalda. Cómo rodábamos, el cielo se mareaba. Tiraste una piedra, reíste, seguí la risa de la piedra, diferencia de una desapercibida estancia, en un arco tu rostro nublado detrás de un par de brazos? hay que remarcar, acaso, un escrutinio insólito movido, decantado, de reposo, sembrándose,

momento

era noche momento

ya teníamos precisado el muro detrás de la hoguera. Cuando nos sentamos en un tronco, miramos ambos entre nuestras manos. Había tierra. Mencionaste algo. Sería para hacerme que te quedarías sola, cuando volviera a la hoguera, a la pared. Como si todo lo hubieras hecho. Sólo una vez tu fleco recorrió mi mano, a poco de que te mudaras hacia la mañana robusta, tendida en el sillón. Pasaste entonces, por ese camino que los ausentes recorren de memoria.

Dormimos de golpe. Te gané.

Una vez quedé cansado, no tuve opción más que, inútilmente, parpadear.

Texto agregado el 03-04-2011, y leído por 124 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
04-04-2011 creas una atmósfera extraña, hermosa y personal... quizá demasiado personal... nomegustanlosapodos
 
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