Esta es la historia de un valeroso héroe. Recorría el mundo buscando oponentes dignos de su acero. Se batía en duelo siempre que el era posible. Exploró mares y montañas, pantanos y acantilados. Un día llegó a un pequeño pueblo. Los habitantes del mismo habían oído hablar de sus hazañas y todos se acercaron para alabar al poderoso héroe.
Un joven que allí estaba le preguntó el por qué de sus arriesgadas hazañas y sus exploraciones. El héroe le respondió que buscaba la muerte de su cuerpo y de su alma pero le era imposible alcanzarlas, que una vez una hechicera le había dicho que sería incapaz de morir a otras manos distintas de las suyas. Entonces, siguió preguntando el joven. Esta vez le preguntó porque no se liberaba de su existencia el mismo. Y el guerrero le respondió que era demasiado cobarde como para acabar con su propia vida. Él consideraba que era lo único que tenía suyo propio y era incapaz de robarse a si mismo. Y por eso buscaba. Buscaba a alguien capaz de romper las palabras de la hechicera y acabar de una vez por todas con su sufrimiento.