Acaba el día con la puesta del sol y con la voz de mi madre se hace silencio...

Acaba el ajetreo, las prisas, el ruido, el dolor de cabeza, la vida rápida para no pensar...

y en el vacío de mi noche vuelven a retumbar las palabras que me acobardan en un rincón...

las lágrimas que se esconden dentro de mí destruyen de un plumazo todo esfuerzo por fingir que nada a cambiado...

La realidad me impide volver hacia atrás, la desesperación me hace olvidar las palabras que sabían hacerme sonreír...

Quisiera romper el mundo a golpes... gritar, gritar y gritar... desparramar mi ira en un montón de lágrimas o mejor, en las palabras adecuadas que me hagan retomar la salida.