Siempre habría sido el visitante anónimo de todas las ocasiones estivaleras, siempre había estado pendiente de acudir a cualquier instancia en donde se le pudiese presentar el momento pertinente para ingresar a los lugares más viscozos de la zona.

Siempre, siempre había percibido ese aroma inigualable de sentirse atraído a los insondables lugares donde pudo arribar.

Ahora no quiere ser solo una visita, no quiere tener más remedios espontáneos, no quiere pensar en el ayer como un ayer, quiere que ese ayer sea un mañana, con las consecuencias que esas visita incesante podría dejar...