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Siempre había vivido, en la misma calle era curioso no sabia su nombre, mi madre me comento era una mujer huraña se dejaba ver poco, o casi nada.
Me la había topado en el supermercado, en la farmacia de la esquina, y hasta una vez le pareció verla en la feria junto al tío vivo, quise acercarme para verla de cerca pero cuando logre llegar, sorteando el mar de gente la anciana ya no estaba. Imaginaba que era una lectora asidua ya que siempre y donde más la recordaba era en librería de libros usados, esa que estaba entre la avenida 10 y 15, la que estaba pintada de azul, Una vez le pregunte a la dueña por la anciana y esta solo me devolvió una mirada amenazante así que no volví por aquel lugar nunca más.

Por la navidad toda la calle se llenaba de luces de colores, y se escuchaban villancicos solo en la casa amarilla, no había nada, ni una bombilla nada era la única casa del barrio sin iluminar sin árbol, sin portal.

Pero llegado el mes de mayo la mujer salía y adornaba su bien cuidado jardín con guirnalda de colores, globos como quien celebra un cumpleaños. Así que todo aquello era un misterio para mi joven mente, hasta logre ver a través de mi ventana, si esa misma la que da al jardín del enfrente, como le decía una vez la vi salir con muchos pasteles, y piñatas llevaba un gorro de fiesta puesto y pensé que estaba loca. Solo la vi abordar el taxis y alejarse.

Paso el tiempo, supongo que conforme avanzaba en mis estudios, perdí el interés en la vida de la misteriosa mujer que vivía al lado nuestro en una hermosa casa amarilla.

Regrese al barrio después de graduarme de la Universidad en medicina, cuando todos los parientes se habían retirado, le pregunte a mi madre por la anciana, ella me dijo imagino que aún vive en su casa hace mucho tiempo no la veo. De nuevo se me llena el corazón de angustia y decidí que iría a verla al llegar la mañana, con esta idea me quede dormida. Cuando me desperté pasaban de las 10 así que me bañe tome un poco de café, tome impulsivamente mi libro favorito y cruce el muro de amapolas que me separaba de la casa amarilla como la solíamos llamar en el barrio. Toque el timbre, debe confesar que me vi tentada a irme corriendo, en eso la puerta se abrió, y salió una mujer vestida de blanco lo que indicaba que era enfermera, me hizo pasar a la antesala esta era pequeña pero estaba decorada con buen gusto, la chica se presento como Maria Teresa y me dijo que cuidaba a la anciana desde el verano pasado, se alegraba que alguna de su edad las visitara ya que normalmente solo podía salir los fines de semana, me invito a pasar a la cocina a tomar un te, la casa era realmente hermosa, olía a rosas, y sándalo las flores distribuidas en jarrones azules, en cada rincón, la sala era circular y de cristal daba al jardín, era una vista relajante las escaleras en forma de Caracol, conducían a la planta de superior, las paredes blancas con matices azules estaban cubiertas de pinturas y dibujos, me llamo la atención la biblioteca que sin ser ostentosa era elegante, realmente estaba impresionada. La cocina era amplia con ventanales que daban a un huerto un poco descuidado pero que indicaba que en otros tiempos había sido hermoso, en el centro una mesa circular de roble con unas banquetas cubiertas con almohadones de azules con enormes girasoles estampados, Teresa me sirvió café recién chorreado y la cocina se impregno de aquel olor, puso también algunos panecillos. No dejaba de hablar, me contó que era del sur, y no-tenia empleo así que su tía se la trajo para que le ayudara a cuidar a la anciana, y con sus conocimientos de auxiliar de enfermería asistía a la mujer, decía que era agradable, la pobre sufría fuerte dolores de una afección en la columna vertebral, y le era casi imposible mover sin alguna clase de ayuda, pero que a pesar de eso era una mujer llena de paz, esperanza. Le pregunte que si la podía ver esta me dijo claro le encantara casi no recibe visitas, así me condujo a la terraza ahí estaba con el vestido que siempre le vi o creí ver, blanco con un bordado azul, llevaba el pelo suelto era largo y intensamente negro, rizado, debió ser una mujer hermosa pensé, o tal vez la paz que reflejaba en sus ojos era lo que la hacia lucir hermosa, estaba sentada en su silla ortopédica, me presente ella me extendió su mano delgada y sostuvo la mía entre al suya me indico que me sentara. Yo estaba ahí muda no sabia como iniciar la conversación quería preguntarle tantas cosas, tenia la curiosidad su vida siempre fue un misterio para todos, ella rompió el penoso silencio, y con un hablar pausado me pregunto cuando había regresado de la universidad, y así poco a poco fue fluyendo la conversación. Me invitaron almorzar pero tenia que irme debía estar de guardia en el hospital a 1 PM, me despedí y prometí volver. Casi se me olvidaba le dije le traía un obsequio y le entregue el libro. Tiempo después me di cuenta que ella tenia el mismo ejemplar.

Fue asi como se inició una corta pero larga amistad, iba a verla cada vez que mis obligaciones de trabajo me lo permitían pasábamos horas hablando, hace apenas unos dia me atreví a preguntar porque en Mayo ella llenaba si jardín de Globos y guirnaldas de colores, ella sonrió con un dejo de tristeza los ojos se le iluminaron, y le pido a Teresa le alcanzara un álbum de los muchos que había en la sala, los cuales nunca me atreví a preguntar, ya que con ella aprendí que de las `persona hay que saber lo que nos quieren contar y nada mas, fue esa tarde en que me hablo de sus hijos habían nacido en mayo y ella en su recuerdo celebraba sus cumpleaños, porque era el mes mas importante con mayo llegaban las lluvias, Los huertos daban frutos, el jardín florecía, y ella en Mayo igual que la tierra había parido.

Estaba en el hospital cuando recibí la llamada de Teresa la anciana había muerto, me quede perpleja, no supe hasta entonces cuanto significaba aquella mujer para mí, y lamente no haberla conocido antes.

Luego usted sabe el resto, me dejo algunos de sus libros... que serán para mi un gran tesoro, ahora tengo que dejarlo debo prepárame hoy su madre cumple un año de haberse ido al Sansara y quiero ir a visitarla y dejarle flores, eso la hara muy feliz. Mucho gusto en conocerle. Hasta siempre



Texto agregado el 28-04-2003, y leído por 315 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
25-05-2003 Me gustó bastante, me tuvo todo el rato intrigada, pero comparto la opión de mandrugo el final no alcanza a quedar bien claro, entiendo que ella después habla con la hija de la anciana, pero en general me gustó. Saludos golondrina
29-04-2003 Me gustó mucho la primera parte del cuento, con esa atmósfera de misterio y las precisas y bien logradas descripciones. Pero después ya todo se me hizo demasiado evidente, bajó mi atención y el final no lo entendí. Soy muy sincero en mi manera de sentir la lectura; pero tu cuento lo disfruté mucho. Saludos! mandrugo
 
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