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Hace tres meses comencé como voluntaria en el “roperito” del barrio donde vienen los vecinos a buscar la ropa que necesitan.
Una tarde, ya entrado el invierno comencé a revisar el tapado de mamá de color negro espigado con gris, que quedó olvidado. Al meter mi mano en uno de sus bolsillos hallé un papel amarillento doblado varias veces sobre si mismo. La intriga pudo más, lo desdoble, y mis ojos silenciosamente comenzaron a viajar sobre las palabras…
“Querida Celia, amiga, hermana del alma. Te escribo a la luz del último vestigio de razón. Todavía me queda un hilo de luz para hacerte saber que voy de viaje hacia el país de la penumbra.
Estoy recorriendo el valle de donde pocos han regresado, y los que vuelven llevan en ellos la impronta de ese viaje.
Aquí los días son impiadosos martillos machacando soledad; me pregunto hacia dónde se fue mi cordura ¿se fue tal vez a buscar olvido, o detrás una pena?
Estoy intentando alcanzar un lucero que no existe en este cielo oscuro de presagios. Me siento débil, cansada con el tiempo agotado. Mis ojos han dejado escapar su luz.
Cabalgo sobre locas fantasías. Mi mente intenta echar anclas en un mar turbulento con lenguas de fuego. Cruzo este valle buscando dónde encontrarme. Una extraña tormenta me sacude, me doblega.
Perdida en tiempo y espacio, compongo silencios, telarañas que atrapan las horas más hoyadas del día y vago por el filoso borde de un abismo.
Finas espadas intentan cercenar hieles encaramadas en mi pecho. Me oprimen sin piedad, quieren extraer zumo de dolor y así seguir viviendo, pero sabes, el muro esta seco.
Busco paz y descanso y un amanecer de sol, pero el tiempo usa su paleta sin matices, pinta sombras en mi mente y me pregunto, ¿qué será de mi cuando llegue el tiempo de las blancas greñas?
Tenebrosas figuras descansan en mi mente, desaliñadas oscuras .Me preocupan mis viejos anhelos, se abisman. El mundo para ayudarlos acompasa su caída girando y girando, ya no sé si mis sueños están abajo o arriba, y busco que mi voluntad les otorgue equilibrio y simetría.
Ayer todas las aves me indicaban libertad. Hoy he sabido cruelmente que existen vuelos enfermizos.
Aquí siento el frío de las horas huecas. Me matan de apoco y todos los días las horas vacías y siento que se pierde mi sangre por tantas heridas.
Podrías responderme: hacia dónde va mi yo con el silencio tomados de la mano. Por qué bordeando las orillas de una cicatriz avanzo intentando asirme a la sensatez. Por qué me voy enredando en este blanco muro y después me dejo caer en un fondo oscuro.
Tu recuerdo me traja desde ese fondo y ruego tu presencia. Cuando vengas a verme trae contigo tu recuerdo de mí para que no se quiebre tu corazón al verme. Háblame de antiguas alegrías aunque mis ojos te digan, no entiendo.
Abrázame cuando vengas, se puede abrazas el ayer cuando el presente te muestre su obra destructora.
Toma fuerte mis manos, tramíteme tu inconfundible calor. Tal vez algún día pueda regresar de este lugar y ser otra vez una bizna de esplendor y agradecerte
Tal vez, al verte ya no recuerde yo esta carta, porque voy confundida en este helado mar que se expande buscando mi razón y mi designio.
Sabes, hoy he preguntado a la mañana niña muchas cosas y ninguna ha podido contestarme. Es que ella recién comienza su camino, y yo, ya he vencido las horas de mi tarde.
Bienvenida amiga cuando arribes al valle de mis sombras. Intenta con tu paz y tu cariño rescatarme.
Te espero amiga…No tardes.
13-6-1979
Aurora Rivolssi

Mientras lo doblaba me preguntaba quién sería Aurora. Pregunté a mis compañeras del “roperito” si la conocían. Me dijeron que fue muy amiga de mamá, en los años de su juventud. Y que cierto día su familia decidió internarla en una casa de salud. Se murmuraron muchas cosas pero nadie supo el por qué. Por medio del curita del pueblo me enteré que estaba internada en un lugar para enfermos mentales en las cierras grandes….
Cuando llegué ala enfermera me acompañó hasta ella, staba sentada frente al ventanal de una interminable galería cerrada, contra la pared una infinidad de sillones de mimbre en fila que se quebraba de vez en cuando por vetustas sillas de ruedas.
Visita para ti Aurorita le anunció la mujer, mientras la acariciaba sinceramente y tomando una servilleta descartable le limpió la boca.
Tardó en darse vuelta, la sonrisa que ensayaba mi rostro me dolía, cuando vi su rostro la reconocí por una fotografía que atesoraba mamá. Aurora Rivolssi era la única y preferida hija de los gringos más ricos del pueblo. Me miró como quien mira el tiempo sin mañana. Se le humedecieron los ojos, estiró su mano enflaquecida mano, - gracias por venir-, Celia dijo, yo enmudecí, me había confundido con mi madre, por nuestro gran parecido.
Por lo bajo la enfermera me comentó, es posible que la confunda con algún familiar, hace tanto tiempo que nadie viene a verla.
Apenas me senté frente a ella tomó mis manos ¿recibiste la carta? pronunció entrecortando las palabras, tenía tanto temor que no llegara hasta ti.
Si, sí, le recibí respondí como primer impulso, me devoraba la intriga.
-Quieren que aborte -mis padres-… están locos si creen que lo voy a hacer. Dicen que es mía la culpa, me pegaron, quería saber quien era él…
De repente comenzó a llora rápidamente. Yo no quería pero me obligaron, la maldita mujer les dijo que era peligroso hacerlo, pero no les importó…me obligaron a hacerlo, no les importó mis quince años…Cómo está tu nena, me dijeron que tuviste una niña, mi madre, dice que es una vergüenza que una empleada doméstica como voz se haya casado honradamente, mientras que yo, una Rivolssi esté embarazada de un pobre peón, que jamás me dejarían casar con él…Hace tiempo que no vienes… tengo tanto que contarte… escribo siempre… siempre escribo cosas…te acuerdas de los versos que escribíamos… cuando nos preguntábamos que se hacía con la ropa de los niños que mueren al nacer. Se echo a reír nerviosamente. .. Por suerte viniste hoy, tengo este poema que escribí anoche, después de…guárdalo hasta que salgas de aquí…El vino a buscarme, mi padre lo echo, le dijo que solo muerta me podría ver, yo quise matarme… pero no pude…te juro que quise, pero no pude hacerlo…Ven más seguido a verme, extraño tanto tu compañía, extraño tu alegría, te acuerdas cuando, sin que nadie lo supiera, nos cambiábamos la ropa y jugábamos a que yo era tú, y tú eras yo…Le dije a él que era la empleada doméstica de la casa grande, usé tu nombre…perdóname. Vas a venir otra vez pregunto lastimosamente, hace tanto que no hablamos del ayer, es tan grato recordar contigo Celia…. amiga mía.
Su rostro fue mudándose a las penumbras de su mente, le fue moldeando el rostro en nerviosos gestos.
Puso en mi mano un trozo de papel de estraza, manoseado y muy arrugado luego se quedó mirando el ventanal. Un fuerte impulso por llorar me atrapó. Me levanté de la silla, ella ni se inmutó, salí del lugar, lentamente, arrastrando la amargura. Ahora descubro que el viaje mensual que mamá realizaba a Alta Gracia, según ella, a la gruta de la virgen, no era para eso venía a visitar a Aurora.
Al llegar a casa busque aquella foto, eran hermosas las dos, mamá y Aurora, llenas de vida, limpias en las tres dimensiones de su ser.
Abrí el papel y leí…
TRAJES DE LUNAS

Duermen tus trajes de lunas.
Espumas inmaculadas.
Duerme tu eternidad su sueño
entre ángeles de guardia.
Lloro y lloran los muros
de mi deshabitada casa.
Ayer estaban en ella
danzando entre sus aguas.
Un río rojo que corre
me dejó en las manos nada.
No hay boca para mi río
de agua anacarada.
Es este amor que te ama
quien me prohíbe olvidarte.
Es el olvido quien dice
que no tengo que pensarte.
Pero cómo puede uno
partirse en una parte.

Cada día en mis oraciones ruego por sus almas, la de mamá, Aurora y el alma de aquella maternidad interrumpida.
Coloqué sobre la mesa donde reposas mis afectos la foto de ellas, sentadas entre trigales, sonriéndole a la vida, en ese tiempo ni siquiera se imaginaban que venía cargada con opacas flores.
Mamá me enseño a no cuestionar la vida, siempre me animó a estar preparada en fe para recibirla, después de todo, decía ella, “puede la vasija murmurar contra el alfarero cuando éste ha puesto en ella algo de su vida”.


Texto agregado el 28-08-2010, y leído por 105 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
28-08-2010 qué nostálgico este relato. Me ha gustado mucho, además, también soy Celia, jeje. celiaalviarez
 
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