TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / nemesis / C.C.M (El Vacio)

[C:461]

Conversaciones Conmigo Mismo
(El Vacío)

He perdido la soga. La dejé en cualquier parte y en cualquier parte desapareció. No estoy alarmado, no es este motivo para estarlo, aún así esta circunstancia me limita. No asumo culpables, no lo he hecho yo y claramente estoy solo, ¿quién se la ha llevado?, no importa, no tengo con quien compadecerme, no hay quien me recuerde el hecho, consecuentemente, será fácil olvidarlo. Aún así existe algo que he tardado poco en detectar. No lo he logrado identificar, pero sé que existe y sé también dónde se ubica. Está dentro de mí, entre mis deseos y mi voluntad. No sé qué es, pero se está expandiendo. Crece. Desmesuradamente, de hecho. Ocupa tanto espacio que limita aún más mis movimientos, pero con un perjuicio en particular, entorpece los internos, dificulta mis introspecciones. Me es imposible decidir en que pensar, mi voluntad se encuentra acuñada entre las formas de esta cosa, cosa muy molesta por demás.

Diálogo número uno:

- Hablá.
- ¿Quién, yo?
- Sí.
- No.
- ¿No qué?
- No hablo.
- ¿Por qué?
- No quiero.
- ¿Por qué no querés?
- No hay nada que decir.
- Bueno pues, no hablés
- Listo no hablo.

He decidido soñar, así será otra parte de mí la encargada de decidir en que pensar. Legaré esa responsabilidad, la de decidir en que pensar. Digo que la daré porque por lo menos así la regalaré antes de perderla, será una ofrenda, no una perdida. No perderé, es importante que yo mismo lo sepa, no seré un perdedor, sólo generoso, muy generoso.

Diálogo número dos:

- Sos tan poco que podés cualquier cosa por el mismo hecho de pasar desapercibido.
- ¿Por qué dices que soy tan poco?
- Sos un hombre sin deseo.
- ¿Deseo de qué clase?
- De pensamiento.
- Estás errado.
- ¿Por qué?
- Deseo pensar, de veras lo deseo.
- Podés tener razón, pero no se nota que es lo mismo.
- Pero lo deseo ¡maldita sea! lo deseo.
- Pero no podés.
- Por Dios...
- No basta con desear.
- Me duele.
- Estás derrotado.
- ¿Se nota?
- Claro, claro que se nota...

La incompetencia de la protección de mi misma angustia me ha ahuecado nuevamente. Me siento agusanado, hasta puedo sentir las larvas moverse entre mi carne, devorarme poco a poco, alivianándome, dejando sólo mi piel para que esta se seque cuando ya nada contenga. Escucho como susurran para si mismas, entre ellas, aveces hasta creo que se dirigen a mí, no entiendo lo que dicen, no conozco su lenguaje, pero sé que me consuelan, que se liberan de toda culpa, creen que yo las puse ahí y que es su deber continuar con su depredación a costa de su propia vida. Cada mordisco es el primero y el último, pero son tantas y se reproducen tan rápido que cada muerte se ve correspondida con dos nuevos alumbramientos. No moriré solo, esto no me consuela. A veces, cuando el dolor es insoportable, intento comprimir mis músculos, para extirpar la plaga, para no morir vacío, pero incuban en el hueso, en la misma médula, justo donde me es imposible llegar. Soy paciente y aguardo el desenlace de todo esto. Vacío y más vacío, eso es lo que me espera.

Diálogo número tres:

- ¿Hace cuánto que no te visitás a vos mismo?
- Hace bastante.
- ¿Bastante es cuánto?
- Bastante es bastante.
- Quiero una cifra.
- He perdido la habilidad de cuantificar.
- Cualifica entonces.
- ¿Qué cualifico?
- Las razones por las que no lo has hecho.
- He perdido la memoria.
- Buscála.
- No tiene sentido, nunca lo lograría.
- Hay soluciones para eso.
- ¿Cuáles?
- Introspección.
- Imposible.
- ¿Por qué?
- No tengo nada dentro.
- ¿Ahhh?
- Estoy vacío
- ¿Completamente?
- No todavía, pero lo poco que queda es incomprensible.
- ¿Podés detenerlo?
- No creo
- ¿Querés hacerlo?
- No sé, no sé...

Las razones de la desesperanza no se pueden reducir a asemejarla con la indiferencia. La displicencia es mucho más gaseosa, es una teoría que aún no se ha completado y de la que se sospechan sus inicios, ¿nació? no se puede asegurar, pero asumiendo que nunca lo hizo presumo que no existe, entonces, no me preocupo por ella. Pero la desesperanza, la opción de resignarse sin poder resistirse a ello, es un artefacto emocional que no pasa de ser obtuso para efectos de su exégesis, pero tan aguda al penetrar la piel que su misma simpleza la hace insoportable. Ahora sé que la desesperanza ha sido quien a puesto los embriones por mí, pasando yo de verdugo a víctima y alimentando los anélidos que me taladran con mi propia impotencia. Soy el gestor de mi ocaso, y el abatimiento el utensilio con el que cabo hondo para que me invada el vacío. Suprimir. Creo que ese es el término.

Diálogo número cuatro:

- Estoy haciendo implosión.
- ¿De adentro para dentro?
- De mí para mí...
- Te estás vaciando...
- ¡No quiero!
- Te estas diluyendo...
- ¡Me resisto!
- Gota a gota, tejido a tejido, átomo a átomo...
- ¡No es posible!
- Lo es...
- ¡No!
- Te está pasando...
- ¡No quiero escucharlo!
- A vos, sólo a vos...
- ¡Ahhh!
- Te duele...
- ¡Oh sí! ¡Cómo duele!
- Ya no lo soportás...
- ¡Te estás vaciando!
- ¡Trápala!
- ¡Te estás muriendo!
- ¡Mentira!
- ¡Sí! ¡Te estás muriendo!
- ¡Calláte!
- ¡Sucio y vacío!
- ¡Nooo!
- ¡sucio y vacío como un perro!
- ¡Calláte!
- Está bien, me callo...
- ...
- Pero aún así te estás muriendo.

Ahora veo los gusanos. Algunos, inclusive, emergen de mi cuerpo por las corneas, cauterizando la herida con una baba que exhalan del trasero para asegurarse que yo pueda seguir viendo mi ruina. Al salir mueren, mueren en nombre de mi muerte, y yo, yo muero, muero en nombre de la suya, para que esta no sea vana, la muerte que se paga con muerte, como una fatalidad reciproca.

Diálogo número cinco:
- ¿Hay alguien hay?
- ...
- ¿Hay alguien hay dentro?
- ...
- ¿Hola?...

¡Oh! Como me llena esto que no siento y como siento esto que no me llena. ¡Cómo estallan las astillas para perforarme! ¡la fuerza del taladro! ¡La broca que me agujerea! Dejando tantos rotos que contengo más aire que materia ¡El vacío! Dejándome tan, pero tan vacío, vacío, vacío, irremediablemente vacío.

Texto agregado el 09-09-2002, y leído por 563 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
02-10-2002 ufff!!! muy muy bueno. emile
10-09-2002 Muy vertiginoso, me encanta la velocidad del relato, el; cambio de volocidades. muy, muy bueno. banano
09-09-2002 Desgarrador. el índice de un poeta maldito, prosa visceral. sin palabras. amado
09-09-2002 Desolador por su veracidad. Creo que has sabido describir la sensación de vacío con la angustía del que lo sufre. Felicidades BERTA
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]