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Inicio / Cuenteros Locales / princesadepapel / UNA SIMPLE MORTAL

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- Me gusta como escribes...¡Cuéntame una historia!

- ...(suspiro)... te contaré una

- tendrá duendes?
o brujas?
¡ya sé!, será de princesas...

- mmm...me temo que no, esta es la historia de una simple mortal

- una mortal dices?

- así es, una simple mortal, una entre muchas, una chica normal que ahora vive sin vivir...

- me asustas, pero quiero que me la cuentes...

Era un día normal, uno de todos sus días, en medio de los compromisos, pensamientos, trabajos y carreras de su rutina; caminaba hacia su casa y mientras lo hacía se encontró con un extraño desconosido, su aspecto le parecía irrelevante, mas su conversación era agradable...

Y sucedió que emperazón a conversar, y cada día se hacían más cercanos, él le decía palabras dulces que fueron construyendo en ella una imagen, un espacio, un lugar propio que irradiaba luz y pequeñas gotas de algo que le parecía felicidad

Poco a poco y de manera inexplicable fue permitiendo que aquel extraño se conviritiera en parte de sí y tomará poseción de su corazón, lo que no sabía era que no se trataba de un ser normal, ni siquiera d eun humano... sin darse cuenta estaba compartiendo sus días con un monstruo...

- dijiste que no habría monstruos!!

- yo también pensé que no los habría...

- entonces tú eres la chica?

---- silencio-----

- ...(suspiro)... después de algunas semanas aquella chica empezó a notar cosas anormales, de repente los lugares, imagenes y espacios que había creado estaban cambiando inexplicablemente, las paredes se convirtieron poco a poco en un laberinto y entonces se asustó mucho y empezó a implorarle a aquel extraño que la rescatara de allí, puesto que él le había prometido que sería parte de su vida también.

Pero el extraño empezó entonces a deformar su rostro, sus palabras que antes habían sido dulces se convirtieron en frases grotescas, insensibles acompañadas por dardos venenosos que se disparaban de su boca cada vez que hablaba:

¿Cees que alguna vez me importaste?...eres patética, de todos los mortales no encontraría alguien más estúpido, por eso te escogí a tí, eres perfecta, aún crees en las buenas intenciones... no sabes cómo me río de tí...ya tengo lo que quería, ya me entregaste tu alma, ahora busca tu salida...yo estaré ocupado atrapando a mi nueva víctima...

Lloró, lloró muchisimo, y su corazón se partió en mil pedazos, su cuerpo quedó cubierto de heridas y éstas impregnadas por el veneno mortal de las palabras que escuchaba, su alma se desangraba lentamente mientras el cruel monstruo absorvía sus pocas ganas de vivir, los días pasaban y por más que recorría desesperadamente los pasillos de aquel laberinto la salida no aparecía.

Mientras tanto el monstruo seguía deambulando por el mundo, buscando almas inocentes, de esas que conservan la sinceridad y la ternura en su corazón para seguir haciendo sacrificios para si mismo y así aumentar su poder.

Noche tras noche regresaba al laberinto para continuar envenenando el corazón de su víctima, y ella a pesar de su inmenso dolor, de su desesperación y deseo de libertad, de su corazón hecho pedazos, seguía amandole con cada pedacito...

Sucedió entonces que después de algunos días la chica se había desangrado totalmente, su cuerpo de había desgastado y de su alma ya no quedaba nada, el infame monstruo creía poseer la victoria, pero la chica seguía viva y deambulaba por el laberinto cada día...

El monstruo no sabía que era precisamente el amor por él lo que la mantenía viva y era lógico, pues los monstruos no saben de amor... los monstruos son "monstruos" y jamás piensan en el dolor de sus víctimas y esta historia no podía ser la excepción.

Furioso por no lograr matarla la bombardeaba cada noche con sus dardos venenosos, le repetía una y mil veces lo poco que le importaba, lo insignificante que era para él, lo estúpida que le consideraba al amarle de tal manera...finalmente le preguntó: ¿Por qué sigues viva? ¡Por qué no te mueres de una vez por todas?... ella le respondió: ¡Son las heridas que tú me has causado las que me han hecho inmortal!

Pero el monstruo no quería perder, todos los monstruos son así, jamás aceptan su derrota, así que decidió cerrar para siempre el laberinto de modo que aquella chica que ahora era inmortal vagaría eternamente en su laberinto amando a un monstruo sin alma que irrumpio en uno de sus días rutinarios y cambió su vida para siempre...

- que cruel!!...es horrible...pero, entonces si eres la chica?

- No... ¡El monstruo!....

Texto agregado el 24-07-2010, y leído por 133 visitantes. (2 votos)


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