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Era como estar entre las nubes. El tipo lo había logrado: había convertido el mejor gol en toda la historia del fútbol. Y más importante aun, en una final, de atrás y con tres jugadores menos.
¿Qué más podía pedir?
El partido no había resultado nada fácil, por el contrario.
Al comienzo, en frío, recibió un golpe casi criminal en la rodilla, que lo obligó a salir de la cancha varios minutos para recuperarse. ¡Y el árbitro ni siquiera cobró la falta!
Ese era apenas el comienzo.
Por faltas mucho menores, son expulsados dos de sus compañeros.
Y luego otro golpe tremendo deja a su equipo con ocho, ya que había efectuado los tres cambios.
Es en este momento, cuando apenas restaban diez minutos, donde les convierten un gol, producto de un penal mal cobrado.
Todo estaba en su contra.
No se sabe de dónde, el tipo sacó fuerzas y avanzó solitario desde la mitad de la cancha, y al ingresar al área rival, increíblemente el árbitro esta vez sí cobra la falta. Penal.
Se sabía que el juez no tenía la categoría necesaria para este tipo de partidos, y además se comentaba que había sido "persuadido" muy gentilmente por los locales, país con gran tradición y peso económico en el espectro mundial.
Pero en este caso no tuvo opción: lo cruzaron tres rivales simultáneamente.
Uno tomándolo de la camiseta, y los otros dos golpeándolo.
Uno de ellos con un codazo en la cabeza, y el otro en la misma rodilla que tenía sentida desde el comienzo.
El dolor fue tremendo, a tal punto que sintió desmayarse.
Pero mientras apretaba los dientes, logró escuchar cómo el estadio enmudecía.
Sólo distinguía las voces de sus compañeros gritando el gol.
¡Habían empatado! ¡Lo habían logrado!
En un instante que le pareció eterno, sólo pensó en recuperarse para volver al terreno y colaborar con su equipo para conseguir la hazaña.
De un empujón, se quita al kinesiólogo de encima, corre hacia el cuarto árbitro y le pide para entrar.
El juez lo ve, y da permiso.
El tipo corre desesperado hacia el área rival para intentar rematar este último tiro de esquina, a segundos del final.
Se desmarca, la cambia de pierna, y... GOOOOOOOOOOLLLLLL!!!
Era un milagro, una locura.
El juez pita, y el tipo, extenuado pero radiante, se desploma.

- Doctor, está despertando.
- ¿Dónde estoy?
- Tranquilo amigo, todo está bien, no intente levantarse.
- ¿Pero qué pasó? No recuerdo nada desde que finalizó el partido...

Y una sonrisa surgió en su rostro. Sólo de recordarlo su dolor se desvanecía.

- Tranquilo campeón, lo lograron. A un costo tremendo, pero lo consiguieron.
- Todavía no puedo creerlo. ¡Campeones del mundo! Y por si fuera poco, soy yo el que lo define.
- En cierta forma sí: ese penal que le cometieron fue decisivo. Marcó el camino a la victoria.
- Me refería al segundo, al definitivo, en el último instante.

El doctor levanta sus cejas asombrado, luego arruga su frente, como intentando entender algo incomprensible.

- Amigo: el segundo gol no lo convirtió Ud. Lo hizo su compañero de delantera...
- ¿Cómo? No, no, no... lo recuerdo bien, el remate, el gol... fui yo...

Esbozando una leve sonrisa tolerante y compasiva, el doctor le explica:

- Ud. no pudo convertirlo porque estaba en coma. Cuando le cometieron el penal, Ud. cayó inconsciente y fue trasladado inmediatamente aquí.
- Pero... yo lo vi! Yo estaba ahí... yo rematé... yo escuché los gritos...
- Amigo: luego que le cometieron el penal, Ud. fue trasladado de urgencia a este hospital. De eso hace ya tres días, y le aseguro que nos alegramos muchísimo de su recuperación. Un coma es algo impredecible, de haber pasado unos días más, sus posibilidades de recuperarse hubieran sido muy pocas...
Evidentemente, su cerebro siguió funcionando de alguna forma, y lo hizo sentir que seguía jugando y convertía.

El tipo quedó estupefacto. Recordaba tan vívidamente el tiro esquinado, el gol...
Luego de unos segundos, no tuvo más remedio que admitir que todo había sido un sueño, y con una sonrisa, le comenta al doctor:

- ¿Sabe algo? Por lo menos en mis sueños, yo definí un mundial. Y aunque lo haya soñado, el dolor que siento en mi rodilla es terrible, como si todo hubiera sido real.
- Pues... algo sí fue real...
- ¿Qué pasó? ¿Rótula, meniscos? ¿Podré volver a jugar?
- Tranquilo amigo. No piense en eso ahora. Lo importante es que ya despertó y está fuera de peligro. Ahora sólo piense en recuperarse.
- Pero doctor, es importante para mí. ¿Es el fin de mi carrera?
- Lamentablemente sí...
- ¿Tan grave es la lesión? ¿Con tantos avances tecnológicos no me pueden operar o recuperar de alguna forma?
- Amigo, lo lamento pero no. Quizás pueda Ud. volver a caminar. Se han hecho grandes progresos en el campo de las prótesis, principalmente en amputaciones por encima de la rodilla, y...

Texto agregado el 13-06-2010, y leído por 142 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
03-11-2011 que final de la puta madre. Te sobró el final o qué? Newen
18-10-2011 Simplemente,mne encantó. Es diferente y no menos bello****** Victoria 6236013
 
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