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Inicio / Cuenteros Locales / sENORAOSA / EL HOMBRE DEL SACO.

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En el pueblo todos le tomaban por loco. Era un hombre normal y corriente que un día dejo todo para internarse en el bosque. Se construyó una cabaña y pasaba el día recorriendo el monte. Llevaba siempre consigo un saco en el que echaba las semillas que los árboles le iban regalando. Les hablaba, las pedía y estos le ofrecían las mejores, las más fértiles. Pasaron años en los que lleno sacos y sacos de semillas. Apenas hablaba, cuando alguien le preguntaba la razón de su aislamiento y de su tarea contestaba que solo deseaba dejar huella, un buen legado. La gente se reía, le llamaban “el hombre del saco”, decían que vaya huella iba a dejar alguien que lo único que hacía era recoger semillas y meterlas en un saco. Un buen día cogió los sacos, preparo un hatillo con sus cuatro pertenencias y nadie volvió a saber de él. Fue hasta una aldea en la que nada crecía, solo había un puñado de casas, el agua era escasa y la vida pobre. Ocupo una casa vacía y cada mañana se iba a una colina desierta, llevaba consigo uno de los sacos, una azada y un cántaro que perdía agua. Aquí también se burlaban de él; -todo el día haciendo agujeros y sembrando algo en este terreno en el que solo crecen piedras y encima paseando con un cántaro que pierde agua. Paso el otoño y el invierno, el hombre siguió trabajando sin descanso. Llegó la primavera y sucedió algo maravilloso, por donde el hombre había pasado aparecieron manchas verdes, brotes de robles, castaños, pinos empezaron a nacer en la colina. Los fue protegiendo con pequeños círculos de piedras, mientras paseaba con su tinaja y sembraba nuevos árboles. La gente se fue dando cuenta de lo que pasaba y dejaron de burlarse. Los niños se acercaban, querían saber de los árboles, cómo iban a ser, hasta donde crecerían, de que tono serán sus hojas y cuales sus frutos. Se pusieron a sembrar . Unos portaban tinajas, otros una cacerola o cualquier cacharro al que agujereaban y paseaban juntos. Paso el tiempo, se hizo viejo, recorría despacio la colina, los árboles despuntaban, alguno daba sombra. En el pueblo llovía, los árboles atraían las nubes, llegaron las abejas y polinizaban las flores, luego las aves y pequeños mamíferos; él lo contemplaba y estaba feliz. Un día le encontraron reposando en uno de sus árboles. Parecía dormido, pero ya no despertó. Muchos años después llegó alguien al pueblo, venía de lejos, siguiendo la huella de su antepasado. Quería saber si aquello que le habían contado era verdad. Pregunto por su tatarabuelo, Juan Salvador y nadie supo de él. Después les habló de alguien que siempre portaba un saco de semillas y todos supieron de quién se trataba. Le llevaron hasta la colina que ahora era un frondoso bosque, el más grande de toda la región. En el que corrían fuentes y manaban arroyos, el pueblo era próspero y todos cuidaban del monte. Le fueron enseñando todas las especies que ahí crecían, había bosquecillos de abetos, cedros, robles, castaños… Cada familia se ocupaba de cuidar un grupo de ellos, siempre que nacía un niño se plantaba un árbol. Ambos crecían juntos y los chicos se ocupaban de su árbol. Familias enteras se reunían a su alrededor, generaciones de árboles y humanos crecían juntos. Le contaron como era antes está colina, un páramo donde nada crecía. Fueron a la encina: - Aquí está tu antepasado. Mira a tu alrededor, todo lo que ven tus ojos es su legado. Junto a la encina crecía un rosal silvestre cuajado de flores, varios niños jugaban a su alrededor. Sobre una rama estaba el viejo cántaro lleno de agujeros y unas botas desgastadas. El joven abrazo al árbol y lloro.






Gracia Galán
Abril 2009

Texto agregado el 27-05-2010, y leído por 2014 visitantes. (7 votos)


Lectores Opinan
22-03-2014 ***** vaerjuma
05-03-2012 Que buen relato, me fascinó. Esa capacidad de crear un ambiente que apareció en mi mente mientras lo leía. Lo disfruté mucho, gracias! sherlock08
07-07-2011 Muy recomnedable para los niños. Hacer conciencia sobre lo precario del planeta desde la primera infancia. Muy bueno raladiv
25-11-2010 Un hermoso texto, ahora como esta el mundo realmente urge hombres como el que describes. Tienes mis***** palujo
31-08-2010 Que haya más hombres del saco ,para que nuestro planeta se salve. HERMOSO. pantera1
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