En este frío invierno, desde mi ventana veo miles de gotas de lluvia que caen lentamente una tras otra empañando los vidrios. Siento frío, una bufanda sobre mi cuello abriga mi garganta y una taza de té me espera sobre la mesa, tal vez es la única manera de acompañar a mi soledad y esta nostalgia. Yo no sé por qué siento nostalgia cada vez que llega el invierno, es como si regresaran a mi los fantasmas del pasado, es como si caminaran muy de cerca siguiendo mis pasos riéndose de lo que fue y ahora no es.
Busco una hoja de papel y me encuentro con una carta que me revive sentimientos de amor por alguien a quien creí haber olvidado, también encuentro mi vieja agenda donde estan escritas en cada una de sus hojas el diario de mi vida.
Cuánto desearía poder reírme de aquellos fantasmas, de esas sombras oscuras que a veces quisieran oscurecer mi alma, quisiera gritarles a los cuatro vientos que ya nos los quiero junto a mi, aunque las lágrimas hagan su aparición sobre mis mejillas a veces pálidas. Por instantes cierro mis ojos, dejo palpitar mi corazón, escucho sus latidos suavemente, me emociona sentir que sigo viva aunque a veces sueñe despierta; si no sueño sentiré que dejo de vivir y que mi corazón sigue lleno de dudas y de miedos.
Mis ojos permanecen cerrados mientras sonrío y cuando despierto; veo como se acerca la primavera entonces empiezo a recoger flores en mi jardín, riéndome a carcajadas porque siento que el invierno ya cesó; en mi vida y en mi corazón.